La Fundación Varkey acaba de presentar el libro: "50 docentes que están transformando Latinoamérica". En esa lista aparece la rosarina María Cristina Gómez: Máster en Economía y Ciencias Políticas; Licenciada en Historia; Máster en Historia Contemporánea; Top 50 del Global Teacher Prize 2019; y fundadora de la Red de Educadores Innovadores (Un desarrollo estratégico para difundir la innovación, la investigación y las buenas prácticas educativas). Como docente y como madre, María Cristina es una abanderada de la inclusión y una incansable luchadora que no se resigna ante las barreras que la sociedad le interpone. Batalla por la promoción social y educativa de sus alumnos de barrios marginales como también ha batallado por la integración de sus hijos en la educación formal (su hija menor tiene Síndrome de Down y otro de sus hijos padeció Síndrome Urémico Hemolítico cuando era pequeñito y eso ha repercutido sensiblemente en el desarrollo de su trayectoria escolar). Fuimos en busca de su testimonio para entender mejor qué significa ser un docente transformador.
María Cristina: Creo que tiene que ver, en principio, con cierta rebeldía de no aceptar las limitaciones en las que, generalmente, transcurre nuestra tarea. Creo que es un denominador común de la mayoría de los que están en el libro de la Fundación Varkey. Cuando leés las historias, encontrás un patrón común: por un lado, la innovación en contextos donde no se "espera" que tenga lugar tal cosa; por otro lado, la necesidad de cambiar las condiciones en las que se desarrolla nuestro trabajo; se trata de tender puentes con los que están en una situación de vulnerabilidad para que puedan romper el techo de cristal que genera el barrio, el contexto, por ejemplo.
Martín Duarte: ¿Esto tiene que ver con tu propuesta de sacar a los chicos de "la caja" o del "gueto"?
MC: Muchos chicos que van a la escuela del barrio no conocen el centro de la ciudad (por ejemplo, de una como Rosario); y los del centro tampoco se mezclan con los de los barrios en un círculo vicioso que no ayuda a ninguno porque la riqueza está en la diversidad. Se perdió esa escuela donde las clases sociales se mezclaban y parecíamos semejantes; íbamos con el guardapolvo blanco y nadie sabía a ciencia cierta quién tenía más o menos. Romper las paredes del gueto implica: sacar a los chicos del barrio; ponerlos en contacto con otros chicos diferentes a partir de un proyecto conjunto que puede ser un programa educativo, una olimpíada o un campeonato de fútbol. El techo de cristal se rompe cuando los chicos se mezclan, se hermanan en una actividad que les gusta, les apasiona, los entretiene y los educa. Eso les abre la puerta a un mundo que realmente les permite elegir otra manera de vivir, otro proyecto de vida. A mí me da mucha satisfacción ver cómo todos esos alumnos míos -que pasaron por esos programas- terminaron su secundario, su terciario o su carrera universitaria. Incluso, a pesar de lo que muchos colegas me decían: "¿Para qué los vas a llevar a esos lugares donde nunca van a tener oportunidad de estar?"
MD: Esto va en sintonía con una de tus frases: "El mejor maestro tiene que estar en el peor lugar". Una frase que parece descabellada a primera vista. ¿Podés ampliar esta idea?
MC: Solamente un educador que tiene mucha experiencia y que, además, no ha dejado de capacitarse, tiene las herramientas para resolver lo que va pasando en estos contexto. No le puedo pedir a un maestro recién recibido que tenga muchas herramientas para resolver lo que pasa en un aula de una escuela periférica porque a lo mejor se va a sentir superado por la situación. Es decir, el mejor maestro tiene que estar en esos lugares críticos porque tiene más herramientas: cuando uno tiene una dificultad, hay que tener recursos provenientes de la experiencia y también de la formación. En Japón, los maestros jóvenes tienen siempre un tutor veterano que los acompaña durante los primeros años de su ejercicio y eso es muy importante. Muchos de nosotros hemos tenido algún tutor experimentado que nos ha guiado en el inicio de nuestra carrera. Aún recuerdo con mucho cariño a una vicedirectora de una escuela primaria donde yo empecé a trabajar como maestra: ella, con mucha entrega y paciencia, me fue guiando en mis primeros pasos por el camino de la tarea educativa.
MD: Para eso, vos sostenés que el docente tiene que "reciclarse"; tiene que ser un autodidacta; un sujeto inquieto y curioso en permanente búsqueda y crecimiento… en formación continua.
MC: Yo soy docente de Historia pero me interesé por las nuevas tecnologías. A veces, parece curioso que la profesora con más antigüedad de la escuela sea la que más manejo tiene de las TIC. Yo les digo a mis alumnos del posgrado que, a veces, uno tiene que ir por fuera de lo que es la disciplina que estudió; en algún momento, tiene que sumar a su tarea específica algo proveniente de otros ámbitos (por citar, algo de música o de arte). Esto tiene que ver con el pensamiento lateral; creo que es importante cultivar eso y no perder esa capacidad de seguir estudiando toda la vida, de seguir formándose y compartir con otros.
MD: La formación continua es importante y se multiplica si se hace en el marco de una red. Contanos un poco más de la Red de Educadores Innovadores.
MC: Trabajar en red es algo de lo que no tenemos mucha experiencia. Fijate que se habla mucho de eso pero no se lo considera demasiado en la formación de los futuros educadores. Después de mi nominación al Global Teacher Prize y mi viaje a Dubái, decidí generar la Red de Educadores Innovadores con el fin de recoger la experiencia de innovación en el aula, sistematizarla y poner en valor eso que están haciendo muchos docentes y que no tiene visibilidad; también, producir conocimiento a partir de todo ese capital y hacerlo circular en redes para que tenga un impacto. Por eso, siempre abrimos la puerta para todos aquellos que están desarrollando un proyecto; para que nos escriban, nos manden sus ideas y no sientan que su trabajo en un aula es en solitario. La clave pasa por promover el trabajo colaborativo.
En síntesis, invitamos a leer el libro de la Fundación Varkey para conocer otros perfiles de educadores que están transformando Latinoamérica. En particular, para profundizar la obra de María Cristina, sugerimos ver su charla TED titulada "La innovación como clave para educar en contextos vulnerables". De allí, tomamos la frase con la que cerramos este artículo: "Al mundo lo cambia gente ordinaria haciendo cosas extraordinarias ahí donde las profesión los llevó".