Por María Inés Vincenti
Por María Inés Vincenti
En la década de 1860, el gobierno de la provincia de Santa Fe efectuó sólidos esfuerzos con el propósito de asegurar el derecho de propiedad y organizar el correspondiente catastro. Había que "mensurar el territorio" y en el caso del departamento Castellanos, la primera medición que se concretó fue la efectuada en 1864, por Carlos Campbell, que fijó los límites de la suerte Nº 5, con una superficie de 16.199 hectáreas en la que se desplegó, en 1882, la colonia Saguier.
Fue vendida por el gobierno nacional y el origen del traspaso es necesario buscarlo en la ley del 6 de marzo de 1863, por la que la provincia de Santa Fe otorgó al gobierno nacional, los terrenos que requería el contrato a firmarse para la construcción del Ferrocarril Central Argentino.
La nación los sacó a remate en 1865. Entre ellos estaban las 16.199 hectáreas correspondientes a la colonia Saguier, que formó parte de un conjunto de 127.343 hectáreas compradas por Carlos Saguier, Félix Egusquiza y Manuel Quintana. La suerte de estancia Nº 5 conllevó cuatro cesiones, un escenario frecuente en el período y en la región, según el detalle que puede observarse en el recuadro que acompaña esta nota (ver Infografía).
Manuel Quintana era miembro de una familia de origen colonial, y ganadero bonaerense, santafesino y pampeano. Abogado, actuó como diputado nacional y provincial, senador, ministro, embajador y culminó, en 1904, en la presidencia de la república. Carlos Saguier y Félix Egusquiza fueron fuertes comerciantes paraguayos con negocios establecidos en Asunción y Buenos Aires. Sus incursiones en el negocio de la tierra datan de 1857 en Rojas, aunque el éxito económico del primero fue superior al del segundo. Maraine, Bertelli y Chiarini eran profesionales italianos, vinculados a la actividad de la construcción y residentes en Buenos Aires.
Mariano Cabal, gobernador de la provincia de Santa Fe, obró como un hombre polifacético, exponente claro de una época con brillantes oportunidades para quien tenía el propósito de hacer fortuna y tuviera una rápida visión para localizar situaciones que posibilitaran ascensos vertiginosos.
Guillermo Lehmann llegó a ser, junto a José Bernardo Iturraspe, el empresario más exitoso de la colonización agrícola santafesina. Poseía un excelente conocimiento del oficio; la racionalidad y la previsión estaban en las estrategias de los negocios que diseñaba, donde ninguno de los elementos materiales y humanos que participaban en el proceso escapó a su análisis de debilidades y fortalezas. A lo descripto hemos de sumar un sentido profundo de la percepción de una realidad, signada por cambios vertiginosos; igualmente se debe atender que, un grado de audacia notable se desprende de sus prácticas empresariales.
Lehmann y Cabal comenzaron, a mediados de 1882, la venta en concesiones, de modo tal que en menos de dos meses se adjudicó un cuarto de la superficie. Esa realidad armoniza con la del resto del departamento Castellanos, donde la ocupación del espacio y su incorporación al aparato productivo fue vertiginosa: en 1895 el 85% de su extensión estaba destinada a las colonias agrícolas cuando, en 1881, era un espacio vacío.
En la segunda mitad de la década de 1880 la atravesó el ferrocarril dando lugar al surgimiento de Estación Saguier, ubicada a 3 kilómetros al sur del pueblo, y en 1937 sufrió el desglose de 4.000 hectáreas para configurar el distrito de Villa San José.
El censo de 1887 da cuenta de 722 habitantes residiendo en las chacras y 118 en el pueblo, lo que pone en evidencia un poblamiento precipitado, fruto del aluvión inmigratorio de esos años. Se ocupó con italianos del norte, fundamentalmente piamonteses de las provincias de Cuneo y Torino, y un conjunto menor de suizos, o sus hijos procedentes de la colonia San Jerónimo. Además, las 5.200 hectáreas fueron las únicas tierras -salvo un sector de Virginia- que Lehmann colonizó en el departamento Castellanos como propietario, y la ausencia de liquidez que lo caracterizó coadyuvó para que estallara la venta de las concesiones.
En 1887 se creó la Comisión de Fomento que abarcaba Saguier y su vecina Santa Clara de Saguier; no obstante, cuatro años más tarde los distritos se separaron. El gobierno provincial los volvió a unir y hubo que esperar hasta 1908 para que Saguier tuviera su Comuna. Eran los vaivenes característicos de la época, en la que se estaban organizando las jurisdicciones de la provincia.
El primer establecimiento educativo fue creado en 1884. Dos años más tarde tuvo su primera autoridad policial y en 1891 se inició la construcción el templo católico. En 1906, solo el 27% de las explotaciones agrícolas estaba en manos de arrendatarios o medieros; era el éxito logrado a través de la colonización.
Lo que diferencia esta zona de otras de la provincia, y del país, es que los propietarios vivían en la región y que, por la tecnología agraria de la época, los inmigrantes no alcanzaban, con los brazos familiares, a cultivar la extensión que habían adquirido. El beneficio de este escenario fue que la renta permanecía en el sitio, se invertía y se gastaba en él.
Un hecho singular fue el arribo de un danés, Christian Boll, que estableció una industria láctea. Los piamonteses poseían una tradición agrícola, pero los suizos trajeron su predilección por la ganadería y se convirtieron en los pioneros de la lechería; no obstante, la planta hace décadas que no funciona y su edificio se encuentra abandonado.
Las prácticas matrimoniales endogámicas, tanto de los italianos como de los suizos, trajeron aparejada la no integración entre los inmigrantes e incluso la permanencia entre sus descendientes. Fue ese el origen del surgimiento del distrito Villa San José, en 1937, que abarca el sector este de Saguier y el oeste de la colonia Susana.
En el año 2010, Saguier retenía un total de 533 habitantes, contabilizando el vecindario urbano y el rural. El éxodo de los propietarios, el cultivo de la soja y el consiguiente cierre de los tambos, la ausencia de industrias y su proximidad a la ciudad de Rafaela, que es la abastecedora de bienes y servicios, explican el despoblamiento. A pesar de su cercanía a la cabecera departamental, no conforma aún el Gran Rafaela, pero estimamos que esto se verificará con el transcurrir del tiempo.
(*) Contenidos producidos para El Litoral desde la Junta Provincial de Estudios Históricos.