Miércoles 6.7.2022
/Última actualización 15:03
Este viernes a las 21, en la Sala Marechal del Teatro Municipal 1° de Mayo (San Martín 2020, Santa Fe), “La Cura, memorias invertidas”, obra escrita e interpretada por Gastón Onetto (bailarín, artista circense, psicólogo y educador popular desde una mirada feminista y disidente), con dirección general de Nati Fessia y Viviana Quaranta. Se trata de la evolución del espectáculo “La Marique”; que Onetto estrenó el año pasado en Estudio Barnó.
Las entradas tienen un valor de $ 600, y pueden adquirirse en la boletería del Teatro. Este espectáculo cuenta con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro y el Fondo Nacional de las Artes.
Bio-historia
Cuenta el creador: “Marique es ‘La marica que pudo ser y la que será’, como potencial y no como acabada realidad. Somos quienes pudimos, lo que quisimos dentro de lo que pudimos, lo que pudimos querer dentro de lo que quisimos. Y aquí estamos intentando sernos, mientras venimos siéndolo. La Marique nos cuenta una parte del precioso proceso de existir. Parte del asunto, siempre es nombrarnos y nombrar la historia que cuenta este personaje.
Y profundiza: “Una es lo que pudo, lo que quiso dentro de lo que pudo, lo que pudo querer dentro de lo que quiso. Y aquí estamos intentando sernos, mientras venimos siéndolo. La Marique nos cuenta esta parte del precioso proceso de existir. El personaje lucha interiormente por dejar salir a su marica asediada por la oscuridad de la edad media internalizada que cada une de nosotres lleva dentro. Los mandatos, la norma, la religión, las terapias de reparación, son puestas sobre el tapete para visibilizar el biopoder que rige sobre nuestras cuerpas y las posibilidades de ser con mayor libertad”.
“La Cura” es una obra tragicómica de teatro-danza que recupera una bio-historia marcada por las “terapias de conversión”, las denominadas Ecosig (Esfuerzos por cambiar la Orientación Sexual y/o la Identidad de Género).
Relatan, como introducción y como disparador del personaje: “En 1501, cuenta López Gomorra que en la batalla toma preso al hermano de Torecha en hábito real de mujer y convoca a las familias a llevar a sus invertidos a la plaza mayor para un gran acto de purificación: Allí les laceraron y les dieron a devorar a sus perros mastines, dejando inaugurado el pecado nefando, pecado que ni debe nombrarse. Así se instala la culpa basada en la sexualidad y se asienta el poder de la iglesia en estas tierras”.
Y extrapolan hacia el presente: “El Medioevo posmoderno se está organizando con movimientos sociales en diferentes lugares del mundo: la ‘Alliance for Defending Freedom’, ‘Don’t say gay’ y organizaciones neoconservadoras que quieren volver a instalar un viejo régimen de opresión de los varones cis heterosexuales por sobre todo aquello que no es varón, blanco, cis y heterosexual. Hoy más que nunca necesitamos hacer oír nuestras voces, compartiendo estéticas que permitan nuestras existencias para seguir construyendo una cultura respetuosa de los derechos humanos”.
La obra
Marique hizo su primera aparición pública en el congreso de sexología organizado por Asel Santa Fe, en 2019. Continuó su presencia en las redes sociales durante la pandemia, luego se transformó en la obra escénica que, con mayor claridad, denuncia lo que el personaje trae, sin perder su carácter poético. Marique recupera memorias personales de sacerdotes y monjes con los que el intérprete compartió gran parte de su juventud y, en particular, cuestiones referentes a las Ecosig.
“La cura, memorias invertidas” es una obra tragicómica que está diseñada desde el cruce de disciplinas en el cual convergen paisajes visuales, sonoros y escénicos (teatro y danza). “La puesta disidente está dirigida a todo público, pero encontrará quizá mayor recepción entre las personas que empaticen con la ampliación de derechos de la comunidad LGBTQI+, ya que uno de sus propósitos es provocar la reflexión sobre los mecanismos de sobrevivencia de nuestras existencias, desde el cruce de lenguajes”.
Para su creación, se dio “un arduo proceso de investigación sobre materiales teóricos vinculados al gobierno de los cuerpos impuesto por el orden cis-hetero-patriarcal monitoreado por las disciplinas científicas y los atravesamientos de mi historia personal como sobreviviente de terapias de conversión, actualmente denominadas por las organizaciones de Derechos Humanos como Ecosig (Esfuerzos por cambiar la Orientación Sexual y/o la Identidad de Género)”, comenta el dramaturgo y performer.
En esta obra se genera una narrativa sincera y honesta de denuncia a las Ecosig sin caer en la victimización y desde el humor como manera de trascender lo acontecido y, la hibridación de lenguajes que crea ambientes de belleza para la puesta.
Amplían desde el equipo creativo: “El espectáculo presenta un momento central donde se aplica la técnica de parada de manos y se realiza una performance invertida, con un traje reversible que desde la inversión se transforma en otro, un personaje multicolor, que despliega una danza invertida. Al tomar la posición la posición bípeda aparece el personaje del monje ocultado sus colores debajo del hábito y él da lugar a discursos que presenta como novedosos pero resultan contener los mismos preceptos de siempre. Estos son ironizados y puestos en cuestión por él (elle) mismo(e) y sus interrogantes internos, exteriorizados que se le desbordan por todas partes como su misma ‘mariconez’”.
Y concluyen: “El cruce de la poética visual con paisajes sonoros y algunos momentos de danza ritual construyen una identidad marica-bruja que transforma la bio-historia utilizándola como signo de sobrevivencia, como des-exorcismos, como la cura de ciertas prácticas que marcaron y dañaron a la comunidad LGTBQI+”.
Ficha técnica:
Creación y dramaturgia: Gastón Onetto.
Dirección general: Nati Fessia, Viviana Quaranta.
Dirección danza: Antonio Rocha.
Asistencia en dramaturgia: Viviana Quaranta.
Asistencia en construcción de personaje: Nati Fessia.
Poética visual: Ariel Costanzo.
Producción musical: Vicky Barr y Edu Figueroa.
Interpretación: Gastón Onetto.
Vestuario: Tora x Lautaro García Fontana.
Diseño gráfico: Nati Fessia.
Audiovisuales: Caro Tacca.
Colaboraciones: Mariana Mosset (por su entrenamiento actoral en el inicio de la puesta), Mauricio Centurión (por sus aportes fotográficos) “y muches más”.