¿Qué costo tiene exponerse al público? ¿Cuánto cuesta la tranquilidad del refugio conocido? ¿Qué pasa cuando se sale a la intemperie? En Miramar, el fin de semana anterior, Alberto Ángel Fernández, porteño -y abogado- fue insultado cuando lo reconocieron, pese a los vidrios oscurecidos del vehículo donde viajaba. Es el Presidente de todos los argentinos por el voto popular. No alcanzó.
"Insultos y gritos: el incómodo momento de Alberto Fernández en su paso por Miramar. El jefe de Estado recibió insultos durante una recorrida por la ciudad de Miramar. Fue su primera actividad tras un fin de semana de descanso en la residencia de Chapadmalal". Así registró la crónica periodística.
La reproducción de lo sucedido y su directo traslado a los medios sirve como ejercicio para identificar amores, demasiados amores, desaires, demasiados desaires, en los cronistas, sus jefes y, al cabo, la línea editorial de quienes hicieron la crónica del hecho… y de quienes la comentaron, amplificaron y calificaron, deformándola, que es el modo natural en que los hechos se transmiten, con la alteración que le otorga la narración. Con o sin excesiva intencionalidad. Siempre la tendrá.
Se amplía el concepto. Algunos en letras grandes, otros más quietos, pero nadie puede negar el hecho. Se está en este punto: calificamos, ampliamos, achicamos, pero no negamos. Eso deja huellas. El memorioso cuerpo social toma nota. Toda narración es una invención. Toda traducción es "una traición necesaria", e imposible de quitar, porque es su esencia. Paremos aquí: toda reproducción implica una resolución diferente. Caramba, no somos los mismos de ayer y no seremos esto que somos en el próximo amanecer. "Nunca verás esta luna porque ya es otra" (Lao Tsé)
El hecho de Miramar trae la posibilidad de otras lecturas, no ya sobre qué le dijeron sino el camino por donde el insulto llega, desde quien lo dijo, hasta el receptor. Hay alguien que dice: "Presidente, vayamos a una inauguración de una reforma deportiva en algún lugar de Miramar". Se supone que sin mayores inconvenientes. Error. Un presidente siempre trae inconvenientes… porque no es la persona, es el cargo. Y no es solamente el cargo, sino qué cosas provoca en el otro, en los otros.
Qué se lee de un presidente que sale en una camioneta polarizada a un sitio como Miramar. No hay previsiones. No es sencillo explicar el descuido porque es eso: descuido. Miramar es un cuerpo social mínimo hasta que algo estalla y el hecho –mínimo- se convierte en un eje, en una pérdida de agua que hay que taponar o se hunde el barco… Cualquiera sabe, debería saberlo, que en "El Presidente" está la suma de los padecimientos. No hay nadie detrás para darse vuelta y culpar de los males.
El voto popular tiene cierta cantidad de deberes y derechos, esto es una obviedad que se suma para que no haya errores: todo cuanto sucede en democracia termina en tres sitios. Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Argentina a sus funcionarios, secretarios municipales (en Rosario hay cada fenómeno particular que, además, no explican) ministros provinciales y providenciales (en la provincia de Santa Fe hubo y hay ejemplos tan particulares que asustan) y lo que asombra, los argentinos menos, mucho menos eligen /elegimos, a los funcionarios del Poder Ejecutivo. Allí solo dos personas de un binomio: AF y CFK. Punto.
Asombran algunos olvidos en los análisis elementales que el periodismo hace / hacemos / sobre nuestros funcionarios. Todo cuanto sucede nace y termina allí. Un Secretario Municipal, un Ministro Provincial, un Superministro Nacional. Nadie de nosotros los eligió. Elegimos a los Ejecutivos.
CFK está liberada de estas cuestiones protocolares, no asiste a ningún acontecimiento, programado o eventual, donde la seguridad, la cercanía y las consecuencias no estén programadas y… (interrupción) perdón, perdón, perdón ¿ no hubo un intento de asesinato, pese a que CFK no va a ningún lugar que no esté resuelto con anterioridad y con las precauciones de cada caso? … el interrogante lleva a la conclusión que ni en la puerta de su casa uno está seguro. y, por esa razón (nosotros, uno) cada argentino debe preguntarse hasta que punto se puede salir a bailar una milonga en cualquier lugar, así sea la pacífica Miramar.
Cada argentino incluyendo a Fernández y quienes deben ordenarle la vida en tanto y en cuanto sea no solo un Fernández, sino una institución: El Presidente debe cuidar sus espaldas.. No preguntar es no prevenir. Difícil de creer habida cuenta de cómo vienen nuestros días. Difícil creer en las casualidades. Dificilísimo. Fue a una mini encerrona. Fue solo. Falto su mitad.
Especifiquemos: este es un binomio presidencial y, además, en qué momento esto se liberó y hay dos planetas orbitando con el mismo mandato popular. No tiene explicación. Es el mundo de Tristán Tzará.
Hecha esta situación como "una posibilidad posible", como cuadro teórico, uno puede ahondar y preguntarse: ¿CFK iría a un acto en el que sabe que puede ser abucheada…?
Otro tema que concurre al mismo sitio. En caso de "cansancio corporal" de AF… ¿ qué pasa con CFK? ¿Qué pasa con Perotti y Rodenas? ¿Qué pasa con Javkin y Schmuck?
También podemos preguntarnos, con bastante derecho debido a las circunstancias que atraviesa Argentina (titubeos y órdenes encontradas en las cercanías de los dos términos del binomio) si no correspondería que la presencia de ambos sea resuelta en un lugar, un punto del universo donde "la seguridad esté asegurada" y puedan hablar y mostrarse como lo que son: una fórmula presidencial votada mayoritariamente y que tiene mandato hasta el 10 de diciembre de este año.
Cuando se insulta al presidente se disparan estas diferencias entre la teoría y la mas concreta realidad.
La rogatoria para que hablen y decidan en común es algo que este cronista insiste en que es definitivamente necesaria, pero eso no es un ruego civilizado, ya entra en el terreno de los milagros o la magia. Misma magia para Perotti / Rodenas. Igual sortilegio para Javkin / Schmuck. Ejercicio. Si Javkin se va de viaje a Europa (existía esa posibilidad) Schmuck intendente y en el concejo…Já.
Volvamos a Miramar. Insultar al Presidente no es un deporte que aparezca en la soledad de un cerebro con pocas inhibiciones, es una tendencia natural para encontrar un culpable. Esa es la señal que debemos ver. Estamos buscando culpables.
Los Legisladores son mas difusos de encontrar, de culpar (son una "casta", diría Milei, que se incorporó… a "la casta")
Los jueces (incluida la CSJN) hablan por sus fallos y están en sus torrecitas cristalinas, encontrarlos es mas un juego de azar que una posibilidad que definan los actos públicos. El Poder Judicial está en un expediente, un fiscal y un fallo antes que un acto partidario. Nos obligan a pensar en ellos y es una distracción que no quita el facto: insultar al Presidente sucede / sucederá / se repetirá pase lo que pase con la CSJN.
Queda el Poder Ejecutivo; dos personas investidas de poder por la Constitución, sobre la que juran, una que manda y una de reserva, por las dudas. Las dudas se multiplican. A El lo insultan y no se habla con Ella.
Está mas que claro que van a insultar al Presidente en circunstancias anómalas, de crisis, y en eso andamos.
La naturalidad con la que el tema (con abundantes adjetivos) fue desarrollado por los colegas lleva a una pregunta que sostengo "con insistente insistencia": ¿ es natural que El Presidente, quien fue elegido por la mayoría de los argentinos, por el voto popular, sea insultado por el pueblo que lo votó…?
No me pregunte a mi. Yo solo soy periodista, soy el que hace las preguntas.