El Litoral
No es común que una persona tenga un doctorado por la Universidad de Cambridge de Reino Unido, uno de los centros de estudio más prestigiosos del mundo, sin haber asistido nunca al colegio ni tener ningún tipo de certificación escolar.
El Litoral
BBC Mundo
La historia de Tara Westover parece más bien sacada de un cuento de otra era que de un libro sobre la vida moderna en Estados Unidos.
La joven creció en una zona rural de Idaho, en una familia seguidora del "sobrevivencialismo" o survivalism, un movimiento de individuos o grupos que se preparan activamente para sobrevivir una posible futura alteración del orden político o social, que pensaba que las escuelas eran parte de un plan del gobierno para lavar el cerebro a las personas.
Su padre acumulaba una colección de armas y suministros para cuando llegara el fin de la civilización y para protegerse de cualquier intento del Estado de intervenir en sus vidas.
Incluso cuando sus miembros resultaron heridos en varios accidentes de tráfico, la familia evitó ir a hospitales porque estaba segura de que los médicos eran "agentes de un Estado maligno".
La familia de Westover, que seguía una interpretación fundamentalista del movimiento de los Santos de los Últimos Días que se rige por las enseñanzas del Libro de Mormón, controlaba su vida y cualquier contacto que tuviera con el mundo exterior.
"Era una vida dura, violenta y autosuficiente, como una paranoica "La pequeña casa en la pradera"", explicó Sean Coughlan, el corresponsal de educación y familia de la BBC.
Su madre y su hermano le enseñaron a leer y escribir, pero nunca había aprendido nada de historia, geografía, literatura o nada que tuviera que ver con el mundo exterior.
La joven solo tenía acceso a libros y publicaciones afines a las creencias de su familia. Pero un día decidió comprar libros de texto a escondidas de sus padres y dedicarse a estudiar metódicamente noche tras noche hasta conseguir el conocimiento necesario para pasar los exámenes de ingreso a la universidad.
Cuando finalmente llegó al salón de clases, vivió en un "estado permanente de miedo".
"Era como un animal del bosque. Vivía en estado de pánico todo el tiempo. La sala de clases me parecía aterradora. Nunca antes había estado en una", recuerda.
Poco a poco comenzó a adaptarse, a adquirir nuevos conocimientos y a probarse a sí misma que era capaz de enfrentar el desafío.
Así fue como pasó un tiempo en la Universidad de Harvard, en Massachusetts, EE.UU., y más tarde ingresó a la Universidad de Cambridge, en Inglaterra.
Ahí obtuvo un doctorado a los 27 años, sin nunca haberse graduado de la secundaria.
"Creo que a muchas personas les han enseñado que no pueden aprender por sí mismas", dice.
Actualmente está separada de sus padres y de su religión. Y reconoce que dejar de lado sus creencias fue "una experiencia traumática".