Queridos Amigos. ¿Cómo están? Voy a comenzar mi reflexión de hoy con una breve historia: "Cuentan que en una parroquia se realizó una colecta extraordinaria para pagar las obras de la iglesia. El domingo de la colecta los feligreses depositaban sus sobres en las bandejas y los que hacían la colecta observaron como una señora se quitaba un valioso anillo y lo echaba en la bandeja. Terminada la misa la buscaron y le dijeron: ahí tiene su anillo, no lo necesitamos, hemos colectado suficiente dinero para pagar las obras. La señora se lo dio de nuevo y les dijo: 'No se lo he dado a ustedes, se lo he dado a Jesucristo' (…)".
Que bello mensaje. Me pregunto… ¿con que intención damos la plata a los demás? Hoy en el centro de la liturgia de la palabra de Dios está el tema de la generosidad. El evangelista San Marcos nos dice: "Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas. Llamando a sus discípulos, les dijo: En verdad les digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir".
Queridos Amigos. Cuando en el mundo de hoy avanzan el individualismo, el egoísmo y la autoreferencia, el evangelio instala el tema de la generosidad, tan oportuno y tan desafiante. ¿Qué es la generosidad? ¿Usted, se considera una persona generosa? ¿Generosa con quién? ¿Con sus amigos, con su familia? ¿Con todos? Sigo preguntando: ¿Si el presidente reparte la plata a distintos sectores, a los sindicatos, lo hace porque es una persona generosa? ¿Si un gobernador concede fondos especiales a las personas que reclaman el aumento de sueldo, lo hace porque…es muy generoso? ¿Si pagamos la deuda externa, es porque somos generosos con el FMI, con el Banco Mundial? ¿De verdad? ¿Lo hacemos gustosamente?
Entendamos bien, si el presidente, el diputado o el senador sacaran de su bolsillo, de su sueldo el dinero para ayudar a los demás, esto sí, sería un acto de caridad, de generosidad. Dar a los demás de los fondos públicos es muy fácil, pero entregar de lo que uno tiene, de lo que uno se ha ganado con el sudor de frente, es otra cosa. Pero vuelvo a la pregunta… ¿Qué es la generosidad? Generosidad, según la enciclopedia es: "El hábito, o una costumbre, de dar y entender a los demás; es la virtud que nos dispone a dar no solamente bienes materiales sino también nuestro tiempo, nuestro talento y la propia vida sin esperar nada en cambio en este mundo".
Jesús alaba el gesto de la mujer; un gesto sencillo, escondido, pero grandioso. Mide el valor de las ofrendas no según la cantidad de dinero que damos, sino según el grado de entrega de uno mismo. En este sentido, el evangelio no coincide con la mentalidad instalada en la sociedad. Pero cuidado, la generosidad no se entiende solo en el sentido económico. La generosidad hace referencia a muchas dimensiones de la vida. Nos acostumbramos a hacer manifestaciones, protestas, paros para exigir una mejora salarial y económica. Pero… ¿por qué nadie protesta por el bajo rendimiento académico de los alumnos? ¿Por qué nadie protesta porque hay pocas clases de literatura, historia o lengua cuando las evaluaciones son tan pobres? ¿Por qué nadie protesta que hay pocos días de clases? Y podría seguir con una lista interminable…
Pregunto una vez más. Preocuparse por el desarrollo integral de los alumnos (los futuros cristianos, ciudadanos, profesionales)... ¿No es también un acto de generosidad? ¿Qué tema, no? Para pensar en estos momentos tan difíciles de nuestra patria. Sin educación no hay desarrollo del país. El gesto de la pobre viuda es sencillo, escondido, como otros tantos gestos de hombres y mujeres que nunca saldrán en los periódicos ni en la televisión. Pero la pobre viuda había comprendido que, si el amor no es total, no es amor. "Dios no se fija tanto en lo que damos. Dios se fija en lo que nos reservamos para nosotros".
La Madre Teresa de Calcuta aparece como una persona llena de generosidad. Mucha gente dona cosas, pero ella donó su vida, lo más bello que tenemos al servicio de los demás. Y aunque su obra fue gigantesca, ella se centró en destacar la importancia de los pequeños gestos de amor, como sonreír, agradecer, valorar las cosas cotidianas, derramar el amor por donde caminemos. Ella confesaba que no estaba segura de cómo sería el cielo, pero sí sabía que "Dios no nos preguntará cuantas cosas buenas hicimos, sino cuanto amor pusimos en todo lo que hicimos".
Pensemos por un momento en nuestro modo de ser y actuar. ¿Somos personas generosas? Que Dios nos bendiga.
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