Lollapalooza 2025: fin de fiesta junto a la chica del momento
Olivia Rodrigo hizo explotar la última jornada del festival, en la que Tan Biónica tuvo un cierre de ciclo, y Nathy Peluso desplegó la energía de su Grasa Tour. El estadounidense Benson Boone, la noruega Girl in Red, la española Marina Reche, la argentina Chita, el chileno Francisco Victoria y los venezolanos Lara Project fueron algunos de los animadores de la fiesta, que cerró a pura electrónica con los australianos de Rüfüs Du Sol.
Olivia Rodrigo hizo cantar y aullar a miles de jovencitas, con cancioens como “Drivers license”, “Teenage dream” o “Deja vu” . Foto: Gentileza Juan BB
La tercera jornada del festival anual celebrado en el Hipódromo de San Isidro comenzó bajo un cielo encapotado. Laura Ferreira, bajo el nombre Estratósfera, fue la encargada de la apertura. Su propuesta es ella sola acompañada por pistas electrónicas, tocando la guíen algunos temas. De estola de piel y pollera con tutú, abordó una versión de “Mañana en el Abasto” de Sumo, con su voz entre vaporosa y oscura. Interpretó “Pop Time”, tema que hizo junto a Taichu: “No pudo venir, le mandamos un saludo”, afirmó, por lo que salió grabada en la secuencia.
Chico y chica sobre el escenario hicieron un acting para “llamar a otra reina”. La chica llamó por teléfono y luego le cambió las zapatillas de baile por tacos con plataforma a una Estratósfera recostada. La productora y cantante Qiri (de culotte y banda de reina de belleza) se ubicó en la bandeja de DJ, para luego compartir el escenario como el dúo EQ: pasaron así “Putita Boutique” (que compartieron con Taichu, de nuevo virtualmente), “Boytoy”, la reciente “B.S.A.S. (Si alguna vez te sentís sola de noche)” y el cierre fue con “EQtamine” a puro descontrol, con Laura sacudiendo su Fender Jaguar, y dejando un mensaje en la pantalla: "La pista está llena, no hay lugar para el fascismo".
El rosarino Lisandro Ruiz Díaz, alias Lichi primereó en el Alternative, antes de que salga Lara Project, el dúo de hermanos venezolanos Manuel y Félix Lara, que han sido productores y compositores para otros artistas latinos y ahora muestran lo suyo. En vivo Manuel va a la batería (acá con camiseta de Messi, el primero en ponérsela en el festival) y Félix a la voz, caminando el escenario como frontman, acompañando con pistas obviamente producidas en su estudio.
En el final, Félix se le animó a la pasarela, bajo una lluvia que se había puesto torrencial (terminó en cuero, dado lo mojado de la remera. Finalizó parado en la valla, rodeado del público que desafiaba el aguacero, tirándose en mosh sobre ellos.
Félix Lara de Lara Project, desafiando el chaparrón de la tarde (al fondo su hermano Manuel en la batería). Foto: Gentileza Alive Coverage
Cruzando la cordillera
El chileno Federico Victoria vino a traer su propuesta, y a compartir escenario con amigas. Invitó a Juliana Gattas de Miranda! a compartir “Querida ven” (que grabaron juntos) y la pasarela, bajo un cielo menos castigador.
Francisco Victoria convocó a Juliana Gattas de Miranda! a compartir “Querida ven”, el tema que grabaron juntos. Foto: Gentileza Agustín Duserre
“¿Cómo están, mis querides trasandines? Yo feliz de estar en el Lollapalooza, con ustedes, con la lluvia”, dijo el visitante. Convocó a Chechi de Marcos (corista de Conociendo Rusia) a sumarse en “Te lo pido por favor" (que grabara con Francisca Valenzuela)
Ganó intensidad en “¿Cómo pude perdonarte?” Y se fue a un beat electro para “Te quiero tanto” (con Akriila saliendo desde la secuencia). “Nos vemos pronto, más de lo que ustedes creen”. Se empezó a despedir con “Todo lo que tengo”, presentando a sus músicos: Daniela Riquleme (batería) y Raúl Abarca (guitarra y dirección musical); cerrando con “Marinos”, con Abarca al frente para un mini solo (otro fan de la Jaguar).
Lollapalooza 2025: Francisca Gil, más conocida como Chita, mostró su crecimiento como cantante y performer escénica, de la mano de las canciones de “Atelier”, su último álbum. Foto: Gentileza Alive Coverage
Evolución artística
La argentinidad volvió con BB Asul en el Alternative, pero la convocante era Chita en el Flow Stage. Francisca Gil paseó y contoneó su escultural figura en lencería negra por el ancho del escenario (desafío para el director de cámara: elegir entre la intensidad de su rostro, o poncharla de cuerpo entero) secundada por su eficiente banda y un grupo de bailarinas a tono en algunos temas.
Abrió con “Lo que hace conmigo” y “Lo que quieras”. “Buenas tardes, yo soy Chita y esto dice así: “Dwele”, demostrando que ha crecido como cantante y como performer escénica, como también mostró en “Aguja” y “No hay manera”. “Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé”, de “Cambalache”, fue cita que abre “Babi boi”, canción que hizo con el español Cruz Cafuné.
“Piel”, balada R&B, permitió mostrar destacada expresividad vocal, vestida en sintes setentosos. La tónica siguió en “Sola”, con una solo de guitarra; y algo de flamenco en la estructura.
Tuvo su “Olé olé” consagratorio, antes de los colores urbanos de “Nada más que hablar” (con Neo Pistea desde un video)-y “No fue” (Ca7riel saliendo por audio). “Gracias por quedarse abajo de la lluvia” (ya había parado a esa altura). Quiero cantarles la canción que le dio nombre a mi último álbum”, se trató de “Atelier”. Volvieron las bailarinas para el final uptempo con “Tal vez”, “Mi decisión” y “Maldito mío”, en el cierre del set.
Lollapalooza 2025: La española Marina Reche aportó sus canciones de pop romántico en el atardecer. Foto: Gentileza Juan BB
La amiga española
La simpática española Marina Reche (una mezcla de Justina Bustos con una Trilliza de Oro) dio continuidad a la tarde en el Samsung Stage, de vestidito verde y botas marrones, escoltada por un trío de teclado, guitarra y batería. “Está haciendo una tarde maravillosa, una energía maravillosa. Ahora vamos con Vida en el campo”, una canción de desamor algo festiva.
“Esta fue la primera canción que escribí: ‘13 +1’, contó. Una balada que arranca a piano y voz, y crece en banda completa. “En Buenos Aires estuve un par de veces; y aparte de enamorarme de la ciudad, me enamoré aquí. Así que hice una canción llamada ‘Buenos Aires’”, a pura guitarra acústica. Anunció “870”, en el marco del pasaje intimista (aunque con coros pisteados)
Destacó que hubo “una pedida de mano” y que dijeron que sí, abajo del escenario. Volvió al clima bailable con “Ya no volveré a por ti” y “Oro”. Se puso sentimental nuevamente en “Así. “Esta canción es más vuestra que mía. Así que os invito a cantar fuerte: se llama ‘Mil preguntas’”, un hit coreado, Es uno de los momentos más especiales de mi vida. Un aplauso para vosotros”. Mantuvo la línea en “Por si quieres volver”. “Volveremos”, afirmó, pero por ahora era la última: la pop “No me ves”
Girl in Red desplegó sus canciones de desamor en clave de indie rock. Foto: Gentileza Irish Suárez
Amores norteños
De camisa, saco, sweater y pantalón de buzo, la noruega Girl in Red (Marie Ulven Ringheim) salió a rockear al frente de su banda, con “Doing It Again Baby” y “Bad idea!”. Contó que se despertó con fiebre (mientras se sonaba la nariz) pero que no había viajado tanto para ser “una conchuda enferma” (“sick pussy”). Así que se sobrepuso para dar el concierto, que siguió con “Girls”.
Ustedes están locos y me encanta, quiero que salten en el estribillo: se llama ‘Dead girl in the pool’”, de nuevo con la guitarra, en plan indie rock para adelante. Cambió con “Serotonin”, con sus estrofas casi rapeadas, rockeando en los estribillos. “Nunca había estado en la Argentina, pero estoy de vuelta”, afirmó antes de la acústica “I’m Back”, con un mar de brazos agitándose al compás.
“Summer depression” llegó con un ritmo festivo, seguida por “Ugly Side” y “We fell in love in October”. “‘Te fucking amo’. No sé decir más. Aunque mi cuerpo esté muriendo acá, ustedes son la mejor audiencia: le ganaron a Chile y a México”, arengó. Se despidió con “I wanna be your girlfriend”, saltando sobre la pasarela, dejando lo último de sí. “Hagan un gran círculo”, para el último pogo.
Como terminó un poco antes de lo previsto, mientras algunos acomodaban para el show de Nathy Peluso, otros aprovecharon para curiosear la propuesta de los mexicanos de Little Jesus, que estaban cerrando su set en el tercer escenario.
Nathy Peluso pasó por el bolero, la bachata, el hip hop y la salsa, demostrando tanto sus matices como cantante como su manejo del escenario. Foto: Gentileza Cata Almada
Mujer de negocios
La iberoargentina llegó en el marco de su tour Grasa. Salió de camperita con piel, camiseta deportiva, minishorts Adidas y botas altas, con la banda en los laterales del escenario. Abrió con la abolerada “Corleone”, pero enseguida mutó en el gangsta rap de “Aprender a amar”, clima que siguió en “Business Woman”, acompañada por bailarines masculinos (ya sin camperita, Un video anunció el capítulo I del “Grasa Tour: La verdad de la milanesa”
Apuntada por pistolas le puso performance a “Real”, haciendo gala de su sensualidad. “¿Dónde están mis románticas?”, preguntó. Se fue para la bachata en “Ateo”, tema que escribió y grabó con C. Tangana, sabedora de la reacción que generan sus meneos.
Acostada en la escalinata del escenario empezó “Envidia”, a piano solo, en un despliegue de sus recursos vocales, con aire de ranchera. Con nueva campera peluda, preguntó “¿Saben cómo me dicen?” antes de la salsera “Mafiosa”, siguiendo con “Puro veneno” (con un paso actoral con un bailarín), “La presa” (contra un alambrado) y “Erotika” mordiendo una rosa)
Nuevo segmento cinematográfico presentó episodio II, con el comienzo de “La grasa de las capitales” de Serú Girán, con ella flameando una bandera de Grasa; y volviendo al universo del hip hop con “Todo roto” y la “BZRP Music Sessions #36”, cediendo al público la parte de “I’m a nasty girl, fantastic / Este culo es natural, no plastic / Lo que toco lo hago bombastic / Todo’ eso’ gile’ a mí me la mastic”.
“¿A quién le gusta el hip hop?”, preguntó antes de “Sana sana” y “Menina” (A dónde miro, toda esa gente le gusta cocaína / No hay un Velázquez en toda la fiesta que pinte esta menina”. “Ni hace falte decir como se llama esta canción, te amo Buenos Aires, presentó su homenaje soul a su ciudad natal, con un solo jazzístico de sintetizador.
Se arrimó a la despedida pasando rapidito por “Vivir así es morir de amor” (su celebrada versión del clásico de Camilo Sesto) para terminar con “Remedio”. “Grasa para siempre”, se despidió, después de haber transpirado la camiseta (no es una metáfora).
Benson Boone sorprendió no sólo con su voz, sino también con sus saltos mortales sobre el escenario. Foto: Gentileza Alive Coverage
Carismático y emotivo
Benson Boone, en su primer viaje a Sudamérica, apareció vestido de argentino: pantalón y chaleco celestes con blanco, con un sol dorado con sus iniciales. Carismático, con buen manejo del falsete, y acompañado por una nutrida banda. Sorprendió desde el vamos, cuando hizo el primer salto mortal desde arriba del piano. Abrió con “Sorry I’m Here for Someone Else”, “Coffee Cake”. “¿Alguna vez han odiado a alguien? Esta es una de mis cancioens favoritas y se llama ‘Drunk In My Mind’”.
Pasó de “Cry” a subir con “Pretty Slowly”. “Llueve, pero no les molesta, ¿no?”, preguntó antes de seguir con la animada “There She Goes”, con buena participación de la guitarrista Sus Vázquez (que se fue a la pasarela a tocar en la espalda a lo Hendrix. Boone se fue al piano para “Slow It Down”, que creció en la formación (dio un nuevo salto mortal desde el piano) y cerró en un gran agudo.
Le tiraron una camiseta de Boca, preguntó si a la gente le gustaba y la opinión fue dividida. Abordó “Death Wish Love”, con su sabor folk y volvió a desplegar sus recursos vocales en “What Was”. “Esta canción es sobre mi experiencia, pero todo el mundo puede conectar”: fue “In the Stars” (“Todavía me aferro a todo lo que está muerto y se ha ido / No quiero decir adiós, porque esto significa para siempre / Y ahora estás en las estrellas y seis pies nunca se sintieron tan lejos”.
Hizo una prueba con distintas melodías para que lo sigan, antes de hacer cantar a la masa en el tramo final de “Forever and a Day”. Se sacó el chaleco (ovación) para la rockera “Young American Heart”.
Parado sobre el piano empezó “Beautiful Things” y bajó con un mortal lateral; ahí metió otro salto lateral y luego hacia abajo, para saludar en la valla, mientras la banda hacia explotar el tema en formato instrumental. Boone volvió para una última reverencia y se fue corriendo, como los bailarines clásicos.
Tan Biónica se permitió celebrar estos dos años de regreso, con la promesa de mirar hacia el futuro. Foto: Gentileza Irish Suárez
Mirar para adelante
Del otro lado estaba saliendo Tan Biónica, con Chano Moreno Charpentier en bata con capucha, como un hechicero conjurando la vieja magia de “Ella” “Buenas noches, ciudad mágica de Buenos Aires”, pero fue un amague: llegó “Beautiful” (una de las que hablaba de autodestrucción, se dieron cuenta tarde). Fueron a “Música” con el frontman en la pasarela y Bambi sumándose a cantar con su hermano (el tiempo los hace más parecidos); y atrás Sebastián Seby Seoane de pollera, al lado de Diego “Diega” Lichtenstein (y acompañados por los teclados grabados que tiene el tema). “Tarde o temprano la vida les da el verdadero valor a las cosas, lo único que nos llevamos son los recuerdos: algunos dirán que estuvieron hoy viendo Tan Biónica en el Lollapalooza”.
Se fue al piano armado en punta de pasarela para empezar “Loca”. Mientras desarmaban el piano, Charpentier bailó un ritmo electrónico y miro con binoculares, esperando a la tropa para “El duelo” con Bambi en guitarra acústica. “Hola mi vida” explotó reforzada por unos cohetes, llamando a aquel espíritu del “piberío biónico”. Se fueron todos a la pasarela, con Bambi y Diega en máquinas y Seby en el bajo para “Vidas perfectas”, prolongando la fiesta electrónica con humo y papelitos, y un segmento DJ de Diega.
Solo, subido a una tarima con guitarra acústica, Chano recordó que hace dos años en este festival anunció la vuelta de Tan Biónica; antes de tocar “Claramente”, parte de su repertorio solista. Recibió su propio “Olé, olé”, antes de invitar a Nicki Nicole, con bambi en piano y Seby en acústica, para interpretar “Boquitas pintadas” (con la rosarina sonando como una Ana Torroja del siglo XXI). “No puedo creer que estoy cantando con Tan Biónica. Soy fan. ¿Cuándo sacan ‘Boquitas pintadas’?”, inquirió la Cucco. “Cuando vos vengas a grabarla”, dijo el vocalista.
Entre sirenas empezó la intro de “Ciudad mágica” y llegó una nueva apoteosis de papelitos u humo, con la gente saltando (y el cielo regalando sus primeras estrellas). Continuaron con el ritmo marchoso de Mis noches de enero, sumando a los hermanos Sardelli de Airbag para “Arruinarse”, con el solo final a cargo de Pato.
Se anunció el “himno nacional de la resignación, que fue “Obsesionario en La mayor”: la terminaron con Bambi en piano, mientras empezaba el “wow momento” (el show de drones). Bambi agradeció por poderse llevar miles de miradas a casa. A donde volverían #por un tiempo#, antes de cerrar con “La melodía de Dios”, y un saludo final de Chano con sabor a despedida, antes de la pirotecnia, los últimos papelitos y el final sinfónico. Pero a esa altura hacia rato que el público estaba migrando al otro extremo, para acomodarse a ver el número central de la jornada.
Olivia Rodrigo entre sus bailarinas, que la secundan con solvencia junto a la banda íntegramente femenina que la acompaña. Foto: Gentileza Cata Almada
La piba maravilla
El público coreaba “Olivia, Olivia” Antes de la primera explosión “Obsessed”, con la pequeña estrella en corpiño y minishort rojos y botas negras. Se colgó la guitarra en el final para acompañar a la guitarrista líder Arianna Powell en su solo, Y volvió a trajinar el escenario con “Ballad of a homeschooled girl”, con una interpretación vocal que hizo aullar al público (“Es un suicidio social, quiero acurrucarme y morir, es un suicidio social / Es un suicidio social, no me dejes salir de noche”).
Redobló la apuesta con “Vampire”, y se la vio divertida al ver cómo la masa la cantaba; arada frente a la multitud en la pasarela como si llevara décadas haciéndolo. “Esta noche es especial: es mi primera vez en la Argentina. En Chile la cantaron fuerte. Ustedes pueden cantarla más fuerte”, dijo desde el piano para entrarle a “Drivers license”, su primer hit. Ahí se produjo un parate para descomprimir y que nadie quede apretado en la audiencia.
Después de un rato pudo volver al piano (vertical, con las maderas caladas: probablemente una carcasa para un teclado electrónico) y pidió nuevamente que canten fuerte en “Traitor” (y lo logró); xe fue a la punta del corredor a terminarla
La tónica cambió con la intensa “Bad idea right?”, que cantó divertida, acompañada decun cuarteto de bailarinas. Subió gateando durante el solo de guitarra, arrancando aullidos desde sus 40 kilos de sensualidad (A Disney no le gusta esto, pero por contrato no se puede quejar. Subió a una plataforma con las chicas para “Love is embarrassing”, haciendo gala de histrionismo-
Se puso más seria en “Pretty isn’t pretty”. Bajó el tempo para “Happier” (un lento que ya nadie va a bailar) con su voz más sutil, rodeada por las luces de miles de celulares. El tema se fue en un viaje sinfónico. Rodrigo apareció en una tarima circular para “Lacy”, rodeada por bailarinas con cintas.
“Argentina, ¿cómo están?”, saludó en castellano, y agradeció a su staff. Con la guitarra en mano encaró su “canción favorita”, que habla de la confianza ganada, de que somos mejores de lo que creemos: “Enough for you”. Así a solas interpretó una cruda versión de “Don’t Speak”, el hit de No Doubt.
Ahí en el “Olé olé” le cantaron “Olí, Olí”, lo que sonó raro. Con una dedicatoria “a los lindos chicos argentinos y los lindos acentos argentinos” se metió en “So american”, un pop punk a lo Avril Lavigne.
Ahí presentó a su banda enteramente femenina: Daisy Spencer en segunda guitarra, Arianne en la primera (reemplazó a Emily Rosenfeld), Camila Mora en teclados, Hayley Brownwell en batería y Moa Munoz en bajo, desde cuyo instrumento salió “Jalousy, Jealousy”, con Olivia interactuando con la cámara pintándose los labios y escribiendo “I ❤️ U” (te amo) sobre uno de los cristales de las estructuras escénicas.
De nuevo en el territorio de la balada, con “Favorite crime” hizo cantar a miles. Y con “Teenage dream” hizo aullar a cientos de jovencitas, caminado a los extremos y haciéndoles saber que las veía, al tiempo que en el fondo se proyectaban imágenes de una Olivia pequeña y soñadora (todavía reconocible en el rostro aniñado de la que es hoy).
Caso como con estudiado desgano dio paso a “Deja vu”, otro de sus primeros hits, en el que corrió de una punta a otra para hacer gritar el estribillo. “¡Los amo mucho!”, tiró, y se fue del escenario.
Volvió en plan rockero con “Brutal”, con la banda saltando con ella. ”All-american Bitch” también llegó bien lavigneana (Olivia es consabida admiradora del “Tifón de Napanee”) arengando a la audiencia. Siguió en ese registro en “Good 4 u”. Se subió a una torrecita que le armaron en pasarela con un falso megáfono para cantar “Get him back!” la cual terminó abajo con las bailarinas agitando, su propia explosión de papelitos y una lluvia de fuego sobre el escenario. De esa manera, la californiana le puso el moño a la edición aniversario del festival.
Rüfüs Du Sol despidió el encuentro con su propuesta electrónica pero cancionera, con instrumentos en vivo. Foto: Gentileza Juan BB
De todos modos, el final definitivo quedó a cargo de Rüfüs Du Sol, trío de electrónica “orgánica” (tocada y en formato canción) integrado por Tyrone Lindqvist (voz, guitarra), Jon George (teclados) y James Hunt (sí, como el corredor de autos, en batería). A fin de cuentas, ya era 24, Día de la Memoria; y muchos podían permitirse la trasnochada dominical.
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