"Tres golpes en la ventana": un libro para cicatrizar las heridas de los 70
Edgardo Esteban, autor de “Iluminados por el fuego” y director del Museo Malvinas, recuerda en su nueva novela el asesinato de su padre, militante peronista, en 1972. A través de una historia autobiográfica, reflexiona sobre una época en la cual se abrieron contradicciones y grietas que se prolongan hasta hoy.
Gentileza del autor Edgardo Esteban aseguró que escribir su nuevo libro era una asignatura pendiente .
Joaquín, hijo de un anarquista español y militante peronista, anhelaba hacia mediados de 1972 el retorno del líder político exiliado en Madrid. Pero, a partir de la acusación de una volanteada difamatoria, terminó ejecutado en su casa delante de sus hijos y su esposa. Medio siglo después, su hijo Edgardo Esteban intenta de reconstruir esos hechos en la novela “Tres golpes en la ventana”. Y expone, desde ese registro autobiográfico, los dramas que caracterizaron parte de la historia reciente de la Argentina. Edgardo, periodista, ex combatiente de Malvinas, autor de “Iluminados por el fuego” y actualmente director del Museo que lleva el nombre de las Islas donde peleó, recorre momentos significativos de su vida que tienen como marco circunstancias que marcaron a un país entero. En una charla telefónica con este medio, contó pormenores de la creación de un texto que se mete de lleno en la vida cotidiana y política de los años ‘70.
-Aunque lo hacés desde un lugar autobiográfico, volvés la mirada sobre una época de la historia argentina cuyas heridas siguen muy abiertas en el presente. ¿Cómo fue ese proceso?
-El libro me llevó tanto tiempo como “Iluminados por el fuego”, en la construcción desde lo personal. Fue tratar de ver esa parte de la historia de mi infancia que era una asignatura pendiente, el asesinato de mi padre en mi casa, adelante de mis hermanos y mi mamá. Para mí fue importante ver la transversalidad que tiene la historia. En la tapa del libro está mi abuelo, un anarquista que se tuvo que ir de España perseguido por la Semana Trágica de Barcelona. Se fue a Argelia y luego vino a la Argentina. Se instaló en Córdoba, después en San Francisco del Montes de Oro en la provincia de San Luis, donde fue minero. Cuando muere, la familia decide viajar a Buenos Aires y se instala en Haedo con la esperanza que abrió Perón. Pero llegaron en 1954, en el ocaso del peronismo. Poco después comienza el proceso de la resistencia. La tragedia que está contada en el libro se inscribe en los tiempos posteriores a la Revolución Cubana, el Cordobazo y el Mayo Francés. Todo ese fervor de los jóvenes que de alguna forma arrastró también a Joaquín, quien instaló su propia unidad básica y empezó a construir un camino de militancia que marcó disidencias con la ortodoxia del peronismo. Por esa rebeldía lo fueron a apretar y eso le costó la vida. La tragedia marcó de alguna manera el desarrollo de la historia argentina, porque siguió cuando en 1996 le pusieron a una calle el nombre del asesino de mi padre, durante el menemismo. Todos esos matices aparecen en el libro, porque en definitiva el asesino de mi papá está desaparecido. Y cuando fuimos a acompañar a Luis Bruschtein por las cenizas de su madre, mi hijo menor buscando el nombre de su abuelo encontró el nombre del asesino en el Parque de la Memoria. Estas contradicciones y estas grietas que hoy vivimos y tenemos son parte de esa historia que se sigue proyectando y prolongando en el tiempo. El libro, desde la mirada inocente y humana de un chico, narra la violencia no solo política sino también cotidiana, que marca el presente de una Argentina que tiene asignaturas pendientes en relación a estos temas.
Gentileza del autor Joaquín en 1972.
Joaquín en 1972.Foto: Gentileza del autor
-En cierto modo, la Historia se refleja en esa historia pequeña familiar.
-Es una historia que refleja y multiplica por cientos lo que fue esa esperanza del peronismo en aquellos días y también lo que fue el peronismo. Desde esa historia familiar, se narra lo que era cotidiano en Argentina. La esperanza que había en la Argentina, que se remarca en ese mayo en que muere mi padre, cuando se aguardaba el retorno de Perón, que se concreta en junio de 1973.
Desarmar una pared
-¿Cómo fue la reconstrucción de esos personajes tan cercanos, pero mirados 50 años después?
-Estuve seis horas con mi madre y en una larga charla me contó muchas cosas. Es el único personaje que aparece en el libro, por momentos, en primera persona. También hablé con los hermanos de mi padre, con mis hermanos, con dirigentes políticos. Fue tratar de ponerme en ese contexto a partir de sus relatos y de lo que fui recordando. Fui desarmando una pared que tenía escondida. A veces pienso que la Guerra de Malvinas tapó todo en mi vida. Y tenía la necesidad de contar otra historia, desde otro lugar. Así apareció este libro.
Gentileza del autor Rubí y Lalo personajes que aparecen en el libro en 1965.
Rubí y Lalo personajes que aparecen en el libro en 1965.Foto: Gentileza del autor
-Esa metáfora de la pared es interesante.
-Sabía que había una asignatura pendiente. No me había fijado nunca en esa tragedia familiar porque era muy fuerte lo que había vivido en Malvinas. Me di cuenta que, en lo familiar, poco se había hablado del hecho. Los asesinos estuvieron prófugos siempre, mis tíos se tuvieron que ir de Buenos Aires. Después llegó la dictadura y también tapó todo eso. Pero todo “está guardado en la memoria”, como dice León Gieco. “Espina de la vida y de la historia”. Saqué esas espinas y encontré un mundo que está expresado en “Tres golpes en la ventana”.
-Pienso que el libro puede servir también como una suerte de iluminación para gente que tal vez vivió también la violencia de esos tiempos traumáticos y tiene esa espina.
-Es un libro lleno de ternura, soledad, violencia, amor y contradicciones. Es también, por momentos, divertido. Los que tengan de 50 años para arriba se van a sentir muy identificados con los códigos: escaparse del colegio para ir a ver las películas de la “Coca” Sarli, ir a cines prohibidos y fingir otra edad para poder entrar, vivir aventuras en el potrero. El libro cuenta también la historia de unos pibes de barrio. Todo ese mundo está. Es un lugar con el que muchos se pueden sentir identificados.
-A través de tus libros y guiones reflejaste tiempos políticos de la Argentina que viviste en carne propia, los ‘70 y los ‘80. ¿Escribirías sobre otros momentos históricos que también te tocó atravesar?
-Mi próximo libro será sobre periodismo, profesión que empecé a ejercer en 1983. Entré a trabajar en Radio del Plata cuando asumió Alfonsín y quiero hacer un libro sobre todo ese proceso. Son 38 años de mi carrera hasta que llegué al Museo de Malvinas. Es un gran desafío, que incluye cobertura de muchos hechos. Creo que puede ser un aporte para los estudiantes de periodismo.