En abril de 2022 salió publicada una “Memorias de Santa Fe” sobre una cautivadora historia local. En aquella oportunidad fue el relato que Juan Ríos, en 1927, hiciera al diario El Litoral contando parte de su vida en la batalla de Caseros y la Guerra contra el Paraguay. Sus recuerdos en primera persona son el testimonio de hechos históricos que atravesaron la historia argentina. Juan Rios, pasaba sus días rememorando una juventud forjada al calor de las guerras.
Algunas de las sentencias que Juan Rios expresaba por aquellos años eran “dos mudas de ropa, caballo ensillado y otro de tiro” por si lo llamaban a pelear nuevamente . O la idea de libertad que nacía de su propia boca “Los hombres sufrían mucho porque no podían ser libres y peleamos para que cada uno fuese respetado”.
A mediados de la década del cuarenta, El Litoral entrevistó a una anciana centenaria que vivió en el barrio 9 de julio, al norte de nuestra ciudad. En esta oportunidad, compartimos con los lectores, la historia de Petrona Silva de Coria.
El título de la nota que publicó El Litoral.
Por aquellos años, Petrona, era presentada a los santafesinos como una persona de gran lucidez mental que gusta conversar sobre las cosas de antaño, intuyendo que se la escucha con admiración y respeto. En un amplio sillón de mimbre, en la galería de su casa y bajo la brisa otoñal de 1941, Doña Petrona esperaba a los periodistas para entablar un diálogo sincero. Era el lugar elegido para recordar, mirar la nada y dejarse llevar por recuerdos ingratos y otros más agradables.
Los años y la vejez hicieron que la centenaria señora se apercibe de los visitantes una vez que estos se ubicaron frente de ella para hacer contacto visual. Petrona es una mujer afrodescendiente y enseguida rememora un insondable recuerdo, no sabe muy bien cuando nació, pero sí que fue en Rosario. Petrona, sentencia dolorosamente: “Me ha tratado mal la vida… ¡Vaya si me ha hecho sufrir! Por eso casi siempre me la paso llorando”. En aquel sillón de mimbre, se consolaba de sus desgracias. Sobre todo la más reciente en su vida, la muerte de su hijo mayor, a quien lamenta y extrañaba todos los días.
Un fragmento de la entrevista con la mujer.
Antes de avanzar con los recuerdos de Petrona, debemos saber que la ciudad de Buenos Aires fue uno de los principales puertos donde desembarcaron los barcos negreros que circulaban por todo el mar atlántico. Si bien no hubo plantaciones o minas que implicarán la presencia de un gran número de esclavos, las ciudades del virreinato del Río de la Plata eran la ruta para que miles de esclavos fueran trasladados hacia Potosí. Según la referente e investigadora local Lucía Dominga Molina, muchos esclavos fueron quedando en esa ruta como sirvientes o haciendo trabajos artesanales en las ciudades, entre ellas, Santa Fe, que es una de las más antiguas del país. Las cifras que dan los censos coloniales muestran una importante presencia de africanos en buena parte del territorio actual de nuestro país. Según el padrón de 1778, sobre un total de 210.000 habitantes, por lo menos 80.000 eran negros, mulatos y sambos. En algunas ciudades constituían el 60% de la población, en otras el 45% o el 30% como en Buenos Aires, según el censo de 1810.
Batalla de Caseros por Alfredo Guido (1939)
Recuerdos
En 1941, Petrona, decía que llevaba viviendo cien años “y quien sabe cuantos más…” Nació en Rosario, y un juez de aquella ciudad la acercó a una familia para que la recogiera y criara. Don Joaquín Coimán, dueño de un almacén en la calle del puerto de Rosario, llamado “Del Navío”, al que Petrona recuerda con mucho cariño diciendo “En su casa, supe donde tenía un lugar”.
A medida que la conversación se vuelve más profunda, brotan los recuerdos de una trayectoria y una vida colmada de sucesos. Como un hilo en la trama de la historia.
De jovencita, Petrona fue en busca de su familia. En 1860, para concretar ese deseo, supo el paradero de su abuelo paterno y desde Rosario se trasladó a Paraná para conocerlo. Su nombre era José Silva, un soldado que había peleado junto a Urquiza en la batalla de Caseros y que había logrado ascender dentro del Ejército Grande armado y liderado por Justo José de Urquiza para vencer a Juan Manuel de Rosas en 1852.
Petrona vio llegar a Urquiza a la ciudad Paraná, “lo vi montado en un caballo oscuro, y los negros a su alrededor, arrodillados, persignándose, agradeciendo la libertad que él les había concedido”. Este recuerdo personal de Petrona nos lleva a una problemática muy actual en la historiografía, es decir, a comprender los modos de acceso a la ciudadanía e incorporación al mercado de trabajo tanto de la última generación de esclavos, como la de sus hijos y nietos, en los años inmediatamente posteriores a 1853 con la sanción de la Constitución.
La Guerra del Paraguay por Cándido López (1893).
Desde 1852, las tensiones entre la Confederación y el Estado de Buenos Aires iban en creciendo año a año. En 1860, había pasado un año en que Urquiza, junto al ejército de la Confederación, habían peleado en la batalla de Cepeda contra la provincia de Buenos Aires bajo los liderazgos porteños de Alsina y Mitre. Ese mismo año Urquiza realiza el traspaso de mando y se concreta la sucesión presidencial en el nuevo presidente, Santiago Derqui, en Paraná. Un año más tarde, Urquiza volverá a enfrentarse con Buenos Aires en la batalla de Cepeda. El desenlace de esta guerra civil suscitó polémicas y especulaciones que aún perduran, debido a que Urquiza tenía un ejército más grande y experimentado, cuesta comprender porque se retiró del campo de batalla. Lo cierto es que Pavón abrió el camino a la organización nacional y puso fin a la separación entre la Confederación Argentina y la provincia de Buenos Aires, producida en 1852.
La cercanía del abuelo de Petrona con Urquiza, le permitió pasar tiempo cerca de la familia. Tras la visita de Urquiza a la ciudad de Paraná, Petrona contaba que “cuando vino a Paraná, pude conocer a su mujer, suegra y una de sus hijas que se caso por aquellos días (…) nosotros lo queríamos a Urquiza, se arrodillaban los negros porque les había dado la libertad”.
Unos años después, en 1864, Petrona recuerda otro hito en la historia de nuestro país como fue la guerra de la triple alianza, en donde Argentina se enfrentó a Paraguay en alianza con Brasil y Uruguay. Las resistencias eran muchas, recuerda Petrona, mientras Urquiza apoyaba y organizaba un ejército de entrerrianos para aquella contienda militar, los propios entrerrianos, como López Jordán, se negaban a pelear con el Paraguay, “yo creo que eso le costó la vida a Urquiza”, exclamó Petrona, además de narrar un escenario muy singular en el día en que llegó a la ciudad la noticia de la guerra: “Hubo un eclipse de sol, se oscureció todo, la gente estaba en la calle corriendo por todos lados y hubo mucho movimiento de soldados”.
Doña Petrona, luego de permanecer unos años en Entre Ríos, se casó con Pacifico Coria y al cabo de varios años vinieron a Santa Fe. Luego de que los periodistas tomen una fotografía y que Petrona se sienta contenta de haber compartido su vida, la anciana prende su pipa a la vista de todos. Ante esa imagen y la sorpresa de los periodistas y fotógrafos, Petrona pronuncia “¡Es que acaso no ven que soy criolla y entrerriana! fumó en pipa y tomo mate amargo”.
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