Fernando Carrera (*)
Fernando Carrera (*)
Recordando a un gran economista como Thomas Malthus, me viene a la mente la analogía donde todos los países coinciden en tener candidatos a una importante vacante laboral que crecen de manera aritmética, mientras que sus reclutadores crecen a una tasa exponencial.
El próximo 1º de julio se vislumbra un panorama muy sombrío en donde todo México se unirá para elegir al trabajador más importante que tendrá el país durante 6 años, aunque muy probablemente las repercusiones de este nuevo personaje puedan impregnarse en México, e incluso en el mundo, por un período prolongado.
La decisión de nombrar a un nuevo presidente de la Nación nunca debe tomarse a la ligera; desgraciadamente en varias ocasiones (especialmente en México) se ha elegido erróneamente a presidentes que anteponen sus intereses a los de la patria, debido a esto es fundamental un verdadero ejercicio electoral crítico y extenuante donde toda la sociedad participe.
¿Cómo es la situación actual en México?
El logro más grande de la actual administración del presidente Enrique Peña Nieto ha sido el de unificar al país en un sentimiento de rabia y rechazo colectivo hacia su mandato, así como a todo lo que representa su partido, el PRI.
Esto por una razón bien justificada, en donde el mismo presidente de la república se ha visto envuelto en la increíble coyuntura de una investigación por enriquecimiento ilícito, desvío de dinero y corrupción, por una casa supuestamente propiedad de su esposa valuada en millones de dólares, así como varios casos de conflictos de intereses por el otorgamiento de licitaciones federales a empresas de su conveniencia, bajo retribuciones monetarias. Y ni tocar las infames decisiones en materia de seguridad, política económica, social, salud, educación, entre muchas otras.
Además, el gobierno actual fue autor de uno de los casos de corrupción más colosales que conoce México, llamado la estafa maestra, investigación galardonada con el premio Ortega y Gasset, premio otorgado al mejor trabajo publicado en español de todo el mundo, por parte del periódico español El País.
La estafa maestra básicamente consiste en un programa federal de la Secretaría de Desarrollo Social, organismo que se involucró en un fraude millonario del erario público, por más de 130 mil millones de dólares. Hasta el día de hoy ninguna persona pisó la cárcel por esta investigación, que debió sacudir a México, pero no lo hizo.
Alrededor del mundo casos similares y hasta menos perversos han sido motivo de investigaciones, destituciones y sentencias de importantes secretarios de Estado e inclusive presidentes nacionales.
Política exterior
México atraviesa una grave crisis socioeconómica, consecuencia de que el actual presidente de su ex mejor aliado, Estados Unidos, ha magnificado sus ataques verbales y comerciales contra México e implementado estrictas políticas exteriores.
Principalmente militarizando y anhelando construir un muro en la frontera que divida los países, buscando la reducción o incautación de remesas de migrantes hacia sus familias en México y al día de hoy llevando a cabo la renegociación de uno de los tratados más importantes de cooperación y desarrollo económico en el mundo, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (México, Estados Unidos y Canadá), debido al intercambio de 2 mil 600 millones de dólares por hora, de acuerdo al reporte por Gersain Grande en agosto de 2017 para el grupo periodístico Milenio.
Estas malas acciones implementadas en México por el partido en el poder, el PRI, han cansado a la sociedad, que se ve resentida con este partido político que les ha prometido una y otra vez un cambio lleno de beneficios sociales, pero que solamente ha dejado al país en iguales o peores condiciones que su antecesor administrador.
Las elecciones presidenciales de julio
Es indispensable hacer hincapié en el siguiente proceso cívico del país, ya que si en algo todos los mexicanos están de acuerdo, es en que la próxima elección presidencial será de tal envergadura, que las acciones del candidato preferido hasta hoy en las encuestas, Andrés Manuel López Obrador “Amlo” (quien busca la presidencia por tercera vez), podrían darle al país un giro de 180º, tomando un rumbo completamente distinto al experimentado desde la revolución mexicana.
La contienda por llegar al Poder Ejecutivo está dividida en dos candidatos principales, Amlo, con su partido de izquierda, “Morena” y Ricardo Anaya Cortés con una coalición histórica de partidos de izquierda y derecha “PRD, Movimiento Ciudadano y PAN”. Según la revista Forbes al día 13 de mayo las encuestas posicionan en primer lugar a Amlo con 40%, mientras el candidato Anaya ostenta tan sólo un 27%.
La información anterior confirma que la sociedad mexicana se encuentra muy polarizada en términos políticos, ya que el 60% de la población no apoya al candidato que va arriba en las encuestas y el candidato en segundo lugar tiene apenas una aceptación de poco más de un cuarto de los mexicanos, dejando al país consternado sobre su porvenir. Aunado a esto recordemos que Amlo tiene principios populistas con una ideología nacionalista, completamente diferente a la política acostumbrada en México.
Amlo y la nube negra
La situación que inquieta y angustia, es que el posible próximo presidente de la república, Amlo, quien lleva 30 años en la política mexicana, a lo largo de sus tres últimos intentos por llegar a la presidencia ha ido intensificando y radicalizando su ideología política, con un discurso socialista basado en un comunismo antiguo, con propuestas primitivas e inviables sobre cómo gobernar el país
Una de las principales características de este individuo, es que en muchas ocasiones ha mostrado su admiración y apoyo hacia políticos extremistas como Hugo Chávez o Fidel Castro, considerando imitar muchas de sus acciones.
Cabe mencionar que es un error no reconocer que el factor común de estos líderes socialistas fue el de iniciar su vida en una clase baja, obrera, que con mucho esfuerzo y trabajo se abrió camino en el ámbito político social, y en algunos incluso recurriendo a la violencia a través del Ejército.
En el caso de Amlo se puede observar cómo una vez más esta variable juega un papel vital en la empatía con la mayoría de la población, en especial en un país donde, de acuerdo con cifras oficiales del gobierno federal por medio del Coneval, el 50% de la población en México es pobre y el 8% sufre de pobreza extrema, esto quiere decir que en el país alrededor de 60 millones de personas padecen de carencias básicas: alimentación, salud, seguridad social, educación, vivienda y servicios básicos de vivienda.
Por lo que la mayoría de la población en México considera que debido al pasado humilde de Amlo, él será el candidato del pueblo, que le regresará todos los beneficios a la clase baja, castigando a todos los empresarios de alto nivel y que por ser una persona como ellos, no cometerá actos de corrupción y será justo con la sociedad.
Es relevante destacar que Amlo es quien cuenta con los estudios profesionales menos avanzados de los candidatos, y que su carácter autoritario lo ha hecho cambiarse continuamente de partido político. Recordemos que en sus dos campañas presidenciales anteriores representó al partido PRD, el cual abandonó hace unos años y decidió crear uno propio, en donde él es el único encargado de las decisiones internas llevadas a cabo.
El menos malo
El candidato Ricardo Anaya con la histórica coalición de tres partidos políticos entre izquierda y derecha, es el único que puede competir contra Amlo por la presidencia de México, ya que todas las encuestas lo colocan en segundo lugar con una amplia ventaja sobre el tercer lugar.
Anaya es un hombre joven de 39 años con mucha energía, que comparte ideas vanguardistas sobre el futuro del país, busca balancear su apoyo a todas las clases sociales y a todos los sectores laborales, concentrándose en los empresarios con el fin de buscar la inversión privada y en los pobres, con políticas que logren impulsarlos para ir reduciendo ese brecha abismal que existe en México entre clases sociales.
Uno de los principales problemas de Anaya es que representa a partidos políticos con diversas reputaciones sobre inseguridad, impunidad y corrupción, claro que no en grandes escalas como los casos del PRI, pero aun así ya han sido marcados como malos partidos y la sociedad mantiene esa desconfianza hacia esas instituciones. Cabe recalcar que Amlo participó en las últimas dos elecciones presidenciales representando a uno de esos partidos, el PRD.
Ricardo Anaya es un joven con altos grados de estudios profesionales así como de idiomas, oratoria, elocuencia y una confiada desenvoltura en el escenario político, además de ser un exitoso empresario de clase alta, atributos que los mexicanos catalogan como las marcas de todos los políticos corruptos y mentirosos, por lo cual prefieren apoyar un candidato que represente totalmente lo contrario a esta imagen, he ahí un beneficio más para Amlo.
Información es poder
Uno de los temas más relevantes sobre la política en México es que a diferencia de la mayoría de los países latinoamericanos, aquí no se ha experimentado ningún gobierno populista, socialista o comunista, por lo que esta corriente ideológica está tomando mucha fuerza entre la mayoría de la población, volcándose ingenuamente hacia un representante con la bandera política del pueblo como estandarte, dejando de lado la agenda política de ese candidato. La incertidumbre aumenta mientras más se acerca el día en donde un régimen con medidas y trasfondos autoritarios amenaza fuertemente con llegar al poder y reformar la Constitución.
Coincido con muchos expertos en política con que la responsabilidad y obligación más importante de los ciudadanos es informarse sobre los candidatos presidenciales, para tomar las decisiones que le convengan al país y así aumente el bienestar social de la Nación.
Por ello es recomendable escuchar detalladamente las propuestas de cada candidato y determinar su viabilidad e impacto socioeconómico, para que elegir al candidato que mejor se acople a los ideales de cada uno y nunca seguir ciegamente a un candidato solamente por sus buenos discursos esperanzadores.
Terminaré con una frase de Aristóteles que describe la situación que atraviesa México hoy en día: “Es durante nuestros momentos más oscuros cuando tenemos que centrarnos para ver la luz”.
(*) Economista y especialista en finanzas mexicano.