Por Nanci Noemí Alario
Por Nanci Noemí Alario
"Los cambios de este tercer milenio introducen complejidad y dificultad en la construcción de subjetividades, de las relaciones y de las instituciones y esto no es sin consecuencias en los infantes ni en los adultos".
María José Borsani (2015, página 134)
En nuestra actualidad cercana se ha producido un acontecimiento: se ha instalado el debate sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje de la lectura y escritura. Es un debate necesario, que compromete a los tres niveles de educación obligatoria y a la formación docente.
El debate pedagógico tendería a movilizar acciones claves que permitan prevenir y revertir los niveles de analfabetismo funcional y ciudadano que se instalan en nuestra sociedad como bandera del descuido político en la conducción de las herramientas que el Estado brinda para superar las dificultades. La prevención y las ayudas para crecer son horizontes a proyectar desde las primeras infancias.
Con el ingreso al Nivel Inicial y luego a la Escuela Primaria las infancias y niñeces acceden a espacios de socialización secundaria. Ambos niveles obligatorios que se constituyen en "la segunda gran oportunidad", al decir de Silvia Schlemenson (1), para que tanto niñas y niños terminen de concretar procesos de desarrollo recomenzando nuevas instancias de subjetivación que tendrán incidencia en el cercano y largo plazo.
Es por ello que apelamos a la función de la escuela desde su lugar de legalidad (2). Es decir: ¿Cuál es el posicionamiento institucional respecto de las infancias, en cuanto al atravesamiento de la ley, para ejercer la función de educadores? ¿Es el conocimiento una de las legalidades que tiene que asumir la escuela? Sin dudas.
Nadie puede cercenar la responsabilidad de las instituciones por donde nuestras generaciones futuras empiezan a caminar la vida social. Cuya potencia humanística es clave para el desarrollo integral de las infancias porque permiten ofrecer mayores posibilidades de encuentro con una gran diversidad de objetos culturales: juegos; juguetes; dibujos; canciones; relatos; disfraces; materiales escritos; libros; materiales didácticos; etc.
Ulises ya comprendió el sentido de la escritura. Realiza una simulación de lectura relacionando la información que aporta la tapa del libro, sobre animales que viven en los humedales, y lo que él sabe. Es una instancia previa a la lectura alfabética.
Los juegos en el espacio vivido, al decir de Hubert Hannoun (1977), son los que se vivencian mediante el movimiento haciendo posible la construcción progresiva de las representaciones simbólicas que aportan al pensamiento las variables espaciales que se van configurando. Cuando decimos representaciones espaciales nos referimos a una intromisión del espacio al proceso de pensamiento y elaboración cuya emergencia inmediata es el movimiento, la imitación y la representación gráfica.
En las representaciones gráficas se pone en evidencia cómo están interiorizando la vivencia espacial. Observando el espacio podrán explicar las características que van tomando por ejemplo: identificar si hay líneas rectas, inclinadas, curvas, la forma de construir una escala propia en sintonía con el espacio que la hoja ofrece. ¿Cómo utiliza el plano de la hoja? , ¿Qué objetos representa en el centro? , ¿Cómo se establecen los planos arriba-abajo; derecha e izquierda? Estas prácticas de exploración espacial permiten que niñas y niños construyan categorías de referencia más elaboradas de cuando empezaron a gatear y caminar. Cuando contornean sus cuerpos con tizas en el patio o en la galería de la escuela y luego observan sus contornos y escriben sus nombres: ¡Es maravilloso!
Estas acciones involucran operaciones cognitivas de alto vuelo, las que configuran capacidades para el aprendizaje de la lectura y escritura, y que -además- son análogas con procesos del pensamiento propios para aprender matemática y ciencias. Invito a pensar qué ocurre si estos procesos no tienen lugar.
La cultura de la inmediatez generada por la rapidez en la que fluye el mercado tecnológico tiene incidencias en el modo de vida. Así lo observa María José Borsani en su obra titulada "Aprender y ensenar a leer y escribir. Sus controversias", de Homo Sapiens Ediciones (2015, página 135):
"La precarización de los vínculos básicos, el acceso masivo y , por momentos , excesivo a las nuevas tecnologías , horas ante las pantallas que recitan y repiten una y otra vez saberes vacíos de sentido, condicionan en algunos niños las modalidades de acercamiento al saber letrado. Números y letras se ofrecen como productos acabados sin que exista la posibilidad de que el infante las descubra, le interesen y lo motiven desde el deseo de saber de qué se trata. Muchas instituciones colaboran con propuestas des subjetivadas (...) promoviendo que sean presilábicos a los tres años, ganando tiempo (que por lo general debería destinarse al jugar) al proceso de alfabetización sosteniendo que cuando antes se aprende mejor y, armando desde afuera un producto que es ajeno al niño".
La saturación tecnológica a edades temprana y al alcance de todos con el uso de celulares que son objetos cotidianos permanentes, que permiten acceder en forma inmediata a todo, genera una fractura en mil pedazos de las concepciones tradicionales de "de tiempo y espacio"
Las infancias saltan a las pantallas. Si bien estas últimas forman parte de la cultura, el tema es saber cómo las introducimos, en el sentido de no restarle fuerza a los procesos de aprendizajes subjetivantes que se implican en el juego de producción de significados. El desarrollo infantil necesita de las fortalezas del entorno: familia, escuela e institucionalidad, y otros lugares de preferencia para las infancias en los que pueden socializar y hacer actividades de interés social, cultural o deportivo.
Entonces… ¿Es necesario incluir pantallas tempranamente? Si pueden evitarse sería óptimo. El uso y abuso de las mismas, siendo tan chiquitos, produce un adormecimiento de las funciones del desarrollo del lenguaje cuya capacidad es la que posibilita aprender la lengua materna oral. Asimilan sin metabolizar y sintetizar la invasiva saturación mental que les significa la sobre exposición a pantallas, juegos, celulares, videos, etc. El mundo interno de las infancias y niñeces es endeble, está en constitución, tiene que poder armarse con los contenidos de la cultura familiar; del entorno social, escolar y ambiental próximo.
La introducción prematura de pantallas no ayuda a expandir esa capacidad lúdica y creativa que tienen que conseguir los niños en sus primeros años ayudados por los adultos y adultas tanto en la función familiar como la escolar.
1 ) Silvia Schlemenson, "El aprendizaje un encuentro de sentidos". Editorial Kapelusz (1995).
2 ) Cuando hablamos de función hacemos referencia, en primer lugar, a la función que los adultos cumplen en la sociedad respecto al resguardo y responsabilidad superlativa sobre las infancias. La expresión adultos es en sentido genérico ampliado, tomando desde el núcleo de crianza hasta el Estado con todas sus instituciones. Ser adultos en la sociedad nos confiere un estatus de poder para intervenir accionando social y políticamente para resguardar el desarrollo saludable de niños; niñas y adolescentes al calor de los derechos a los que tienen que tener acceso pleno por la Ley Nacional Nº 26061.
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