Cuando la “americana” picaba en el viejo parqué del Tribu Mocoretá (Club Regatas Santa Fe) la imaginación teletransportaba a los gigantes estadios de Estados Unidos. El sueño de la NBA, al igual que para cientos de miles de chicos era, precisamente, eso sólo un sueño. Pasaron casi 30 años y ese pequeño soñador pudo cumplir ese anhelo de presenciar un partido del mejor básquet del mundo. Fue el 22 de abril de 2018, nada menos que el último partido de Emanuel Ginóbili en ese repleto AT&T Center. Se jugaban los playoffs y San Antonio Spurs no la tenía nada fácil. Si perdían quedaban afuera por lo que el triunfo era tan necesario como el agua.
Se alinearon los planetas y surgió la posibilidad de visitar San Antonio, en Texas, aprovechando un viaje a Estados Unidos. Una ciudad para nada turística dentro del radar viajero. La “magia” de Internet permitió, por un lado, diagramar una ruta posible entre Nueva York y la urbe del medio oeste norteamericano y, por otro, conseguir un ticket de una butaca para el ya colmado estadio.
Los trofeos de campeonato de los Spurs exhibidos en los pasillos del estadio. Crédito: Gonzalo Zentner
Aeropuertos, traslados en Uber y alojamiento bien cerquita del estadio. Todo coordinado para el juego 4 de los playoffs de la Conferencia Oeste entre San Antonio y Golden State. Entrada impresa en mano, el arribo a la cancha fue un par de horas antes, tal vez pensando en una (des)organización bien argenta. En cuestión de segundos el ticket fue validado y dí los primeros pasos dentro del AT&T Center, una inmensidad que no sólo alberga una cancha de básquet para 18.500 espectadores sino que además posee patios de comidas, locales comerciales, museo y otros amenities para los espectadores.
"Make noise" (hagan ruido) reclama la voz del estadio. Se vivió un verdadero clima de final. Crédito: Gonzalo Zentner
Con los pies en el paraíso del básquet, sólo quedaba “quemar” el tiempo (alrededor de una hora y media) para el inicio del partido. Por los pasillos del estadio, los fanáticos se tomaban fotografías entre sí y con alguna personalidad. En un sector se pueden apreciar los trofeos obtenidos (1999, 2003, 2005, 2007 y 2014); en otro espacio estaba el equipo de porristas, llamado Silver Dancers.
A 30 minutos del salto inicial, los espectadores comenzaron a ubicarse en sus butacas. Los foráneos, como quien escribe, aprovecharon para llenar el espacio de sus teléfonos celulares con fotos y videos del “Disney” del básquet. Mientras tanto, en el parqué asomaban las figuras de ambos equipos para el calentamiento previo.
El argentino en plena acción, aquella tarde de domingo en San Antonio.
Con las gradas repletas, comenzó el partido. Globos, papelitos, griterío. El marco ideal de una final de básquet. En los tiempos muertos, al finalizar cada cuarto y al término de la primera mitad, los fanáticos locales iban y venían en búsqueda de bebidas y snacks, un clásico de aquellos lares.
En el rectángulo de madera se disputaba una verdadera batalla. Fiel al estilo NBA el juego fue frenético y de ida y vuelta. Los Warriors querían “barrer” la serie pero enfrente se toparon con la vergüenza de un San Antonio que luchó hasta el final. El primer tiempo finalizó con los Spurs arriba por 56-42. El inicio de la segunda mitad llegó con un récord para el argentino; convirtió un triple y llegó al tercer lugar entre los “tripleros” de los playoffs, sólo por debajo de nada menos que Ray Allen y LeBron James.
Los fanáticos de los Spurs y su idolatría por Ginóbili. Para aquel entonces le pedían que siga jugando. Crédito: Gonzalo Zentner
El tramo final del partido tuvo a Ginóbili como protagonista sobresaliente. Y eso que del otro lado estaba el implacable Kevin Durant. El bahiense tomó las riendas del equipo y cerró el partido a favor de los Spurs, forzando un quinto juego. Manu cerró la noche con 16 puntos (10 en el último cuarto), cinco asistencias y tres rebotes.
Tarde mágica en Texas. Expectativas colmadas al 120%. Ver un partido de NBA, ver a Manu Ginóbili, ver ganar a San Antonio Spurs con el argentino como figura. Negocio redondo. Sueño cumplido para ese chico que picaba la pelota y lanzaba al aro en Regatas...
La pantalla gigante del AT&T Center festeja la victoria del equipo. Será el último partido de Ginóbili en esa cancha. Crédito: Gonzalo Zentner.
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