Domingo 27.6.2021
/Última actualización 18:53
Hace tiempo que los santafesinos estamos viendo cómo día tras día el delito se hace cada vez más frecuente en nuestra provincia, llegando a tener en Rosario una de las tasas de homicidios más altas del país. Lamentablemente ahora debemos agregar la multiplicación de las usurpaciones de tierras en la ciudad Reconquista, donde en menos de dos semanas se produjeron tres tomas. En un intento de desalojo la policía fue agredida y tres agentes fueron hospitalizados con diversas lesiones. La cuestión sigue y sectores políticos fogonean, ya sea por acción u omisión, estas acciones delictivas. No es casualidad que tantas usurpaciones tengan lugar en tan poco tiempo.
Esta ola de delincuencia no es fruto del azar. El Estado, empeñado desde hace tiempo en políticas nefastas que solo dañaron el aparato productivo e incrementado la pobreza, ha generado una ola de delincuencia, que en Santa Fe está mostrando su peor cara.
La usurpación, si no se frena a tiempo, es tremendamente peligrosa: alentar tomas de tierras genera zonas de indigencia naturalizada y tiene como contracara llevar a posiciones extremas a los propietarios para defenderse, provocando peligrosos enfrentamientos que arriesgan la paz social, además de desalentar todo tipo de inversión y progreso.
La violencia solo puede traer miseria y desesperanza. Nada bueno sale del delito. El mal gobierno y el aprovechamiento político de la miseria tiene como consecuencia más desgracia. Propietarios que se ven despojados de lo que les pertenece, bienes que dejan de servir para generar riqueza, familias que no tienen oportunidades ni recursos atrapadas en el círculo sin fin de la precariedad y una sociedad cada vez más violenta. El Estado, que debe ser garante de paz y prosperidad, es en definitiva, el gran factor de daño a los ciudadanos.
Todos sabemos lo que hace falta para resolver la pobreza y todos sus males asociados: trabajo genuino. Ese es el único plan social que realmente cambia las cosas. Y el único motor del empleo es el sector privado generador de riqueza. Es que solo con generación de riqueza se puede crear trabajo (ya sea público o privado). Lamentablemente, la mezquindad política imperante ataca constantemente al privado en busca de exprimir recursos para repartir inútilmente en busca de votos.
Esta es la forma en la que el kirchenrismo, en definitiva, perjudicando a sus propios votantes: no resuelve la pobreza sino que la administra e incrementa.
Este año tenemos la oportunidad de dar un cambio tan contundente que resulte definitivo: y es con el voto. Son tiempos de decisión: al momento de votar estaremos eligiendo entre el trabajo, la seguridad y el progreso, o la profundización del delito, la pobreza y el clientelismo. En poco más de un año el kirchnerismo llevó a la pobreza a 4,5 millones de personas, devaluó la moneda un 150% y provocó una caída del PBI del 10%. ¿Que más hace falta para darnos cuenta? Si no cambiamos el rumbo a tiempo habremos condenado a las próximas generaciones a un futuro de miseria y delincuencia. Estas elecciones son nuestra última oportunidad.
Diputada nacional - Coalición Cívica Santa Fe