Como hemos visto, en el Comité Contra el Racismo y el Antisemitismo de la Argentina (Comité), fundado en 1937, convergieron distintas corrientes del espectro político y social del país, del centro hacia la izquierda. Se trataba de un amplio acuerdo democrático en momentos en que las derechas católica, nacionalista y antisemita -fascista y nazi- ostentaban una fuerte agresividad violenta. Además, durante toda esta etapa se produjo una asociación entre antisemitismo y anticomunismo, impulsada sobre todo por el vínculo forzado que establecieron entre ambos las derechas nacionalistas y los grupos filo fascistas, lo que permitió a las izquierdas –especialmente al Partido Comunista (PC)- embanderarse con la causa antirracista en su momento de auge.
Según su manifiesto inaugural, el objetivo de esta organización era poner en pie "una entidad permanente destinada a concentrar y relacionar los esfuerzos tendientes a neutralizar la ficticia y forzada propaganda antisemita y racista de núcleos sociales perfectamente identificados", de acuerdo a lo expresado oportunamente por el propio Comité contra el racismo y el antisemitismo. Los debates, ponencias y documentos iniciales y finales se reflejaron en un grueso tomo de 270 páginas, impreso en papel económico de 18 por 27 centímetros (sin fotos ni ilustraciones), que publicó la Editorial Problemas -vinculada al PC y dirigida por Carlos Dujovne- en noviembre de 1938.
Mirá tambiénSantafesinos en los congresos contra el racismo y el antisemitismo, años 1938 y 1939 (Parte X) Entre las causas generales del racismo se señalaban que las argumentaciones seudocientíficas, antropológicas y sociales en realidad ocultaban un factor racista tanto como nazifascista: "Desconfiemos de toda doctrina política basada en las diferencias de sangre, uno de los últimos disfraces científicos de que se han revestido los defensores del privilegio. Ellos dicen, por supuesto, que la clase trabajadora es de una raza inferior a la de los señores".
Para estas corrientes, el símbolo de la inferioridad y la impureza se concretaba en la figura del judío, presentado como el culpable de todos los males que ocurrían en el mundo capitalista, y que, consecuentemente, el extravío de la ciencia ligado al imperio de los intereses económicos sellaba la ruta del racismo ascendente donde se jugaba una lucha por el poder internamente en cada sociedad y multiplicada a escala mundial. En septiembre de 1939, recién producida la invasión nazi a Polonia, se celebró el Segundo Congreso del Comité contra el Racismo y el Antisemitismo.
Emilio Troise siguió al frente de la Junta Ejecutiva, que vio un notable crecimiento en su organización (según actas del segundo congreso, página 13). En el Primer Congreso, Santa Fe estuvo presente, a través de la Junta Ejecutiva de la filial local, compuesta por los señores Humberto Gambino, Luis David Bonaparte, Emiro Seghizzi, Vidal Wexler, José Babini, José Amavet (Secretario General) e Isaac Aisenberg (Secretario de Hacienda). Los delegados al Congreso fueron Gambino, Aisenberg, Amavet (**) y Juan Vigo. Rosario tenía su propia filial, en la que participaban Santiago Giorgi, Alcides Greca, Simón Neuscholz, Juan Ortiz, Daniel Lura Villanueva y otros (siendo delegados Neuscholz, Sevlever, Giorgi, Calp, Albanese y Molina Téllez).
Importa analizar la composición de la filial santafesina. La mayoría de sus integrantes tenían trayectoria reformista (como Gambino, Amavet, Seghizzi, Bonaparte y Babini). De distinta manera y protagonismo, pero de forma activa y no como meros espectadores, todos ellos habían sido partícipes de la Reforma Universitaria de 1918, como estudiantes, periodistas o docentes. Su relación directa y militante con el laicismo, contra el oscurantismo religioso, su confianza en la democracia, su rechazo a las formas autoritarias y violentas, su respeto a la legalidad, su oposición a las prácticas políticas de los elencos gobernantes, sus antipatías a regímenes dictatoriales, fueron un puente que los condujera a la lucha contra el racismo y el antisemitismo.
La realización y composición del Congreso era un ejemplo claro de la política de alianzas desarrollada por el PC, en consonancia con las resoluciones del Séptimo Congreso de la Internacional Comunista, que ponían énfasis en conformar un Frente Popular para enfrentar al fascismo. En Argentina lo integraban radicales de distintas corrientes, socialistas, demoprogresistas, comunistas, gente sin identificación partidaria, intelectuales progresistas, todos de gran reputación, particularmente entre las capas medias, la universidad y círculos ilustrados.
Las mujeres de la época
Un aspecto digno de ser notado es que en esta filial no había mujeres integrándola. Podría haber habido colaboradoras, simpatizantes o adherentes, pero no las había de manera designada o perteneciente a su núcleo más desatacado. Su ausencia es muy perceptible, aunque ya por esos días diversas mujeres se venían destacando en la actividad social y cultural, tales como Marta Samatán, Ángela Romero Vera, Rosa Diner de Babini, Fryda Schultz de Mantovani o Rosaura Schwaizer de Juliá Tolrá
Esto merece un capítulo aparte. Marta Samatán era docente y escritora, gran promotora cultural. Fue una de las fundadoras de la Asociación del Magisterio -cesanteada en la huelga docente de 1921-, y su primera secretaria. Rosa Diner de Babini era pedagoga, esposa del destacado matemático José Babini, y escritora. Ángela Romero Vera fue docente, y en 1936 recién llegaba de España a raíz de la Guerra Civil. Todas ellas compartían muchas cosas; constituían un grupo de personas afines, tanto etaria como profesional e ideológicamente; integraban la Sociedad Cosmopolita (***), de la Unión Argentina de Mujeres (que presidía Victoria Ocampo), publicaban artículos en diversos números en los diarios de la época y en la revista "Archeion" (Archivo de Historia de la Ciencia, 1940-43).
Desde la Sociedad Cosmopolita organizaron veladas literarias en un espacio al que llamaron "La Peña" en la que se dictaban conferencias, presentaban libros, recibían visitas de figuras de la ciencia y las artes vinculadas al mundo universitario. También estaban la escritora y pedagoga Fryda Schultz de Mantovani (crítica literaria e investigadora, esposa de Juan Mantovani, prestigioso educador que fuera ministro de Educación de Manuel de Iriondo) y la poeta Rosaura Schwaizer (esposa del rector del Colegio Nacional, Antonio Juliá Tolrá)
Al respecto es muy interesante considerar que hacia 1932 –no hay por qué dudar en que la cuestión haya cambiado radicalmente hacia 1938- la situación de la mujer era de absoluto relegamiento. Entre los altos funcionarios del gobierno no se encuentra ninguna y solo tres en tareas administrativas, ya sea como auxiliares o escribientes en el Ministerio de Gobierno, la Escribanía de Gobierno y el Consejo de Higiene. Asimismo, había solo una maestra en el Reformatorio de Menores y otra en el Instituto Correccional de Mujeres.
Simultáneamente, encontramos apenas cuatro mujeres en el escalafón policial -sobre más de 250 empleados de la policía-, ninguna en las cámaras de Senadores y Diputados, en la Intendencia o el Poder Judicial. Había solo cuatro en la administración de Educación y algunas pocas en cargos subalternos en el Concejo de Educación. Algo similar sucedía en la Universidad Nacional del Litoral (UNL), cuyo decano era Horacio Damianovich, el vicedecano Camilo Muniagurria y el secretario general, Mariano Tissembaun (todos de reconocida y respetable trayectoria).
En la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, sobre 54 profesores no había ninguna mujer; en la Escuela Industrial Superior, una profesora entre 71 profesores y en la Biblioteca Universitaria (sumada a Extensión Universitaria y el Instituto de Investigaciones Científicas), ninguna mujer en los 25 cargos existentes. En el Colegio Nacional, sobre un plantel de 52 docentes, solo encontramos cuatro mujeres y en la Escuela Normal sobre una planta de 48 docentes, encontramos una vicedirectora, una secretaria, una regente, una subregente y 28 profesoras o maestras obreras. Consecuentemente, no se puede tildar de misógina a la filial santafesina del Congreso, simplemente era un claro reflejo de la situación de la época.
(*) Decimotercer entrega del ciclo basado en "Santafesinos en los congresos contra el racismo y el antisemitismo (años 1938 y 1939)", ensayo perteneciente al autor de la presente nota.
(**) Diario El Litoral, en su edición del 7 de noviembre de 1944, da cuenta del fallecimiento de José Amavet en Rosario (página 4).
(***) Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos de Santa Fe, fundada el 16 de septiembre de 1883, con el objetivo de "promover el espíritu de unión y de recíproco socorro" y trabajar en el "mejoramiento moral de los asociados por la práctica de la justicia y de la caridad". Se disolvió en 1968, donándose su sede central y patrimonio a la UNL.
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