El tiempo y lo mundano en el cine de Richard Linklater
El director estadounidense, creó una filmografía que analiza el paso del tiempo y la belleza de las acciones cotidianas. Influenciado por la nouvelle vague, su estilo narrativo se centra en las conversaciones y los momentos efímeros de la vida, como se ve en la trilogía "Before" y "Boyhood". Este mes se estrena en Argentina “Hit Man”, su nuevo trabajo.
“Hit Man”, es el título original del nuevo trabajo elaborado por Linklater. Se verá a partir del 27 de junio en Argentina bajo el título “Cómplices del engaño”.
. Foto: AGC Studios, Barnstorm Productions, Detour Pictures, Cinetic Media, Aggregate Films, Netflix
Richard Linklater, un creador que suele moverse en las aguas del cine independiente estadounidense, logró una filmografía donde la reflexión sobre el paso del tiempo y la profundidad de las acciones cotidianas ocupa un lugar preferencial. Con claras influencias de la nouvelle vague, por la obra de directores como Jean-Luc Godard y François Truffaut, así como por el cine de John Cassavetes, esbozó un estilo que tiene a la conversación como núcleo narrativo.
Sus tramas, y el que dude que revise su trilogía “Before” que arrancó en 1995, se tejen a través de los diálogos más que de las acciones. Sus mejores películas guardan relación con una sinfonía de momentos cotidianos que, a la manera de los cuadros impresionistas, muestran la belleza de la vida. Por ejemplo “Slacker” (1990), la película que le asignó un lugar dentro de la atención de la crítica, es una mirada sobre la juventud y la cultura alternativa en Austin, donde el director ya asume con fuerza sus rasgos: la fascinación por la temporalidad y la fugacidad de los encuentros humanos.
Foto: Detour Filmproduction, Orion Classics
El film, que anticipa muchos de sus registros, tiene ecos de la estructura no lineal que Godard propone en “Sin aliento” y del realismo de Cassavetes. A partir de allí, sigue a un grupo de personajes diversos a lo largo de un día, cuyas historias no parecen tener demasiada relación. Es una celebración de lo mundano y lo efímero. Hay fragmentos de conversaciones que son a la vez filosóficas y triviales. Es sobresaliente la capacidad de Linklater de proponer análisis sobre temas complejos desde elementos simples, de un modo similar al que logra, por ejemplo, Truffaut en “El último metro”, donde conseguir un jamón pasa a ser una metáfora existencial en el París de la ocupación nazi.
"Before sunset". Foto: Columbia Pictures
Pero donde Linklater halló su línea distintiva es en la trilogía que incluye “Before Sunrise” de 1995, “Before Sunset” de 2004 y “Before Midnight” de 2013. Que es, básicamente, la historia del cruce de las vidas de Jesse y Céline, interpretados por Ethan Hawke y Julie Delpy. Las tres películas, que en conjunto hablan de la evolución de las relaciones humanas, utilizan lapsos de varios años entre cada entrega para mostrar los cambios en los personajes, que a nivel físico son los mismos que ocurren en los actores. De nuevo está la influencia de los maestros franceses: la conversación entre Jesse y Céline es el modo que elige Linklater para mostrar el desarrollo de esos personajes que se conocen cuando son muy jovencitos en un viaje en tren hacia París y nunca se olvidan el uno del otro.
"Before Midnight". Foto: Sony Pictures Classics, Castle Rock Entertainment
Un estilo cada vez más depurado
“Boyhood” (2014) puede considerarse su obra más ambiciosa. Ese que el análisis sobre la temporalidad está llevado esta vez hasta otro nivel. Filmada durante 12 años, sigue el crecimiento de un niño desde la infancia hasta la adolescencia, creando de esa forma una narrativa que va, por así decirlo, de lo micro a lo macro. Es, al mismo tiempo, una observación íntima del personaje principal, como una forma de brindar apuntes sobre la experiencia humana universal.
La influencia de los experimentos temporales de Michael Apted en su serie de documentales “Up” es evidente. Nota al pie: en esa oportunidad, el director realizó una serie de siete documentales que sigue la vida de catorce ciudadanos británicos, entrevistados cada siete años. Pero Linklater va más allá, lleva esta premisa a la ficción. El film ganó varios premios, incluido el Globo de Oro. Como señaló Isabel Croce, el director “logra una formidable radiografía de gente común, siguiendo las constantes mudanzas de esa madre itinerante. Austeridad en las imágenes, acotada emoción, música fijando momentos y sus queridos actores, Ethan Hawke y Patricia Arquette, impecables”.
"Boyhood". Foto: IFC Films
La alusión a Hawke lleva al otro punto: Linklater cultivó colaboraciones fructíferas. Con el mentado actor, uno de sus colaboradores más frecuentes, logró una enorme sinergia creativa. Pero también está su colaboración con Jack Black que se tradujo en “Escuela de Rock” (2003) y “Bernie” (2011), donde demostró una capacidad formidable para mezclar comedia con una indagación más profunda del carácter humano. En la primera, a través de un rockero que se quedó en la “utopía” y encuentra su vocación cuando se hace pasar por profesor de una escuela. En la otra, negrísima, lo hace a través de un enterrador pueblerino que se hace amigo de una rica y manipuladora viuda.
Foto: Paramount Pictures
En plena actividad
El 27 de junio, los seguidores de Linklater podrán ver en las salas argentinas “Hit Man”, uno de sus nuevos trabajos. Otra vez en los terrenos de la comedia (en este caso, con rasgos de neo-noir) describe la historia de un asesino profesional más de Nueva Orleans que (como el ladrón que encarna Robert De Niro en “Fuego contra fuego”) rompe su estricto código para ayudar a una mujer que intenta escapar de de un novio maltratador.
Pero también, durante este año, se podrán ver otros trabajos del director, que no tienen todavía fecha de estreno definida en el país: “Merrily We Roll Along”, sobre un compositor de Broadway que abandona su carrera teatral en Nueva York para producir películas en Los Ángeles. Y el documental “God Save Texas”, donde se narran historias en ese estado norteamericano bajo la lente de tres directores.
Lo concreto es que Linklater posee una versatilidad que no muchos cineastas pueden ostentar, moviéndose entre géneros sin prescindir de una voz autoral coherente. Lo que prevalece, siempre, es su amor por el cine como medio para dialogar con la condición humana.
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