Debo escribir una crónica sobre una obra de teatro donde la gente se reía y yo, primera persona del singular, no entendía tanto las risas. Poco. Poco y nada. Pero la obra es triunfadora: la gente se ríe. Chau.
Debo escribir una crónica sobre una obra de teatro donde la gente se reía y yo, primera persona del singular, no entendía tanto las risas. Poco. Poco y nada. Pero la obra es triunfadora: la gente se ríe. Chau.
Darío Grandinetti fue uno de los actores que participó en la obra de teatro “Los mosqueteros del rey”. La obra se estrenó en junio de 1991.
Esto ahora mucho no importa pero yo lo recuerdo y conviene escribirlo así no me olvido. Grandinetti es rosarigasino.
“Los mosqueteros del rey” es una obra de comedia que explora el juego del “error actoral”. Recibió varios premios, entre ellos los Premios Estrella de Mar, los Premios Carlos Paz y el Premio Leónidas Barletta. También fue el primer espectáculo argentino en recibir el auspicio de la Unesco.
Esto fue cierto, lo es, es un pasado irrenunciable, pero no se corresponde con la actualidad ni con los actores de hoy, ni siquiera con la puesta en escena de esta obra que se llama así: “Los mosqueteros del rey” (en plural, pueden ser muchos, es decir hasta un regimiento, como también “tres y uno” como escribió Alejandro Dumas, que es quien la escribió sin dudas, pero lo que escribió Alejandro Dumas no es esta obra de teatro sino que, para que se entienda, la obra se basa en aquella de la que toma su nombre pero hay una broma del autor de esta, no de Alejandro (Dumas) y parecería que se representará aquella pero no, definitivamente no y suceden otras cosas, en rigor se confirma una frase popular: “pasaron cosas” aunque por momentos, al comienzo, debo confesar esta equivocación de mi parte, parecían Les Luthiers venidos a menos, como también Los Midachi sobrevalorados.
Angelitos de Dios los Les Luthiers, qué buenos que eran, lástima que por decesos se desarmaron y los Midachi, que lío con la política y meterse directamente en política que se pelearon y desarmaron y bueno, la vida es así. De Les Luthiers el frac. De ellos, los Midachi, los chistes que se ven venir y del pasado el gran refuerzo con cachetadas y tropezones y las morisquetas, que finalmente son Chaplin y Los Tres Chiflados.
Pero nada de eso estaba en la obra. Ahora si: está. No sirve o si, tal vez sirva. No lo se. Ah y cuidadito: Los Les Luthiers cantaban en serio. Los Midachi ponían unas pistas recontra producidas. Buenas pistas. Aquí como dijese Ubaldini: “Ni una cosa ni lo otra, sino todo lo contrario”. Bueh. Se hace lo que se puede. La gente se ríe. Debo decirlo otra vez.
Otros actores que participaron en la obra fueron: Miguel Ángel Solá, Hugo Arana, Juan Leyrado...
atención, atención... ahora son otros los actores que intentan representar aquello que hicieron, que representaron, que “autoinventaron” sobre un texto original de Manuel González Gil , que ignoro cuando escribe y dirige porque tienen mas obras que-no-se-qué.
¡Pfaaa !... daba gusto verlos equivocarse y comprobar que eran ellos en el error. Tal vez me entienda. No lo sé. Quiero decir, se veía el error pero no como una farsa sobre la equivocación, sino como un mensaje de “dale loco, vamos de nuevo que esta vez va a salir” y todos esperábamos que sucediese. Y era lindo. Eso sucedía, afirmo, con los mencionados anteriormente. Porque eran unos capos totales que accedían a mostrar cómo el error es un buen mensaje si tiene eso: un mensaje. Aquellos lo tenían. Al mensaje. ¿Se entiende? Esto es crónica de un pifie anunciado.
“Los mosqueteros del rey” fue estrenada originalmente en junio de 1991 y en los roles protagónicos estuvieron Miguel Ángel Solá -luego reemplazado por Jorge Marrale-, Hugo Arana, Darío Grandinetti y Juan Leyrado. Fueron cinco años de éxitos indiscutidos, con salas a tope y múltiples premios como el Prensario en 1991 y 1992, el Leónidas Barletta (1992), los Estrella De Mar 1992 y 1993, el ACE al Teatro 1992 y el de Carlos Paz 1994. Además, fue la primera obra argentina en recibir el auspicio de la Unesco por promover la solidaridad y la amistad entre los hombres.
No se si ya lo dije. Eran buenos haciendo aquello de creer que no se podía actuar bien y en serio y mofarse el uno del otro. Se les entendía lo que decían, los gestos, lo que callaban.
Alcantarilla. Aquello se fue por la alcantarilla. Estoy un poquitín triste. Se entendía todo y creo que era un mundo en el que las cosas se entendían, ahora es un mundo del telefonito y no se si lo mejor es que dejen, nomás, que saquen fotos y filmen con el telefonito desde la platea porque... distracción, lo que se dice distracción, vamos che, si los espectadores filman o sacan fotos no molestan. Si quieren subirse al escenario para una “selfie” es otra cosa. Freddy Villarreal pondría la misma cara, Scarpino no, el pibe cambiaría de morisqueta sin cesar, es su modo de actuar. Nicolás Cabré hace de galán, así que sería su verdadero yo expresándose. Suárez, pobre muchacho está enfermo, ojalá se mejore. Pobre tipo. Una macana. Lo reemplaza César Bordón, buen actor al que deberían avisarle lo que pasó y de qué va esto que hacen en el escenario.
Tal vez debería subsanar un error. Esta es la crónica de una obra (teatral) donde se trata el fracaso en el escenario de una obra (de teatro) con la idea de representar “Los tres mosqueteros”, pero que se llama “Los mosqueteros del rey” y ante una crónica tan errática, se piden oficialmente disculpas, es debido a las condiciones en que uno queda, el que ahora escribe para empezar quedó así como se lee y no es denuncia, es descripción, para que se sepa, de las condiciones en que uno queda después de asistir a la función. Ojo, la gente se ríe, eso es así. Doy fe. Sobre esta obra estoy escribiendo:
“Los mosqueteros del rey”. Dramaturgia y dirección: Manuel González Gil. Intérpretes: Nicolás Cabré, Jorge Suárez, Nicolás Scarpino y Fredy Villarreal. Al igual que la original, la versión 2023 cuenta con la dirección de Manuel González Gil. La producción es de Julio Gallo, Juan Manuel Caballé y Ricardo Gallo, la escenografía de Julieta Askar, el vestuario de Sofía Di Nunzio, la música y arreglos de Martín Bianchedi y la coreografía de Rubén Cuello. (Infobae)
La obra se presentó, este invierno, en Buenos Aires. Creo que hasta salió de gira por “provincias”. Todos aplauden y se ríen.
Después de 32 años vuelve a la calle Corrientes “Los mosqueteros del rey”, una obra de Manuel González Gil inspirada en el clásico de Alejandro Dumas que se estrenó en las vacaciones de invierno de 1991 como una obra infantil y pronto se enfocó en los adultos. (La Nación)
Qué sabia la reflexión del diario La Nación. Qué sabiduría. En ésa sola frase dijo todo. Ojalá yo pudiese escribir así. Probaré. Dentro de 20 años vendrá la segunda parte, Alejandro Dumas nunca está en “orsai” y habilita a todos, básicamente a Manuel González Gil, un capo total. De verdad, apenas pueda escribo una crónica en serio...
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