Desde el domingo y durante ocho días y ocho noches, en las que se encenderán ocho velas, se conmemora el milagro ocurrido en favor del pueblo de Israel hace más de 2000 años.
Un rabino y embajador israelí en Ucrania, Michael Brodsky, enciende una vela para una menorá durante una ceremonia para el festival judío de Hanukkah, en medio del ataque de Rusia a Ucrania, en la Plaza de la Independencia en Kyiv, Ucrania, el 18 de diciembre de 2022. Foto: Reuters
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La comunidad judía celebra desde este domingo Janucá (también Jánuca, Janucáh, Januká o Hanuká), o como también se la conoce la “Fiesta de las luminarias” cuya enseñanza es que nuestra vida solo resplandecerá si nos involucramos con lo que sucede a nuestro alrededor, si enfrentamos los desafíos con fe y recordando que con un mínimo de luz podemos disipar toda la oscuridad.
Durante esta conmemoración que se extiende a lo largo de ocho días, se encenderán ocho velas, acumulando una por día, de izquierda a derecha, que comenzó con la puesta de sol de este domingo.
El canciller alemán Olaf Scholz asiste a una ceremonia al comienzo del festival Hanukkah en la Escuela Heinz Galinski de la Comunidad Judía de Berlín, Alemania, el 19 de diciembre de 2022. Foto: Reuters
Para destacar su especial significado el Superior Rabinato de la República Argentina, expresado por el Rab Eliahu Hamra de AMIA explicó que: “Este encendido conmemora el milagro ocurrido en favor del pueblo de Israel entre los años 167 y 160 a.e.c, época durante la cual la monarquía Hasmonea se sobrepuso al gobierno heleno en la Tierra de Israel, luchando por sus derechos. Esta independencia nacional duró 130 años. La rebelión de los Hasmoneos fue debido a la persecución religiosa padecida por el pueblo de Israel, una de las primeras en la historia”.
Dada la importancia de la fecha ya que Janucá es una de las fiestas por excelencia del judaísmo, el rabino reflexionó que el pueblo de Israel innovó en el concepto por el cual el ser humano posee una grandeza dada por su permanente conexión entre el mundo material y el espiritual, razón por la cual sus acciones impactan e influyen tanto para el bien como para el mal en ambos mundos. Y que la cultura griega amó y valoró toda sabiduría, pero los decretos de Antíoco IV, que por ejemplo prohibían la observancia de Shabat y la circuncisión, con el propósito de desconectar el vínculo entre el ser humano y su Creador.
“La Menorá, el candelabro del Gran Templo de Jerusalén, tenía una vela que siempre permanecía encendida, denominada en hebreo ´Ner Tamid´, y cuyo significado es la permanente conexión entre el mundo terrenal y el celestial. Similarmente, en toda sinagoga, frente al Arca Sagrada donde se guardan los Rollos de la Torá, siempre hay una luz encendida. Es por ello que los helenos especialmente accionaron también contra la Menorá”, explica el Rab Eliahu Hamra.
“Así, el encendido de la Janukiá, el candelabro que en verdad es la Menorá pero con una vela adicional, simboliza aquel candelabro vinculando al pueblo de Israel con el Creador. Es por eso que el precepto de encender la Janukiá viene a iluminar, de forma creciente, y destacar aquella conexión permanente entre el mundo terrenal y espiritual, y por cuyo mérito en el cumplimiento de su encendido se iluminarán nuestras vidas con abundancia espiritual y bendiciones. Mis deseos para toda la comunidad judía argentina por un Jánuca Sameaj, y que las luces de la Janukiá nos acompañe para todo el año”, manifestó el rabino.
Janucá es una de las festividades judías más alegres, en torno a una fecha próxima a la Navidad, en la que se le agradece a Dios y se celebra la victoria de la luz sobre la oscuridad. Los festejos culminarán este año el 26 de diciembre.
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