Augusto Ayala, entrerriano, ya tiene listo su nuevo disco “Momentos mesopotámicos”, que presentará oficialmente en diciembre. La influencia del paisaje litoraleño y su opción por la guitarra de ocho cuerdas caracterizan su obra.
Gentileza Juani Ferreyra Horacio Malvicino, oriundo de Concordia como Ayala, sostiene que es uno de los guitarristas de la nueva generación de nuestro país con un gran talento y estilo .
“Solo alguien con el alma bella puede componer con tanta emoción y belleza”. Esas palabras las pronunció Teresa Parodi y el destinatario de tal carga de energía positiva es Augusto Ayala, el músico entrerriano de 33 años que por estos días ajusta detalles para la presentación, en diciembre próximo, de su disco “Momentos mesopotámicos”. Se trata de la segunda placa de este compositor cuya característica distintiva, además de llevar el paisaje litoraleño prendidos a sus retinas y a su corazón, es crear sus obras e interpretarla con una guitarra de ocho cuerdas.
“Cuando decidí hacer una obra propia comencé a mirar cada detalle y ya la música me estaba pidiendo más armonía es por eso que busqué ampliar el instrumento. Casualmente conocí al Luthier Carlos Calderón quien se ofreció a construir mi primera guitarra de ocho cuerdas y desde ese momento di una vuelta de página en todo sentido ya que estaba en presencia de otro instrumento, una ‘guitarra-bajo’. Estudié más de un año para poder dominarlo porque además de tener más amplitud armónica también se vuelve complejo a la hora de ejecutarlo”, contó a este medio al ser consultado sobre esta elección.
Poesía por desarraigo
“Momentos Mesopotámicos”, que será presentado en Concordia, contiene doce piezas. Diez son composiciones litoraleñas propias del artista, con arreglos originales de Ayala y de otros músicos invitados. Y dos están inspiradas en obras poéticas: “El Río es Nuestra Patria” de Nieves Viviani y “Orilla”, basada en el poema “Río Canto” de Jorge Enrique Martí. Al referirse al proceso creativo para llegar al disco, Augusto se remontó hasta su infancia misma. “Escuché muchas melodías de nuestro folklore litoraleño gracias a mis viejos. Es por eso que ese ADN, durante mi estadía en Buenos Aires, tomó protagonismo”, explicó.
“Decidí estudiar composición musical con el maestro Diego Schissi quien me orientó en este hermoso camino donde surgieron melodías como “Amanecer” y “Encuentro”. El desarraigo fue el condimento especial ya que al extrañar, encontraba mi tierra en la guitarra. Con el tiempo fue tomando forma hasta llegar a lo que es ‘Momentos Mesopotámicos’ justamente el conjunto de momentos vividos con los paisajes cerca o lejos”, afirmó.
Cariño sin fronteras
El rodaje que tuvo hasta el momento, “Momentos mesopotámicos” genera satisfacción a su autor. “Puedo sentir una energía increíble de parte de la gente y los medios de comunicación. Tengo mucha fe de que las obras tomarán su camino propio, como ya pasa con ‘Amanecer’ que actualmente está siendo interpretado en Polonia, Francia, Togo y Brasil”, aseguró. Regocijo análogo al que siente por el aporte del Negro Aguirre, Lucas Monzón y Coqui Ortiz como artistas invitados. “Son referentes de nuestra música y su participación le da una magia especial a la obra. Tengo un gran cariño hacia estos maestros porque además de ser grandes artistas también son excelentes personas, con gran gentileza y amor”.
Moldear una vocación
Ayala tuvo una formación musical fundamentalmente autodidacta, pero con el paso de los años reforzó sus conocimientos bajo la tutela de varios profesores, como Diego Schissi, Ernesto Lezcano, Cristian Carrasco y Guillermo Monzalvo. De toda esa heterogénea educación sacó en limpio una impronta singular. “Tengo un poco de todos y eso es lo lindo de aprender con varias personas”, afirmó al respecto.
Gentileza Juani Ferreyra
Foto: Gentileza Juani Ferreyra
“Ernesto Lezcano, el ‘Tato’ para los amigos fue mi primer profesor de guitarra, me enseñó el oficio de ser guitarrero, curioso y orejero. Cristian Carrasco me enseñó lo que es la guitarra clásica y todo ese universo. Ahí arranqué a escuchar a Agustín Barrios, Paco de Lucía, Piazzolla. Creo que en ese momento tomé la decisión de estudiar música formalmente.
Guillermo Monzalvo fue mi maestro universitario el que me enseñó a estudiar detalladamente la guitarra. También me acompañó en los primeros ‘Guitarras del Mundo’ desde un lugar de guía para aprender a tocar solo en un escenario. Diego Schissi fue el que me enseñó a cocinar música y a crear desde la esencia. Estudié contrapunto, armonía lo que generó una nueva etapa en la música dónde inicie mi carrera de compositor”, detalló.
Proyecto amado
A su labor solista, Augusto adiciona un proyecto colectivo que se llama Guitarras del alba. Consiste en una orquesta de guitarras de doce integrantes que él mismo dirige y arregla desde hace dos años, bajo un formato de cooperativa. Guitarras del alba trabaja sobre un repertorio folclórico latinoamericano y apuesta a gestar nuevos sonidos en este género e instrumento. “Se creó una familia de guitarras dónde aprendemos juntos y compartimos la pasión del instrumento.
Lo veo como un semillero y su entusiasmo me llena de nueva energía para seguir este camino. Se vienen presentaciones en teatros, grabaciones y viajes creados desde el cooperativismo y la unión. Es un proyecto que quiero muchísimo”, cerró Ayala.