Todo esto ocurre en el marco de la deforestación de la selva en la que habitan, que en abril pasado aumentó en casi 64% respecto del mismo mes de 2019, según datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) de Brasil que se conocieron a través de la prensa.
Se trata de un “genocidio que está ocurriendo ahora”, denuncian defensores de los derechos de los pueblos indígenas (PPII) que prometen redoblar esfuerzos.
“No vamos a parar, es más importante que nunca que luchemos para que sus tierras, sus vidas y derechos humanos sean protegidos y para que vivan en la manera que ellos elijan”, aseguró en diálogo con Télam Sara Shenker, de Survival International, una prestigiosa ONG que se define como un “movimiento global por los derechos de los pueblos indígenas y tribales”.
La experta en PPII no contactados -aquellas comunidades que decidieron no relacionarse con la sociedad, instituciones, empresas, preservar su estado por voluntad propia y conservar sus estilos de vida- de Brasil detalló que “sus tierras están siendo invadidas ahora y esto no es un problema nuevo, pero se ha profundizado por culpa de las políticas antiindígenas del presidente Jair Bolsonaro que prácticamente declaró la guerra a los PPII y por eso ellos están sufriendo un genocidio”.
Télam: ¿Cuál es la situación actual de los indígenas en Brasil?
Sarah Shenker: Hablamos de un millón de personas y todos dependen de sus tierras para sobrevivir, y aunque están en situaciones diferentes, todos son vulnerables al coronavirus por varios motivos: tienen vidas comunales y viven lejos de los centros de salud donde pueden tratar las enfermedades que llevan los no indígenas. En muchos casos les robaron sus tierras ancestrales para crear plantaciones del agronegocio para maíz, soja o caña de azúcar.
T: ¿Cómo está el pueblo guaraní?
SS: Ellos viven en la frontera de Brasil con Paraguay y la Argentina y son muy vulnerables al coronavirus porque no tienen más sus tierras donde cultivar o pescar y cazar como hacían antes. Es decir que no son más autosostenibles y dependen de trabajar, ganar dinero o de la comida del gobierno. Todo es más difícil ahora porque si van a trabajar contraen el virus y lo llevan a las comunidades. Si no trabajan no tienen dinero para alimentar a sus familias. Ya hay tasas de desnutrición altísimas en esas comunidades donde existen enfermedades preexistentes. Muchos de los PPII, sobre todo comunidades con pocas décadas de contacto con la sociedad no indígena como resultado del contacto forzado, están sufriendo tuberculosis y otras enfermedades. También vemos mucha discriminación y racismo contra los PPII en el sistema sanitario brasileño.
T: ¿Qué hacen los políticos en favor de los PPII?
SS: La primera mujer indígena diputada Joenia Wapichana junto a otros legisladores pidió que se declare a los originarios una categoría prioritaria en los hospitales y servicios de salud para este momento. Esto ya debería existir pero ahora es urgentísimo que se haga.
T: ¿Cuál es la situación de los PPII no contactados?
SS: Están en peligro extremo porque pueden ser aniquilados por el virus. Estos pueblos no tienen contacto regular con el resto de la sociedad y en Brasil hay más de cien pueblos indígenas no contactados, es decir, más que en cualquier otro país del mundo. En teoría sus tierras y ellos mismos deberían ser los más protegidos del mundo como la ley brasileña y leyes internacionales obligan, pero, desafortunadamente, no es así y sus territorios están siendo invadidos ahora por madereros, mineros en busca de oro, colonos y otros.
T: El extenso Brasil alberga otros pueblos como los yanomamis o los awá ¿qué pasa con ellos?
SS: Los yanomamis están en el norte de Brasil en la frontera con Venezuela, y dicen que en este momento hay cerca de 20 mil invasores ingresando a sus tierras a buscar oro. Eso es alarmante para los no contactados porque eso puede aniquilarlos, diezmar sus comunidades. Lo mismo con invasores madereros en las tierras de los awá, el pueblo más amenazado del mundo, algunos de ellos, que son no contactados, viven en islas de selva verde que están protegiendo. Los indígenas son los mejores guardianes de la naturaleza pero estas invasiones pueden matarlos.En el valle de Javari -frontera con Perú- hogar de más PPII no contactados que en toda la tierra, mineros de oro usando una gran draga han invadido una de las regiones en la zona del río Yutaí, donde están los korubos, aislados. También la zona de los ituna caita viven en una zona que en 2019 fue el territorio más deforestado del país Otro ejemplo es el de los indígenas Uru-Eu-Wau-Wau. Una parte de su población tiene contacto con la sociedad dominante pero otros no, y sus tierras son atacadas por madereros y agricultores. Hay tres grupos no contactados ahi, y el mes pasado uno de sus líderes Ari, guardian del bosque, fue asesinado.Sarah Shenker es investigadora de Survival International, el movimiento global por los pueblos indígenas y como experta en pueblos indígenas de Brasil dirige la campaña #StopBrazilsGenocide y en pueblos indígenas no contactados, la campaña #DéjenlosVivir.
Piden que se rechacen invasiones a las tierras indígenas
Defensores de los derechos de los pueblos indígenas (PPII) opinan que hace falta una “fuerte presión de la opinión pública internacional” para frenar la invasión a sus tierras y denuncian al modelo de conservación “colonial” que impulsan organizaciones ambientales globales.
“Ya antes del virus la situación de los PPII en Brasil era grave. Mineros y madereros aprovechando la pandemia invaden las tierras porque piensan que pueden hacerlo con impunidad ya que el gobierno alienta esas acciones porque para el gobierno es muy conveniente ya que quieren usar esas tierras para explotarlas y ganar dinero”, dijo a Télam Sarah Shenker, investigadora de Survival International.
Agregó que el gobierno de Jair Bolsonaro “quieren acabar con los PPII no contactados y para eso usan la palabra integración que implica el contacto forzado. Algo que puede aniquilar un pueblo entero porque no tienen resistencias para enfermedades de afuera. Además, el contacto forzado es seguido por invasiones a sus tierras y violencia y masacre”. La situación de los pueblos originarios de Brasil se replica en todo el mundo, donde enfrentan “racismo, discriminación y robo de tierras”, remarcó.
“Es un problema internacional que requiere una onda muy fuerte de presión pública internacional para luchar contra esto. Ellos protegen los lugares de mayor biodiversidad del planeta de los que todos nosotros dependemos para nuestra salud y nuestra supervivencia”, sostuvo.