Escondido entre el denso bosque de la cadena montañosa china de Lesser Xing'an, debajo de más de 100 metros de sedimentos de lagos y pantanos. Un equipo de geólogos ha descubierto al noroeste de Yilan, en la provincia de Heilongjiang, el cráter más grande de los últimos 100.000 años. Un espacio que la gente de la zona conocía como Quanshan, o “cresta montañosa circular”.
El cráter de Yilan tiene 1,85 kilómetros de diámetro y la datación por radiocarbono indica que se formó hace entre 46.000 y 53.000 años. A pesar de la gran superficie terrestre de China, este es apenas el segundo cráter de impacto que se descubre en el país, tras otro relativamente más pequeño hallado en Xiuyan, en la provincia de Liaoning.
El Observatorio de la Tierra de la NASA acaba de publicar las primeras imágenes satelitales del sitio, que se tomaron el pasado 8 de octubre de 2021 con el escáner Operational Land Imager (OLI), instalado a bordo del satélite de observación terrestre estadounidense Landsat 8.
La fotografía que encabeza este texto muestra el borde norte resaltado por el follaje de otoño. Ese borde, que se eleva 150 metros sobre el suelo del cráter, está bien conservado, pero falta el tercio sur del borde. Los investigadores explican que el de Yilan supera al cráter Meteor (o Barringer) de Arizona, que también tiene aproximadamente 50.000 años pero su diámetro es de 1,2 kilómetros.
Aunque el asteroide que creó el agujero golpeó hace relativamente poco tiempo, geológicamente hablando, las rocas de granito con las que impactó eran mucho más antiguas, ya que se formaron hace unos 200 millones de años, en el Período Jurásico Temprano.
Para estudiar la estructura de impacto, los investigadores perforaron 438 metros en el centro, donde encontraron cientos de metros de sedimentos del lago antiguo y granito roto, según explicaban en un artículo publicado en la revista Meteoritics & Planetary Science en julio.
Los análisis del núcleo del cráter revelaron la presencia de cuarzo impactado, granito derretido, vidrio que contenía agujeros formados por burbujas de gas y fragmentos de vidrio en forma de lágrima. “Todos estos elementos son indicaciones de un evento de impacto de alta intensidad”, explican los geólogos.
Los especialistas continúan investigando la causa de la ausencia del borde sur. Sin embargo, la presencia de sedimentos del lecho del lago dentro del cráter sugiere que el borde estuvo intacto el tiempo suficiente para que se acumularan depósitos significativos en el lecho.
“Este tipo de depósitos a menudo producen un suelo rico y orgánico. De ahí que se vean algunos campos de cultivo dentro de la parte sur del cráter. El resto de la zona interior está cubierto de pantanos y humedales forestales”, concluyen.