Miércoles 3.6.2020
/Última actualización 19:36
El jefe del Pentágono, Mark Esper, marcó distancia con el presidente estadounidense Donald Trump y dijo este miércoles (03.06.2020) que está en desacuerdo con usar a los militares para frenar la multitudinaria ola de protesta contra el racismo y la brutalidad policial.
"La opción del uso de tropas en activo en el papel de garantes de la ley debería ser solo empleado como último recurso, y solo en las situaciones más urgentes y extremas", afirmó Esper en una conferencia de prensa desde el Pentágono.
"No estamos en una de esas situaciones ahora. No soporto invocar la Ley de Insurrección", subrayó sobre la posibilidad de utilizar al Ejército en el interior país planteada por el mandatario a comienzos de semana.
Este lunes, Trump anunció su disposición a desplegar "miles y miles de soldados fuertemente armados" y de agentes de la ley para detener los disturbios en Washington DC, tras varias noches de protestas y saqueos en la capital. Poco después del mensaje televisado, los manifestantes concentrados ante la Casa Blanca fueron reprimidos con gases lacrimógenos.
Esper también se refirió a la polémica después de que el lunes Trump reprimiera una manifestación pacífica delante de la Casa Blanca para despejar la zona y posar con una biblia delante de una iglesia que fue dañada al margen de una manifestación el fin de semana. El jefe del Pentágono admitió que fue un error posar junto a Trump. "Hago lo posible por permanecer apolítico y por evitar situaciones que pueden parecer políticas", indicó. "A veces lo logro y otras no".
Casi diez días después de la muerte de George Floyd las movilizaciones seguían en las grandes ciudades como Washington, Nueva York, Houston y Los Ángeles, entre otras, pese al toque de queda decretado después de los disturbios del fin de semana.
Trump, que busca la reelección en noviembre, mantuvo su discurso este miércoles y pese a las críticas repitió en Twitter su mensaje de "¡Ley y orden!".
Las movilizaciones callejeras alcanzaron una dimensión no vista desde la década de 1960 durante las protestas por los derechos civiles, pese a que Estados Unidos es el país del mundo con más muertos por la pandemia del coronavirus, con más de 106.000 fallecidos y el brote sigue activo.