Por Trudy Pocoví
Por Trudy Pocoví
"Ómnibum" es un grimorio incunable cuya autoría se atribuye a R.J. Ernst Planken, monje erudito del siglo XV (se afirma también que fue astrólogo, destacado alquimista, polígrafo, mago, teólogo y cocinero aficionado, pero no hay registros en Wikipedia de ello).
El "Ómnibum" llega a nuestras tierras de la mano de un posible tátara chozno nieto, don Ricardo Ernesto Plank, que asumió la ciclópea tarea, aún sin ayuda de Ulises, de traducir y compilar parcialmente la obra. Personaje, este Plank, que se autoproclama escritor y sabedor de las letras y que, por esos caprichos de sus dioses numerados (o sin numerar) ha nacido en la localidad de Laguna Paiva, reducto de levitadores que no pueden ser vistos so pena de desplomarse desde sus altura y, para pior, desplomarse sobre uno; reducto, digo también, de seres alienígenas (y alienados) y de lobizones que recorren cierto kilometraje de las vías moribundas sin la pinta del Juanjo Camero.
Un Ricardo Plank que por designio de dioses aún más caprichosos (o jocosos) vive sin camuflaje en nuestra no menos misteriosa Santa Fe y que, desde su lugar de trabajo (que dice ser un centro de investigaciones científicas y tecnológicas) intenta (con admirable constancia, este libro es su tercer intento) manipular nuestras mentes y nuestras emociones a través de relatos oscuros, otros, té con leche y algunos solo tipo lágrima.
Como siempre, y con mano y hasta pie maestro, haciendo uso de un humor que por momentos raya lo absurdo y por otro lo trágico, logra eficientemente conmovernos (fin último quizás de todo escritor) con relatos tiernamente íntimos como "Ajedrez"; o nos pone los pelos de punta con "Una casa horrible" donde juega hábilmente con los temores que nos supo despertar el aislamiento y la lejanía de los encierros por Covid19.
Como el propio Ricardo afirmara en la presentación pública de la obra, muchos de estos cuentos se gestaron durante la pandemia, pero no se agotaron allí. Con el inestimable (¿porque carecen de estima tal vez?) sustento de la Confabulación de los Fuleros que avalan el libro, y una ojalá existente Universidad de Monte Vera (paraje de paso obligado para ir a Paiva) que alaba la publicación, "Ómnibum" sale a la luz para instalarse en "el cuadro de honor" de la biblioteca de los amantes del género fantástico, tal vez algo del de terror y seguro, del realismo mágico.
Con una manera de narrar fluida, como si fuera una charla de sobremesa o un par de amigos tamando mates a la sombra en veredas ya inexistentes, Ricardo nos introduce en relatos de infancia muy vívidos, nos abre a los mitos pueblerinos, nos hace sudar con un índice que no tiene los títulos de las obras sino una síntesis de su contenido (y para mayor de males numera las páginas con números romanos pero no así el índice) y finalmente nos hace sucumbir bajo curvaturas del tiempo, universos posibles y la fragilidad del amor, de todo amor, tanto real ("Posición de Impacto") como imaginario y no por eso menos intenso ("Las dos en mi cama").
Toda reseña de libros concluye generalmente con una recomendación para su lectura, o no (mi amigo, imagino, apreciaría que recomiende su compra, aunque luego no se lea). Personalmente pienso que toda la obra de Ricardo Plank vale la pena, tanto ser comprada como ser leída (aunque no sea en ese orden).
En cuanto a "Ómnibum", como bien advierte el autor al inicio, se trata de un libro infinito a la vez que caprichoso, que a su antojo cruza al lector con un "Acá terminó este libro infinito", por lo que estimo, deberemos esperar un tiempo (breve espero) para disfrutar de un volumen II igual de apetitoso
PD: Advertencia. No ensayen con la fórmula del caramelo de leche hervida. Puede resultar altamente adictivo, en particular con panqueques.