En los 30 años que lleva de servicio como policía local de El Paso (La Palma, 7.600 habitantes), Juan Antonio Martín había visto muchas cosas -"incluso un incendio enorme el pasado verano, que el viento iba llevando de un lado a otro"-, pero nada como lo de estos días bajo el volcán de Cabeza de Vaca.
"La gente te llora en el hombro, muchos lo están perdiendo todo... Comenzamos a doblar y redoblar turnos, trabajando a veces ocho y nueve horas diarias más, al ver el drama".
Cuando la pesadilla que dura ya ocho semanas comenzó, conforme la lava empezaba a sepultar casas, los 27 policías locales de los tres municipios afectados (Los Llanos, Tazacorte y El Paso) quedaron igualmente anegados en trabajo, completamente desbordados..."Pero rápidamente, ese mismo día, compañeros de toda la isla empezaron a ayudarnos, muchos de ellos haciendo turnos de ocho y nueve horas, además de sus turnos normales en sus municipios. Muchos se quedaban a hacer vigilancias nocturnas, y luego por la mañana dormían un poco y se iban a su puesto habitual".
Todos ellos, los casi 90 agentes ahora mismo operativos en la isla, comenzaron a ser coordinados desde el Puesto de Mando Avanzado, pero se gestó entonces un grupo de Whatsapp llamado 'Volcán' del que ahora, casi dos meses después, sale una de esas noticias solidarias muy habituales en estas semanas en una isla con un sentido comunitario, más allá de tópicos, muy especial: tanto los 27 agentes de los municipios afectados como sus más de 60 compañeros han renunciado a cobrar las horas extra que se tengan que realizar durante la erupción del volcán, e incluso a cambiarlas por días de vacaciones. Incluso sin saber cuándo va a acabar esto.
Un gesto que, vale, es una tirita contra el drama vivido estos días en este rinconcito del Atlántico, pero que evidencia el carácter desinteresado y solidario de la gente aquí: "Hay que arrimar el hombro, mucha gente lo está perdiendo todo... Algunos de nuestros compañeros van a trabajar con la lava a 50 metros de su casa, o en su casa, pero ahora es cuando la gente nos necesita más...".
Se creó un grupo de WhatsApp llamado 'Volcán'
Martín, jefe de los seis efectivos de El Paso, admite que el renunciar a cambiar las horas por días de vacaciones hay que valorarlo relativamente, porque "las plantillas son cortísimas y aquí cogerte días ya es un lío, tienes que hacer cambalaches con los compañeros". Otra cosa es asumir que los cientos de horas extra que hagan en estos meses los policías locales de La Palma le van a salir gratis al erario público: "Hablamos de mucho dinero, pero también de mucha necesidad, y el momento es el que es, hay que dar ejemplo".
Cuenta Martín además que la avalancha de ofrecimientos desde las otras islas Canarias, e incluso "desde Madrid y el País Vasco" es "tan grande que no podemos darle salida, porque no hay dónde alojar a la gente que quiere venir a ayudar. Algunos se han presentado aquí sin más ni más y les hemos buscado alojamiento con los de Protección Civil".
Explica Martín que a las funciones normales en emergencias de este tipos -"la seguridad del tráfico, acompañar a la gente a los domicilios, ayudar en las evacuaciones, que es una cosa complicadísima porque la gente se derrumba"-, los policías locales están teniendo que lidiar con lo extraordinario: "Mucha gente te pide que eches un vistazo por donde las coladas para ver si su casa está afectada... Lo he hecho algunas veces, pero hace poco le dije a una persona que su casa seguía bien una tarde, esa noche la lava se la llevó y me he prometido no hacerlo más, porque nunca sabes cómo ayudar mejor a la gente en su sufrimiento", explica.
Incluso han tenido que hacer gestiones de lo más curiosas en estos días en que la atención de todo el país está centrada aquí: "Te llama mucha gente de otros sitios de España para comprobar que alguien que conocieron en su momento aquí está bien. Te da pena que la gente lo pase mal, y ayudas en lo que puedes. Ayer nos llamó un matrimonio de Almería que habían conocido hace 20 años a una chica de La Palma en Lanzarote, y querían saber si le había afectado esto. Localizamos a la hermana, porque la chica vive en Tenerife, y sí, estaba bien. La gente acude a nosotros con cualquier cosa y es verdad que ayudar es un placer, aunque el estrés de estos días es tan enorme que es una suerte que tenemos un psicólogo en el Ayuntamiento para ayudarnos a sobrevivir un poco a esto".
Todo eso, y mantener las viviendas evacuadas en la zona de exclusión, y por tanto vacías, libres de robos: "Sí, hemos detectado gente metiéndose por allí. Te dicen que son periodistas, que van a hacer fotos... O que se han perdido. Pero hay que sacarlos de allí". Las denuncias se desvían a la Guardia Civil, cuyo contingente, junto con los de Policía Nacional, Unidad Militar de Emergencias y Protección Civil, contribuye en estos días a mantener un precario orden en la zona, que suma unos 32.000 habitantes.
"No tenemos más alternativa que remar y ayudar", dice Juan Antonio, que admite que "a veces" hay que ser tolerante incluso con las normas de tráfico en este pandemonium: "Si es que la ceniza oculta las líneas muchas veces... La gente te dice: 'Si es que no he visto la línea'. Y qué les vas a decir. 'Hala, circule'", sonríe.