El Litoral | Telam
La desesperación aumenta ante la ausencia de rastros de Julen, el niño de dos años que el domingo cayó en un pozo de más de 100 metros de profundidad y apenas 25 centímetros de diámetro en un monte en la localidad malagueña de Totalán, España, al que los rescatistas intentan acceder ahora por un túnel lateral.
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Tras más de 40 horas de angustiosas labores de rescate, que no dieron fruto, el comité de expertos que analiza las opciones para llegar hasta el niño decidió avanzar por la vía que considera más "viable, rápida y segura", explicó la subdelegada del gobierno español en Málaga, María Gámez.
Desde primera hora de la mañana se está trabajando para "acceder desde otro orificio lateral y horizontal" de unos 50 a 80 metros de distancia, informó Gámez, quien supervisa el operativo desde el lugar de los hechos.
La responsable señaló que el túnel lateral "aprovecha la pendiente de la montaña para intentar llegar a la zona donde se supone que se encuentra el pequeño".
Durante la pasada noche, las labores se centraron en la extracción por succión de la tierra que obstruye el interior del pozo a unos 73 metros de profundidad, debajo de la cual se cree que se encuentra Julen.
Sin embargo, no hubo resultados en cuanto a la localización del pequeño, que según sus padres, cayó en el pozo cuando jugaba con un primo.
"Hay tres factores condicionantes en el operativo: la seguridad del niño, emplear el menor tiempo posible y la orografía del terreno, que dificulta los trabajos", subrayó Gámez al ser consultada sobre los avances del operativo de rescate.
Los rescatistas advierten de las dificultades que conllevaba trabajar en un espacio tan pequeño y sin contar con información precisa sobre la localización del niño, ya que desconocen el espesor del "tapón" de tierra con el que se encontraron cuando introdujeron una cámara térmica en el pozo.
Por el momento no se trabaja con otra hipótesis que no sea "la búsqueda, localización y rescate del niño", remarcó el vocero de la Guardia Civil en Málaga, Bernardo Moltó, luego de la reconstrucción de los hechos ocurridos el pasado domingo en la finca familiar en la que se produjo el accidente.
Según el relato de sus padres, José y Victoria, Julen se encontraba jugado con un primo también pequeño cuando cayó al pozo, sin que nadie pudiera evitarlo.
La familia se encontraba en el lugar, propiedad de un tío, para comer una paella.
El pozo, que no contaba con protección, fue abierto por una empresa que buscaba agua en el terreno y descartó la posibilidad de encontrar líquido tras llegar a una profundidad de 103 metros.