Lunes 13.5.2024
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Queridos Amigos, muy buenos días. Una vez más nos encontramos para compartir el mensaje dominical, celebrando en esta ocasión la Ascensión del Señor. Con esta fiesta han terminado las apariciones de Jesús resucitado y ha comenzado una nueva época. Jesús, después de haber cumplido su misión, vuelve al Padre. Y esto, lo que pasó con Jesús, va a pasar también con cada uno de nosotros. Todos, consciente e inconscientemente, nos encaminamos hacia el encuentro con Dios que un día llegará. Nadie sabe ni cómo ni cuándo, pero lo más seguro en este mundo de tantas inseguridades es que usted y yo, querido amigo, un día vamos a partir.
La fiesta de la Ascensión subraya también la importancia del compromiso cristiano. Jesús vuelve al Padre, porque esta fue la Voluntad de Dios, pero la misión debe continuar. El mismo Jesús en el Evangelio de hoy lo ordena diciendo: ¡Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio! Y el texto de los Hechos de los Apóstoles destaca aún más que el anuncio de la Buena Noticia debe ir de la mano con la acción misionera. En este sentido, San Lucas es contundente al decir: "Hombres de Galilea… por qué miran al cielo. Jesús se fue, y ahora nos toca a nosotros continuar su misión".
Por un lado, debemos mirar al cielo para buscar la inspiración en Dios y su Palabra. Pero, al mismo tiempo se nos exhorta a no quedarnos plantados, no vivir de brazos cruzados, porque Jesús quiere ser conocido y amado por todos. Las palabras: no se queden de "brazos cruzados", hoy, más que nunca son urgentes, porque la realidad social, política, educativa y cultural en nuestra patria es compleja; crece la pobreza, crece la indigencia, nos vamos acostumbrando a las injusticias, a la violencia verbal, a las calumnias, a la mentira, al robo. Preocupa el silencio de muchos. ¿Acaso podemos quedarnos callados, o mirar para otro lado, cuando la vida de tantos hermanos nuestros está en peligro?
El papa Bergoglio cuenta esta simpática historia: "Cuando estaba todavía en Buenos Aires, siendo arzobispo, encontré a un porteño, en la calle y le pregunté: Amigo... ¿Cómo está usted? Y él me contestó: Padre mal, pero ya acostumbrado. Y entonces el mismo Bergoglio comenta: ¿Podemos acostumbrarnos a la pobreza, a la indigencia, a la mediocridad, a no hacer nada?
Queridos amigos. Hoy me pregunto y le pregunto a usted también: ¿En este contexto de nuestra sociedad argentina tan necesitada de cambio y transformación, cuál es nuestra actitud y respuesta? ¿Cómo vivimos el mensaje "No te quedes de brazos cruzados"? La pobreza, tan gigantesca, que afecta a más que 20 millones de argentinos, no se resuelve sólo con los discursos o los decretos; no va a desaparecer con piquetes y marchas. No alcanza con golpear las cacerolas, alguien tiene que llenarlas.
La pobreza se resuelve con educación, con proyectos concretos, con la creación de fuentes de trabajo genuinas. Un país no es rico porque tenga materias primas, petróleo o bellos paisajes. Un país es rico porque tiene educación. Educación significa que, aunque puedas robar, no robas, aunque puedas mentir, no mientes. Educación es que, cuando vas a pagar la factura de una tienda o de un restaurante dices gracias cuando te la traen. Cuando un pueblo tiene eso, cuando un pueblo tiene educación, es un pueblo rico.
Al hablar de nuestra misión de evangelizar, me maravilla la actividad misionera que hicieron mis cohermanos de la Congregación del Verbo Divino, los padres Germán Löcken y Enrique Becher, en Esperanza. Al llegar a la Argentina, en el año 1889, comenzaron por la fundación del Colegio San José, que hoy es un centro privilegiado de evangelización de niños, adolescentes y jóvenes. Ellos sabían que la Iglesia evangeliza a través de la educación. Y un poco más tarde, en el año 1961, el padre Luis Kreder, llamado popularmente por muchos "El loco Kreder", fundó la Facultad de Agronomía y Veterinaria de Esperanza, que hoy es una de las más importantes facultades a nivel nacional.
El padre Kreder falleció porque esta es la ley de la vida, pero ha dejado huellas profundas en la sociedad esperancina. Sin él, sin su inspiración, su compromiso y entrega, la bella ciudad de Esperanza hoy no sería la misma. Por eso digo: ¡Benditos sean los locos por las cosas de Dios!
(*) Mensaje del 12 de mayo de 2024, originalmente emitido por Radio FM 96.3.