Miércoles 15.6.2022
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El 22 de noviembre de 1786, nacía en Santa Fe el caudillo y militar argentino que, además de gobernar la provincia entre 1818 y 1838, participó de las luchas de la independencia en Corrientes y Paraguay, bajo el mando de Manuel Belgrano; y peleó contra las fuerzas del Directorio de las Provincias Unidas del Río de Plata en el Combate del Espinillo (Entre Ríos), entre otras acciones.
Hijo del capitán Juan Manuel Roldán y de Antonia López, creció al lado de su madre y de sus hermanos Juan Pablo y Catalina, motivo por el cual siempre usó el apellido materno. Estudió en la escuela del convento de San Francisco, pero cuando tenía quince años se retiró a las fronteras del norte, para ingresar en el cuerpo de Blandengues (soldados de frontera), donde comenzó su vida militar. Realizó su aprendizaje en compañía de su padre; logró ganar muy pronto la confianza de sus superiores, que le encomendaron misiones de alguna importancia, tales como los enlaces con la autoridad virreinal en Buenos Aires y los correos del virrey para los de Santa Fe. Ágil con la lanza y diestro con el caballo, adquirió en esos años la astucia y el arte que luego aplicó a su famosa táctica montonera.
Al estallar la Revolución de Mayo fue uno de los primeros en alistarse voluntariamente en la compañía de Blandengues que el gobierno dispuso formar en Santa Fe para sumarse a la expedición al Paraguay. Combatió por primera vez junto a Manuel Belgrano en Campichuelo y Paraguarí; en el combate de Tacuarí cayó prisionero de los españoles. Llevado a Asunción, fue embarcado en la fragata Flora, que partió rumbo a Montevideo, sitiada por el general José Rondeau. Cansado de su largo cautiverio, Estanislao López se fugó del barco español lanzándose al agua, engrillado, y nadó casi cuatro mil metros hasta llegar al campo de las fuerzas sitiadas cerca de Arroyo Seco. Tras presentarse ante Rondeau, recibió el grado de alférez en reconocimiento a su patriotismo y valor. A fines de diciembre de 1811, López retornó a Santa Fe con su compañía de Blandengues y participó en los combates contra los realistas, que bloqueaban los puertos de Paraná, y contra los indios.
A principios de 1814 se alistó en la expedición de Eduardo Holmberg, con la que marchó a Entre Ríos para combatir contra las tropas porteñas junto a las fuerzas de José Gervasio Artigas. Derrotados en El Espinillo el 22 de febrero de ese año, cayó prisionero de Eusebio Hereñú. Pero fue puesto en libertad por orden del vencedor y volvió a Santa Fe para prestar servicios en la frontera. Sublevó la compañía a su cargo en la guarnición de Añapiré y se plegó a la revolución del 2 de marzo de 1816, lo cual obligó a capitular a Juan José Viamonte, quien se había posesionado de Santa Fe con las tropas directoriales.
Fue gobernador de Santa Fe en virtud de la revolución del 14 de julio de 1818, contra el gobernador Mariano Vera. Desde entonces inició una tenaz actividad por la afirmación de la autonomía federal. Estanislao López tomó el poder el 23 de julio, a los 31 años, y, hasta el día de su muerte, durante dos décadas, estuvo al frente del gobierno de Santa Fe. Durante su gestión rectificó y avanzó las fronteras rechazando al indio, alentó la agricultura y fomentó el desarrollo de la ganadería.
Crédito: GentilezaLópez mostró sus dotes guerreras y la experiencia adquirida en su larga carrera militar en numerosas oportunidades. Cuando el Directorio intervino en Santa Fe para reprimir el movimiento autonomista, se enfrentó a la expedición mandada por el general Balcarce, que avanzaba desde Buenos Aires. Mientras tanto, Juan Bautista Bustos se preparaba desde Córdoba para invadir Santa Fe, pero López lo derrotó en Fraile Muerto, el 8 de noviembre de 1818; enseguida volvió para enfrentarse con el ejército del general Juan Lavalle, pero no pudo evitar la caída de Santa Fe en sus manos. Decidido a concentrar sus tropas, se dirigió luego a Añaripé, maniobra que trató de impedir Balcarce haciendo que las fuerzas de Rafael Hortiguera lo persiguieran. Pero éstas quedaron deshechas en el cruento combate de Monte Aguiar, después del cual el resto del ejército porteño quedó sitiado en la ciudad.
En 1819 el Directorio ordenó otro nuevo ataque contra Santa Fe y, tras los combates de la Herradura y las Barrancas, el armisticio de San Lorenzo impuso la retirada de las tropas de Buenos Aires del territorio santafecino. López aprovechó la tregua para dar a su provincia el primer estatuto constitucional: el reglamento de 1819, que significó un verdadero progreso en la organización del gobierno. Junto con Ramírez libró la victoriosa batalla de Cepeda. La victoria creó las condiciones para una República federal con una clara división y autonomía provinciales. Triunfante la política de los caudillos y elegido gobernador Manuel Sarratea, los ideales federalistas de López se plasmaron con claridad en el tratado del Pilar, con el que quedaba asentada la piedra fundamental de la reconstrucción argentina bajo un régimen federal.
Después de la caída de Sarratea, la guerra se entabló nuevamente. Estanislao López venció a Miguel Estanislao Soler en Cañada de la Cruz, el 27 de junio, y a Manuel Dorrego en Gamonal, el 2 de septiembre. Pocos días más tarde ofreció la paz a Buenos Aires, gobernada entonces por Martín Rodríguez, quien aceptó las negociaciones. Bustos, gobernador de Córdoba, actuó como mediador; allí se firmó el tratado de Benegas, el 24 de noviembre de 1820, que selló la paz entre Buenos Aires y Santa Fe. La rivalidad con Francisco Ramírez hizo estallar la guerra entre los caudillos. Los dos jefes federales se enfrentaron cuando Ramírez intentó invadir Santa Fe, pero fue derrotado en las lomas de Coronda el 26 de mayo de 1821. Esta victoria de López decidió a su favor la lucha por la hegemonía del litoral.
En enero de 1822 López firmó el tratado del Cuadrilátero, que ratificó los principios acordados en Pilar. Ante la inminencia de la invasión brasileña a la Banda Oriental, el Cabildo de Montevideo envió diputados a Santa Fe para buscar apoyo, y el 13 de marzo de 1823 se firmó el tratado de alianza y de defensa entre el gobierno de Santa Fe y el Cabildo de Montevideo. Deseoso de impulsar la guerra contra el Imperio, fue designado jefe de las fuerzas argentinas en la expedición a Misiones. En Itaquí renunció a su cargo dejando el mando a Fructuoso Rivera. En 1829 se alió con Juan Manuel de Rosas, quien lo recibió con grandes honras en Buenos Aires y le otorgó el título de Ciudadano benemérito en grado heroico, nombrándolo Ilustre Restaurador del Norte. Desde entonces hasta su muerte fue decidido partidario del rosismo.