Casi al mismo tiempo, solo con diferencia de horas, tanto Maximiliano Pullaro por el Frente de Frentes y su segundo nombre (Unidos), como Roberto Mirabella por el peronismo, hicieron saber que quieren ser candidatos. Por ahora precandidatos, sí, pero claramente en juego. El peronismo no se llama peronismo y Pullaro es radical, viene de Franja Morada, con años en la tarea y la gestión política partidaria y de gobierno.
Mirabella, por su parte, lleva años en la gestión política, no ha tenido tanta participación en el "Pejota", pero tiene una firme determinación: pasear un libro mientras dice "soy candidato" (en rigor, precandidato). Lo hace con el guiño de Omar Ángel Perotti, el gobernador, quien, oh casualidad, es el prologuista de ese libro. Se puede decir, entonces, sin lugar a dudas, que ambos (Pullaro y Mirabella) tienen determinación, tienen ganas y -a su modo- la vehemencia para intentarlo.
También hay dos senadores nacionales. Ambos están que sí, que no, con las candidaturas. El efecto es devastador. No es buena la incertidumbre, dicen los veteranos (yo me cuento entre ellos). Uno de ellos, el comentarista deportivo Marcelo Lewandovsky, entró en "la política partidaria" y las candidaturas por la sugerencia de María Eugenia Bielsa, con la asesoría de Marcelo Gastaldi (en política desde la gobernación de Jorge Obeid, actualmente en la Empresa de Eurnekian: actividad privada). Y en estos finales de abril deshoja la margarita.
El otro, en rigor la otra figura expectante, es Carolina Losada. De la mano de Julián Galdeano, de panelista de televisión emprendió una carrera política que la tiene como senadora nacional por Santa Fe. Muchos sostenemos que la vehemencia, las ganas, el ímpetu por las candidaturas define propósitos. Y Losada y Lewandovsky no han sido, o no lo son a la fecha (finales de abril), impetuosos con sus posibilidades. Y se advierte: la calma, el poco ímpetu es en referencia a la precandidatura a gobernador por la provincia de Santa Fe.
Mirá tambiénMilei y Santa FeConvengamos que ambos provienen de un mundo mediático, donde la contratación "es un modo que determina un fondo". Gestalt en estado puro. El total es más que la suma de las partes. Vengan a buscarme…así cotizo más alto.
Galdeano, el radical empresario gastronómico en Rosario, con concesiones otorgadas -lícitamente- por la Municipalidad de Rosario en terrenos públicos, fabricó una candidatura, consiguió un triunfo sorprendente y tal vez Buenos Aires no está tan cerca. Carolina Losada tiene cargo, afectos y relaciones porteñas que pesan, evidentemente pesan mucho. Se entiende.
Si Galdeano se muestra afligido es fácil comprender la razón. Galdeano no está cerca de Buenos Aires. Su negocio más conocido es un comedor en la zona central de la costanera rosarina: Los Jardines de Hildegarda se llamaba, creo que mantiene ese nombre. Ya hizo ensayos: a falta de una Carolina es posible un Scarpín.
Marcelo Gastaldi trabaja en Buenos Aires y si todavía aconseja a Lewandovski (muchos suponemos que aún lo hace), es cómodo pensar que le dirá que espere, sin una decisión de los otros de "buscarlo" no es negocio ofrecerse. Quienes piensan de ése modo sostienen que no es lo mismo ofertarse a que se lo pidan. "Los otros" son el mismísimo peronismo al que pertenece.
Los que piensan la actividad política en tiempos extremadamente turbulentos, como este en el que estamos, suelen esperar la calma. Poltrona y esperanza. Suele suceder cuando hay alguna vaca atada en la bodega del barco. Losada y Lewandovsky comparten tal embarcación: Senado de la Nación hasta 2027. Los periodistas veteranos sabemos que la calma no existe y que el destino hay que salir a buscarlo. Es difícil ganar dos veces la lotería o, en este caso, el Quini 6.
En la ciudad de Rosario no lo ha dicho y no habla de candidaturas ni del ABL (Alumbrado, Barrido y Limpieza, sus tareas que, según encuestas están mal resueltas) ya que está más cómodo como víctima (al igual que muchos de los habitantes de la Región Rosario), como víctima de la violencia urbana, el código narco y la corrupción estructural, males del siglo XXI que la actividad política, la gestión política, ayudó a desmadrar. Es el panorama de Javkin, actual intendente de Rosario.
El acontecimiento nacional, con cobertura nacional, de un niño muerto, una balacera, un bunker destruido, se vio en Argentina y se corresponde con un barrio (Los Pumitas, borde del Barrio Toba) y me remito a un brillante colega que en el diario La Capital escribió: "En ese extremo más postergado de Empalme Graneros que se llama Los Pumitas, donde hace un mes los narcos asesinaron a un nene de 11 años, la violencia se respira desde hace décadas. Se vive sin asfalto, sin agua potable, sin colectivos, sin cloacas. Es decir, se sobrevive. Y en ese sitio donde florecen las necesidades básicas insatisfechas, el narco se hace fuerte".
El colega se llama Diego Veiga. Dice que se vive mal hace décadas. El socialismo y sus aliados son el sitio político donde se ubica y de donde proviene Javkin. Concejal, diputado provincial, funcionario de la anterior intendencia. La palabra "décadas" lo incluye en la mala praxis socialista y sus aliados. Él es aliado. Empalme Graneros es un territorio abandonado por el socialismo y sus aliados. Décadas.
Javkin está en funciones y en "carrera". Quiere ser nuevamente intendente. Está en carrera con claridad y estrategia. Cuando sale a quejarse de las cosas malas que por vía provincia y nación le hacen a Rosario (victimización) el asunto es bueno, un buen quejoso. Con razones. Cuando le preguntan sobre el ABL, no hay respuestas.
Javkin es un racionalista. Quiere ser nuevamente intendente. Tiene esperanzas. No hay quien salga a enfrentarlo en el súper espacio que se puede seguir llamando Frente de Frentes solo que, en Rosario, no es oposición al peronismo sino gobierno. Es oficialismo. Hace treinta años que son "oficialismo". Todos los manuales aconsejan un enfrentamiento pactado para tener una dimensión real de los votantes (las Paso son la mejor encuesta posible). Javkin puede repetir mandato, necesita una confrontación amable en la interna.
Mirá tambiénRiquelme, Cristina, Mauricio y el dedo del poderEnfrente está Roberto Sukerman, un hombre del peronismo, con años de ejercicio de gestión pública provincial, también nacional, con cargos electivos ya cumplidos. Perdió por pocos votos enfrentando a Javkin en 2019, con candidatos progresistas divididos. Ahora esos candidatos progresistas están dentro del frente donde se aloja el peronismo de Región Rosario, con Sukerman pre candidateado, junto a Juan Monteverde.
A Sukerman lo apoya el peronismo pero no es el candidato de Perotti, el gobernador no le ha dado cobertura a ninguno. Javkin no es el candidato de Pullaro. Mirabella, sin foto con Sukerman y Pullaro, sin foto con Javkin, representan cuatro voluntades autónomas de querer un cargo público. Una gestión pública. Votos.
Lewandovsky y Losada, tal vez por manejar mejor el presente según su pasado mediático, sonríen para la foto. Fotos hay muchas. "Vendrán a buscarlos", dicen que dicen los consejeros. Candidatos a la gobernación solo dos que con vehemencia lo desean: Pullaro y Mirabella.
A la Intendencia de la Región Rosario igual. Está Javkin con una ciudad descuidada en ABL que él supone necesario cuidar en violencia y justicia, temas extra municipales. Y Sukerman, que insiste que sabría gobernar y tiene experiencia de gestión pública.
En mitad de la avalancha mediática que invade la propaganda política para cargos de difícil cumplimiento, por tratarse de gestión pública en momentos muy duros, los cuatro mencionados (Pullaro, Mirabella, Javkin, Sukerman) no vienen del periodismo. Ni bien, ni mal. Es un hecho. Tal vez un hecho "aliviador", si la palabra aliviador existiese.
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