Miles de israelíes se manifestaron para exigir la liberación de los rehenes en poder de Hamás
"Tenemos que traerlos de vuelta", "Tenemos que traer de vuelta a todos los rehenes, los vivos y los muertos", "Tenemos que cambiar este gobierno, esto tiene que acabar", fueron las consignas más escuchadas en las protestas llevadas a cabo en Israel, previas al Día de la Memoria del Holocausto Yom HaShoah.
Miles de israelíes se manifestaron para exigir la liberación de los rehenes en poder de Hamás
Miles de israelíes se manifestaron el sábado exigiendo al primer ministro Benjamin Netanyahu que acepte un acuerdo de alto el fuego con el movimiento islamista Hamás que permita traer a casa desde Gaza a los rehenes israelíes que aún quedan retenidos. En una concentración celebrada en Tel Aviv mientras funcionarios de Hamás se reunían con mediadores egipcios y qataríes en El Cairo, familiares y simpatizantes de los más de 130 rehenes que siguen en cautiverio dijeron que había que hacer todo lo posible para traerlos de vuelta a casa.
"Estoy aquí hoy para apoyar un acuerdo ahora, ayer", dijo Natalie Eldor. "Tenemos que traerlos de vuelta. Tenemos que traer de vuelta a todos los rehenes, los vivos, los muertos. Tenemos que traerlos de vuelta. Tenemos que cambiar este gobierno. Esto tiene que acabar". Las protestas, previas al Día de la Memoria del Holocausto Yom HaShoah, que este año cae el 6 de mayo, se produjeron en un momento en que la guerra en Gaza se acerca al final de su séptimo mes, en medio de una creciente presión internacional para que se ponga fin a los combates.
"Lo único que nos hace seguir adelante es la esperanza de que Bar esté vivo y sobreviva", declaró Ora Rubinstein, tía de Bar Kupershtein, secuestrado junto con más de 250 personas -se habla de 252 justamente- cuando hombres armados dirigidos por Hamás atacaron las comunidades israelíes cercanas a Gaza el 7 de octubre pasado. Se cree que muchos de los secuestrados ya murieron pero las familias quieren que todos sean devueltos.
El gobierno de Netanyahu insistió en que no detendrá la guerra hasta que Hamás sea destruida y vuelvan todos los rehenes. Sin embargo, se enfrenta a la presión de los partidos religiosos nacionalistas de su coalición para que rechace un pacto con Hamás y siga adelante con la ofensiva prometida desde hace tiempo contra la ciudad meridional de Rafah, en Gaza.
Escasas posibilidades para un alto el fuego
Las perspectivas de un alto el fuego en Gaza parecían escasas este domingo, ya que Hamás reiteró su exigencia de poner fin a la guerra a cambio de la liberación de rehenes, mientras que el premier israelí Benjamin Netanyahu descartó de plano dicha alternativa. En su segundo día de conversaciones sobre la tregua en El Cairo con mediadores egipcios y qataríes, los negociadores de Hamás mantuvieron su postura de que cualquier acuerdo de tregua debe poner fin a la guerra, dijeron funcionarios palestinos.
Funcionarios israelíes no viajaron a El Cairo para participar en la diplomacia indirecta, pero Netanyahu reiteró el objetivo de Israel desde el inicio de la guerra hace casi siete meses: desarmar y desmantelar de forma definitiva el movimiento islamista palestino Hamás para evitar poner en peligro la seguridad futura de Israel. El primer ministro dijo que Israel está dispuesto a detener los combates en Gaza para garantizar la liberación de los rehenes que Hamás aún retiene, que se cree que son más de 130.
"Pero mientras Israel ha mostrado su disposición, Hamás sigue atrincherado en sus posiciones extremas, la primera de ellas la exigencia de retirar todas nuestras fuerzas de la Franja de Gaza, poner fin a la guerra y dejar a Hamás en el poder", dijo Netanyahu. "Israel no puede aceptar eso". En una declaración hecha pública poco después, el jefe de Hamás, el multimillonario contrabandista Ismail Haniyeh, afirmó que el grupo sigue interesado en "alcanzar un alto el fuego general que ponga fin a la agresión israelí, garantice la retirada de Israel de Gaza y logre un acuerdo serio para liberar a los rehenes a cambio de la liberación de presos palestinos".
Obviamente, Haniyeh culpó a Netanyahu de "la continuación de la agresión y la ampliación del círculo del conflicto, y de sabotear los esfuerzos realizados a través de los mediadores y las distintas partes". La guerra comenzó después de que Hamás sorprendiera a Israel con un ataque transfronterizo en el que murieron por lo menos 1.400 personas y se tomaron 252 rehenes, según los recuentos israelíes. Más de 34.600 palestinos han muerto, 29 de ellos en las últimas 24 horas, y más de 77.000 han resultado heridos en el asalto israelí, según el Ministerio de Salud de Gaza. Los bombardeos han devastado gran parte del enclave costero y provocado una crisis humanitaria.
"No tienen intención de llegar a un acuerdo"
Un funcionario palestino cercano a los esfuerzos de mediación declaró que la actual ronda de conversaciones podría terminar pronto: "Si Netanyahu no cambia de opinión, no habrá motivo para quedarse. Siempre pueden volver a reunirse si cambia de opinión". El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, dijo que Hamás no parece tomarse en serio la posibilidad de alcanzar una tregua. "Estamos observando señales preocupantes de que Hamás no tiene intención de llegar a un acuerdo con nosotros", dijo Gallant.
"Esto significa que en un futuro muy próximo comenzarán fuertes acciones militares en Rafah, y en el resto de la Franja". Israel lleva meses advirtiendo de que planea enviar tropas a Rafah, la ciudad meridional fronteriza con Egipto donde se han refugiado más de un millón de gazatíes desplazados. Israel cree que miles de combatientes de Hamás están escondidos en la ciudad, junto con posibles decenas de rehenes.
Una incursión de este tipo pondría en peligro cientos de miles de vidas y supondría un duro golpe para las operaciones de ayuda de todo el enclave, declaró el viernes la oficina humanitaria de la ONU. Residentes y funcionarios sanitarios de Gaza afirmaron que aviones y tanques israelíes siguieron bombardeando zonas del enclave palestino durante la noche, matando e hiriendo a varias personas. El brazo armado de Hamás reivindicó la autoría de un ataque perpetrado el domingo contra el paso fronterizo de Kerem Shalom, entre Israel y Gaza, que, según medios israelíes y palestinos, causó víctimas israelíes.
Se ignora la cantidad de cautivos vivos
Qatar (donde Hamás tiene una oficina política) y Egipto son los países que están intentando mediar para reeditar el breve alto el fuego logrado en noviembre último, en medio de la consternación internacional por el creciente número de muertos en Gaza y la difícil situación de sus 2,3 millones de habitantes. Según fuentes egipcias, el director de la CIA, William Burns, que también ha participado en anteriores conversaciones de tregua, llegó a El Cairo el viernes último, ya que desde Washington (que, al igual que otras potencias occidentales e Israel consideran a Hamás como un grupo terrorista) le han instado "llegar a un acuerdo".
Israel ha dado su visto bueno preliminar a unas condiciones que, según una fuente, incluyen la devolución de entre 20 y 33 rehenes a cambio de cientos de prisioneros palestinos y una tregua de varias semanas. Esto dejaría unos 100 rehenes en Gaza, algunos de los cuales, según Israel, han muerto en cautiverio. La fuente, que pidió no ser identificada por su nombre o nacionalidad, dijo que su regreso podría requerir un acuerdo adicional. Miles de israelíes protestaron el sábado exigiendo a Netanyahu que aceptara un acuerdo de alto el fuego con Hamás que permitiera el regreso a casa de los rehenes restantes.
La ONU asegura que Tel Aviv impide la ayuda humanitaria
Un alto cargo de la ONU acusó el domingo a Israel de seguir negando el acceso de la ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, donde la responsable de alimentación de la ONU advirtió de que se ha desatado una "hambruna en toda regla" en el norte del enclave de 2,3 millones de habitantes. Aunque no se trata de una declaración formal de hambruna, la directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos, Cindy McCain, afirmó en una entrevista con NBC News emitida el domingo que, basándose en el "horror" sobre el terreno, "hay hambruna, hambruna en toda regla, en el norte, y está avanzando hacia el sur".
El gobierno de Israel no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios sobre las declaraciones de McCain, ni a las del director de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, que acusó el domingo a Israel de seguir negando el acceso a la ayuda en Gaza para intentar evitar la hambruna. "Solo en las últimas dos semanas hemos registrado 10 incidentes con disparos a convoyes, detenciones de personal de la ONU que incluyen intimidación, desnudarles, amenazas con armas y largos retrasos en los puestos de control que obligan a los convoyes a moverse durante la oscuridad o abortar", publicó Lazzarini en la red social X.
El jefe de la UNRWA hizo también un llamado a "Hamás y otros grupos armados para que detengan cualquier ataque contra los cruces humanitarios, se abstengan de desviar la ayuda y se aseguren de que la asistencia llega a todos los necesitados". Los militantes reivindicaron el domingo la autoría de un ataque que cerró el principal paso de ayuda humanitaria a Gaza.
En marzo, un informe respaldado por la ONU afirmó que la hambruna era inminente y probable en mayo en el norte de Gaza, y que podría extenderse por todo el enclave en julio. Se considera hambruna cuando al menos el 20% de la población sufre escasez extrema de alimentos, uno de cada tres niños está gravemente desnutrido y dos de cada 10.000 personas mueren diariamente de inanición o por malnutrición y enfermedad.
Los funcionarios de la ONU sostienen que, por lo general, cuando se declara formalmente una hambruna en algún lugar ya es demasiado tarde para salvar a muchas personas. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, declaró la semana pasada que los más vulnerables del norte de Gaza "ya se están muriendo de hambre y enfermedades". La ONU se ha quejado de la falta de acceso de ayuda humanitaria a lo largo de los siete meses de guerra entre Israel y los militantes palestinos de Hamás en Gaza. Guterres ha dicho que la ONU está intentando evitar "una hambruna totalmente evitable y provocada por el hombre" en el norte de Gaza.
Donald Trump se defiende atacando a Joe Biden
El candidato presidencial republicano Donald Trump acusó al presidente Joe Biden de dirigir una "administración de la Gestapo" en un discurso privado ante donantes en el que también atacó a los fiscales de sus casos penales, según una grabación escuchada por medios estadounidenses. Trump, cuya retórica ha suscitado acusaciones de tendencias fascistas por parte de grupos de derechos civiles y otros críticos, hizo la comparación con la policía nazi en el régimen alemán de la Segunda Guerra Mundial en un retiro de donantes el sábado por la noche en su complejo Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida.
Los comentarios se produjeron después de que Trump volviera a quejarse de que las múltiples acusaciones contra él tenían una motivación política. Acaban de concluir 11 días de un juicio por soborno en Nueva York en el que se le acusa de falsificar registros comerciales para encubrir un pago de 130.000 dólares hecho a una estrella del porno. "Esta gente está dirigiendo una administración de la Gestapo", dijo Trump, según una grabación de audio escuchada por The New York Times y The Washington Post. "Y es lo único que tienen. Y es la única forma en que van a ganar, en su opinión, y en realidad los está matando. Pero a mí no me molesta".
La campaña de Trump no respondió a una solicitud de comentarios sobre las declaraciones denunciadas. Trump, que ocupó el cargo de 2017 a 2021, se enfrenta a una serie de problemas legales en casos penales y civiles mientras busca recuperar la presidencia en las elecciones del 5 de noviembre próximo. El ex mandatario ha hecho una serie de declaraciones incendiarias y racistas durante la campaña, utilizando imágenes violentas para arremeter contra inmigrantes y opositores. Ha advertido de violencia si no gana las elecciones de 2024 y ha comparado a los inmigrantes con animales.
En noviembre, Biden atacó a Trump por utilizar la palabra "alimaña" para referirse a sus enemigos políticos, diciendo que se hacía eco del lenguaje de la Alemania nazi. También el año pasado, Trump dijo que los inmigrantes que entran ilegalmente en el país están "envenenando la sangre de nuestro país".