En las últimas semanas se elevó el estado de alerta por la bajante del río Paraná a la altura del Gran Rosario, donde el nivel del agua descendió notablemente y no se vislumbra una mejoría en los reportes cercanos.
Los barcos están saliendo con 9.300 toneladas menos de lo habitual por la imposibilidad de cargar granos y oleaginosas. La semana próxima el panorama podría complicarse aún más y no habrá un panorama claro hasta el inicio de la primavera
En las últimas semanas se elevó el estado de alerta por la bajante del río Paraná a la altura del Gran Rosario, donde el nivel del agua descendió notablemente y no se vislumbra una mejoría en los reportes cercanos.
El pasado martes se registró una bajante de 0,05 centímetros en el caudal; ante este escenario los expertos proyectan un panorama muy comprometido para los próximos meses, hasta el inicio de la primavera, cuando se tengan informes más certeros de lo que resta para el verano. Por esta situación, los barcos exportadores están saliendo con 9.300 toneladas menos de lo habitual para esta época del año.
La semana pasada, la medición había arrojado parámetros de 0,36 metros de profundidad a la altura de los puertos de Rosario. Sin embargo, en unos días el río bajó 20 centímetros. De acuerdo con la información que maneja la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas (Capym), a mayo del año pasado, el hidrómetro de Rosario estuvo solamente 8 centímetros por arriba de cero; esta vez todavía falta para llegar a ese punto, pero es un escenario posible que llegue ante la sequía que azota la región. “Igualmente, vamos a llegar porque esto va a seguir bajando, vamos a tener el Río Paraná muy bajo. El año pasado estuvo en 8 centímetros positivos y ahora, al menos, todavía estamos en valores positivos, pero hay una parte final donde se complica la navegación”, explicó Guillermo Wade, gerente de la Cámara.
7 centímetros menos
Para la semana próxima se prevé que el hidrómetro baje 20 centímetros desde los 13 centímetros que se registraron el último martes, es decir, que se van a “tener 7 centímetros negativos” de acá a una semana. “Los barcos al día de hoy están saliendo a una navegación de 9′07, o sea, a 29′9. Muy por debajo de los 30′06 que habitualmente teníamos”, explicó Wade. En otras palabras, los buques están cargando 4 pies y 3 pulgadas menos de lo habitual en un año con un caudal considerado normal para estos meses. Por eso, los expertos creen que el impacto en este momento es enorme.
“La navegación no está complicada porque siempre se sigue saliendo con un margen de seguridad bajo la quilla, lo que sucede es que la altura del agua impide el hecho de poder cargar los barcos como lo hacíamos hasta hace un par de años, donde los cargábamos a 34′06, o sea, a 10 metros con 51 centímetros. Se están teniendo que cargar bastante menos de lo habitual”, agregó.
Actualmente, los barcos complementan la carga en Quequén o en Bahía Blanca y los puertos del sur de Brasil. ”Con estos valores ni siquiera podemos cargar completos los handymax (150-200 m de eslora). En un handymax se cargan casi 7.600 toneladas menos de lo habitual y en un panamax unas 9.300 toneladas menos. En este momento, un barco de panamax de 47 mil toneladas de harina o 55 mil toneladas de grano, por ejemplo, están cargando 9.300 toneladas menos para poder salir”, describió el integrante de la Cámara. El récord histórico más cercano del que se tenga registro en la bajante en Rosario fue en 1944, donde estuvo a menos de 1,32 por debajo del cero.
Hasta la primavera
En esa línea, Juan Carlos Bertoni, presidente del Instituto Nacional del Agua (INA) reforzó que la Cuenca del Plata y el Paraná tienen una bajante extraordinaria, una situación que impacta tanto a Brasil como a Argentina. En el país vecino no ocurría un panorama similar desde hace 91 años, mientras que acá la situación más crítica se dio en 1884. “El año pasado ya tuvimos una bajante muy importante. Fue la más crítica de la historia reciente, y esta es la segunda, si reunimos el bienio, se constituye como el más crítico desde hace más de 130 años”, explicó sobre la mega sequía que arrecia esta parte de Sudamérica. La característica particular de este fenómeno, contó, es la gran extensión que abarca y por ello se decretaron las alertas en ambos países. “Impacta a ríos tan importantes como el Paraguay, Iguazú y afluentes del Paraná. Brasil ya ha decretado la emergencia hídrica hasta fines de noviembre”, reveló.
Para los próximos meses, en el INA ven muy poco probable un cambio positivo. Por ello, la bajante se estima que se va a extender hasta avanzada la primavera. “La escasez de lluvia nos obliga a tomar una serie de recaudos, el INA junto con el Instituto de Políticas Hídricas estamos en negociaciones y contactos con las autoridades técnicas y políticas de Brasil para ver cómo tratar esta sequía, ellos ya iniciaron un razonamiento de periodo dudativo en relación a la ración”, extendió sobre el trabajo que llevan adelante también con las 7 provincias afectadas del país.
Este impacto de la falta de agua en el Paraná, contó, tiene diversos problemas, el primero es el abastecimiento del agua potable, la generación energética y la navegación. “Estamos viendo que los panamax salen a la ruta oceánica con falso flete; llevan menos carga en sus bodegas producto de la reducción del calado. Pero esto no solo está pasando en la ruta oceánica, también la ruta barcaza que va hasta Paraguay que se ha visto perjudicada. Hay un acuerdo entre los 3 países (Paraguay, Brasil y Argentina) sobre una pequeña ventana de navegación”, adelantó y aseguró que producto de la bajante de las aguas hay un gran impacto en la fauna.