El 5 de diciembre de 1961 Juan Mantovani fallece en la ciudad de Bonn, en ese momento capital de la República Federal de Alemania, iniciándose así, una etapa de homenajes, conmemoraciones y reflexiones sobre el lugar ocupado por este intelectual santafesino, sus obras y su trascendencia en el campo de la educación. Por eso mismo, en el camino hacia los 125 años transcurridos desde su nacimiento (el 14 de octubre de 1898), hacia el año 2023, resulta pertinente poder recuperar algunos de esos homenajes y reconocimientos alrededor de su figura.
Un obituario posible
Américo Ghioldi, muy poco tiempo luego de la muerte de Mantovani, escribe sobre él en la revista Archivos Ciencia de la Educación de la Universidad Nacional de la Plata. En su narrativa, Ghioldi reconoce al pedagogo e intelectual nacido en la localidad de San Justo, provincia de Santa Fe, como un heredero e integrante del conjunto de "normalistas" argentinos que, bajo la tutela de Sarmiento, comienza a formarse en la coyuntura de la empresa educativa a partir de 1870. Su egreso como maestro normal en la Escuela Normal rural mixta de San Justo en 1913 consolida la perspectiva pedagógica en la frontera norte que será parte constitutiva de su modo de interpretar el campo educativo.
En este contexto, para Ghioldi la escuela normal cumple en la Argentina una "extraordinaria función cultural e histórica pues promueve la educación elemental con fervor apostólico, intensifica afanes de cultura, asegura la asimilación nacional de los hijos de inmigrantes que en el hogar adoran los dioses nacionales de sus patrias de origen, excita la preocupación cívica en ciudades, pueblos y aldeas, da bases espirituales al ascenso de las capas más humildes de la sociedad, asegura condiciones intelectuales a la capilaridad social por la que las clases sociales notablemente movibles escapan a la estagnación de las clases, hecho que caracteriza la estructura social de pueblos que, como los europeos, no tienen la formación aluvional propia de estas regiones del mundo".
Juan Mantovani es definido como un "maestro normal", integrante del magisterio que ha promovido una forma de vida cultural. Ghioldi afirma que "pocos trabajaron como él en el intenso proceso de transformación subjetiva de nuestra población". En la descripción del pensamiento del educador, Ghioldi vincula a Mantovani con la "escuela popular", la escuela que realiza la renovación social concebida por Sarmiento. El plan pedagógico normalista en la construcción del pedagogo se formula en las variadas recepciones derivadas desde Paraná y Buenos Aires donde se dan inicialmente dos focos del normalismo, con pasión pedagógica y recorriendo senderos metodológicos. Ghioldi señala que las experiencias en Paraná se inscriben en el normalismo por la obra de Scalabrini y J. Alfredo Ferreyra que tomará dirección filosófica según la escuela positivista de comtiana, más mencionada antes que estudiada en profundidad. En Buenos Aires las primeras orientaciones del normalismo, en cambio, son dirigidas por la herencia de Pestalozzi y Herbart a la cual adscribe la reconstrucción intelectual de Mantovani.
El itinerario del pedagogo confluye en diversas tradiciones que Ghioldi reconoce a continuación: "Al recordar a sus maestros, Juan Mantovani expresó en fecha reciente el reconocimiento de los referentes de la Universidad de La Plata centro destacado de estudios pedagógicos: J. Alfredo Ferreyra, Leopoldo Herrera, Víctor Mercante, Rodolfo Senet, Alfredo D. Calcagno, Alejandro Carbó, José Rezzano, Carlos Rodríguez Echart. Evocó también maestros de materias afines o complementarias como Alejandro Korn, Ricardo Rojas, Arturo Marasso o Pablo Pizzurno".
Por un nuevo humanismo en pedagogía
En este reconocimiento a su colega educador, Ghioldi reconoce la figura de un Quijote pedagógico en tanto recuerda que "en los años difíciles Juan Mantovani mantuvo la bandera de la pedagogía salvando su causa del naufragio general de ideas e instituciones". Es que la propuesta pedagógica del sanjustino puede ser definida como una agenda de fronteras y de las antinomias (pedagógicas, políticas, disciplinares) e incluso de los exilios y periplos propios al campo político. El diálogo interdisciplinario resulta fundamental para comprender la obra del pensador de la educación cuyas reformulaciones filosóficas son determinantes. Ghioldi firma que "en la historia de los estudios pedagógicos argentinos, Mantovani es el representativo de la filosofía de la educación, de una filosofía de la educación que fue desenvolviéndose con el análisis educativo de los pensadores de la actualidad y la incorporación de los grandes temas sociales y políticos de la educación que estaban un tanto olvidados en sus primeras producciones".
La proyección de Mantovani es propia de un gran teórico de la educación americana, pero en Argentina su nombre marcará una etapa. Nuevamente Ghioldi lo reconoce en una última descripción sobre Mantovani: "contra metodologismos estrechos, tecnologías avasallantes y parcialidades de psicologismos y sociologismos, los presentes errores, Mantovani sostuvo los derechos y las permanencias de la pedagogía. Esta es una de sus más valiosas contribuciones". Un educador, un gestor, un hombre de las fronteras, un intelectual de las antinomias, el referente del humanismo pedagógico. El pedagogo que piensa las crisis de la sociedad como oportunidades de reformas y transformaciones. En fin, las múltiples dimensiones de una vida intelectual que pretendemos reconocer, recuperar y poner en diálogo con los problemas y desafíos del presente en una polifonía de temas siempre convocantes.
Sobre el nuevo libro, "Sinfonía Mantovani" (*)
La estructura de "Sinfonía Mantovani. Polifonía de un intelectual entre educación y política" se organiza en seis capítulos. Inicia con el de Rodrigo Borla, quien presenta a Juan Mantovani desde su nacimiento (1898), hasta su formación como maestro normal en la localidad de San Justo, ubicada en la frontera norte santafesina. En el segundo capítulo, Bernardo Carrizo profundiza en el joven Mantovani que egresa de la Escuela Normal para continuar a partir de 1914 su formación académica en Buenos Aires y La Plata, su desempeño en Tucumán en el marco de la reforma de 1918, sus iniciales actividades como catedrático y extensionista, junto a su primera experiencia de gestión al desempeñarse como Inspector General de educación en la provincia de Santa Fe (1929).
En el tercer capítulo, Juan Cruz Giménez se detiene en las principales preocupaciones de Mantovani, entre 1930 y 1938, en torno de la segunda educación en cuanto a su reforma, desarrollo teórico y programa pedagógico. En el cuarto capítulo, Eugenia Guida y Elisa Welti profundizan su análisis en la gestión de Mantovani como ministro de la cartera educativa durante los años del antipersonalismo (1938-1941) en la provincia de Santa Fe. Son objeto de su abordaje las concreciones en materia de políticas educativas que el funcionario promueve en los campos educativos, artísticos y culturales.
En el capítulo quinto, a cargo de Bernardo Carrizo y Juan Cruz Giménez, se presenta un abordaje del pensamiento y amplia producción de Mantovani entre los años 1940 y 1955, período en el que el pedagogo complejiza su desarrollo teórico a partir de una renovación de lecturas que oscilan entre la segunda posguerra y el primer peronismo. Finalmente, en el sexto capítulo, Marcelino Maina se detiene en los últimos años del intelectual desde 1955 hasta su muerte en 1961, colocando en relieve los desafíos que plantea, por un lado, el posperonismo y, por otro, el futuro de la democracia en diálogo con la educación popular, tanto a nivel nacional como en la situación latinoamericana.
La obra está acompañada por nómina de producciones del pedagogo, ordenada cronológicamente, desde fines de los años veinte hasta luego de su fallecimiento. Entendemos que es una manera de exponer la dimensión de los aportes del intelectual durante su trayectoria. Finalmente, se pone a disposición las referencias a la bibliografía utilizada por autores y autoras para componer Sinfonía Mantovani.
(*) Publicado por CB Ediciones, 340 páginas, Rosario, diciembre de 2022. Bernardo Carrizo y Juan Cruz Giménez, coordinadores.
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