Por Asociación Cultural y Deportiva Israelita Argentina I.L. Peretz.
Por Asociación Cultural y Deportiva Israelita Argentina I.L. Peretz.
El mundo necesita mantener viva la memoria del pasado y de tragedias como el Holocausto. Solo así podremos vencer la apatía que nos invade, y superar nuestra incapacidad para enfrentarnos a las nuevas injusticias. El Holocausto, que se cobró más de seis millones de vidas, es una cuña en la historia de la humanidad. Entre 1945 y 1947, Primo Levi escribió cómo fue su cautiverio en Auschwitz. La tragedia está registrada en toda su magnitud con un seguimiento casi cotidiano. El dolor y las vidas partidas se hacen, por momentos, insostenible.
Auschwitz no fue la antesala del infierno: fue el infierno mismo. Más de un millón de personas (representantes de todas las nacionalidades europeas, pero básicamente judíos y gitanos) fueron exterminados en esa fábrica de matar que había diseñado el Tercer Reich conducido por Adolf Hitler. Allí las personas fueron asesinadas en cámaras de gas, por inanición, fusilamiento, enfermedades, explotación y torturas. Los nazis actuaron con una crueldad extrema; eran personas que en gran parte de su vida no habían sido monstruos, pero allí lo fueron, y muestra el grado de deshumanización al que llegó el nazismo.
La compañía química alemana IG Farben construyó y operó una fábrica de caucho sintético en Auschwitz. Otras compañías privadas como Krupp y Siemens también tenían fábricas cerca para utilizar a los prisioneros como mano de obra esclava. No hay duda de que este es uno de los crímenes más horribles jamás cometido en toda la historia del mundo, y ha sido realizado con maquinaria científica por hombres nominalmente civilizados.
El 27 de enero de 1945, las tropas soviéticas del Ejército Rojo (en su marcha victoriosa hacia Berlín, capital del Reich hitleriano) liberaron el campo de exterminio nazi de Auschwitz. La escritora Hannah Arendth fue a cubrir el juicio a Adolf Eichmann enviada por la revista The Newyorker. Esperaba encontrarse con el diablo personificado, pero en cambio, vio a un funcionario oscuro, un eslabón más de una cadena, un ser miserable y mediocre. Eichmann, dijo Arendt, "encarna la banalidad del mal".
Este 27 de enero de 2024 se cumplen 79 años desde la liberación de Auschwitz, debemos ir más allá de los homenajes: conmemorar hechos históricos es importante porque trae el hecho del pasado al presente, se convierten en noticia. Entonces jóvenes que nunca se habían preguntado. sobre el tema, lo leerán en sus teléfonos celulares, en las redes sociales y se les puede despertar la curiosidad. Pero, sobre todo, tienen que haber políticas de preservación de la memoria. Y todo lo que se ve en Auschwitz, como las montañas de pelo o de zapatos, los enormes depósitos
atiborrados de elementos de uso cotidiano (valijas, anteojos, fotografías, enseres, ropa, calzado, cabello humano) son ciertos y su conservación se debe reivindicar y financiar. Son políticas que tienen que llevarnos hasta el presente para pensar en nosotros mismos como, por ejemplo, la relación que hay entre aquellos refugiados judíos y los que hoy mueren ahogados en el Mediterráneo, en las guerras, por el terrorismo estatal, paraestatal y de grupos radicalizados, los migrantes que no reciben atención, los planes neoliberales.
En su momento, la canciller alemana Ángela Merkel subrayó el "derecho a la resistencia" en defensa de la democracia y llamó a "cuidar su memoria para que las lecciones de la historia no se desvanezcan". Hay Crímenes que superan las fronteras de lo comprensible. Es necesario en estos días hablar claramente porque experimentamos un preocupante grado de racismo, una intolerancia creciente y una ola de crímenes de odio.
Rechazamos de plano el terrorismo, provenga de donde provenga porque desprecia la vida. Experimentamos un ataque a los valores básicos de la democracia y un peligroso revisionismo de la historia. La memoria es la clave para construir el presente y el futuro. Por esto aquí estamos, sosteniendo nuestras banderas, manteniendo viva la memoria y trabajando siempre por la construcción de sociedades justas, democráticas y en paz. ¡Justas, Democráticas y en Paz!
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