"Poco después de las 8 de la noche del día de la elección, cuando la sorpresiva tendencia decía que Trump en realidad podría ganar, Donald Trump Jr. le dijo a un amigo que su padre, o DJT, como él lo llama, parecía como si hubiera visto un fantasma. Melania estaba en lágrimas y no de alegría…"
De esta manera, el periodista Michael Wolff, describió en su libro "Furia y Fuego: dentro de la Casa Blanca de Trump", el estado de perplejidad y conmoción que invadió al excéntrico millonario norteamericano y a su entorno más íntimo, cuando empezaron a asumir la idea de que la victoria ante Hillary Clinton en las presidenciales de 2016 dejaba de ser un delirio sólo posible en la cabeza del guionista de "Los Simpsons", para transformarse en una realidad.
El desembarco del magnate en la primera magistratura norteamericana estuvo signado por la continuidad de la estética y la retórica que lo llevaron a convertirse en Presidente. Trump no cesó en su desprecio por las minorías, mantuvo un estilo autoritario, agregó voltaje a las tensiones étnicas y raciales, se ganó el repudio por sus actitudes de rasgo sexista, promovió la división de familias inmigrantes en la frontera con México y, como corolario, relativizó el riesgo de la pandemia del Coronavirus, algo que le reprochan hasta el día de hoy, teniendo en cuenta que Estados Unidos es el país con más infectados y muertos por Covid.
Sin embargo, la gestión Trump puede exhibir también logros ostensibles en el plano económico. No hace tanto tiempo, en febrero de este año, en ocasión de su discurso del Estado de la Unión, el presidente sacó pecho afirmando que "la economía está mejor que nunca...". "...Desde las elecciones, hemos creado 2,4 millones de nuevos empleos. Las solicitudes de desempleo han alcanzado su nivel mínimo en 45 años. El desempleo de los afroestadounidenses se encuentra en la tasa más baja jamás registrada y el desempleo de los hispanoamericanos también ha alcanzado los niveles más bajos de la historia...", al tiempo que recordó que, tal y como prometió, se llevó a cabo "la mayor reforma de impuestos y el mayor recorte tributario en la historia de Estados Unidos", los cuales, dijo, "brindan un tremendo alivio a la clase media y las pequeñas empresas...". "Las empresas no se marchan, ahora todos tienen una segunda oportunidad", sentenció.
Alentado por estos éxitos en materia económica, y a pesar de su polémico estilo, Donald Trump -quien según el periodista Wolff, apenas 3 años y meses antes recibía perplejo la noticia de su victoria- parecía encaminarse sin mayores contratiempos a permanecer durante otro período en el sillón presidencial del salón oval de la Casa Blanca.
Sumado a este panorama, en las filas opositoras no asomaban líderes indiscutidos para disputar poder. El Partido Demócrata pedía a gritos una renovación que no asomaba. Hasta que llegó el virus que vino a patear el tablero y modificó el escenario: a menos de 80 días de las elecciones, hoy Trump no es favorito.
¿Trump o Biden? ¿Qué dicen las encuestas?
Las convenciones de ambos partidos, Demócrata y Republicano, tuvieron lugar en las últimas dos semanas. Sin público ni cotillón, de manera virtual y por streaming, a causa de la "nueva normalidad", quedaron proclamados ambos binomios: como ya fue mencionado, Donald Trump buscará la reelección junto a su compañero de fórmula Mike Pence; en tanto, el veterano dirigente demócrata y dos veces vicepresidente de Barack Obama, Joe Biden, intentará junto a la senadora de California, Kamala Harris, cambiar los destinos del país norteamericano.
"The uncle Joe" (el tío Joe), como lo llaman en EE. UU., es finalmente la carta que eligieron los demócratas para retornar a Washington. Una jugada previsible, de bajo riesgo. Un político de fuste, con mucha experiencia (con apenas 29 años se convirtió en Senador por Dalawere), de familia de clase trabajadora, empático con "la gente común". En contrapartida, quienes más lo conocen, admiten que su oratoria y carisma, no forman parte de sus atributos.
Próximo a cumplir 78 años, Biden podría convertirse en el presidente más longevo de historia norteamericana. Por tal motivo, adquirió especial atención la elección de la vice. En caso de triunfar en noviembre, difícilmente esté en condiciones de ir por un nuevo mandato. "Quiero que mi candidatura signifique un puente para una nueva generación de líderes", declaró tiempo atrás el aspirante opositor.
Antes de develar quién lo acompañaría en la fórmula, Biden entregó una certeza: que sería una mujer. Ese es otro punto destacable en torno a la postulación de Harris, abogada de 55 años, reconocida por sus destacadas intervenciones durante los debates parlamentarios y, otro dato no menor, hija de padres de origen indio y jamaiquino.
En cuanto a los sondeos, la campaña para los demócratas comenzó con viento a favor. Si promediamos los números de los principales estudios, las ventaja del "retador" oscila entre los 7 y 10 puntos. Sin embargo, nada está dicho aún.
En la política estadounidense impera una máxima: "no importa cuántos votos obtengas, sino dónde". Para comprender esta definición, es necesario prestar atención al complejo sistema electoral de este país. Se trata de una democracia indirecta. Los votantes (unos 218 millones habilitados) en realidad escogen al Colegio Electoral. Este organismo está conformado por un total de 538 electores provenientes de todos los Estados, incluyendo Washington D.C. (el distrito de Columbia). Es decir, el partido que obtenga al menos 270 delegados, definirá al próximo mandatario. A su vez, el número de electores que le corresponde a cada Estado se calcula en proporción a su población y a la cantidad de congresistas que lo representan (tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado).
Por eso cobra especial importancia el dónde, más incluso que el cuánto. Por ejemplo, California, el Estado más poblado del país, tiene 55 votos electorales. Washington D.C. sólo cuenta con tres. Así se explica un antecedente muy reciente: Hillary en 2016 obtuvo casi 3 millones más de votos que Trump, pero el republicano se impuso en el Colegio Electoral.
Por los general, cada distrito en consecuente con su simpatía política a la hora de la votación. No obstante, hay unas 14 jurisdicciones en donde el sufragio suele ser más volátil. Se trata de los denominados "Estados Péndulo o Bisagra". Allí se define la elección. Y en estos lugares las encuestas marcan hoy una merma en el apoyo a Trump.
Más allá de esta primera foto, nada está dicho aún. La estrategia a la que apela Trump para achicar esta desventaja es la de recordarle a sus compatriotas "cómo estaba el país antes de la pandemia", y alertarlos acerca de "los peligros que la corrección política de la izquierda socialista" hagan retroceder los logros económicos del gobierno.
En tanto Biden, a diferencia de lo ocurrido hace 4 años en la campaña de H. Clinton, cuenta con el apoyo explícito de los diferentes sectores de su partido. Desde el progresista Bernie Sanders, hasta los expresidentes Clinton y Obama. En su camino, intentará capitalizar todo el apoyo del indignado anti-Trump, sumando incluso a integrantes del propio Partido Republicano que no comulgan con el estilo del actual mandatario.
La carrera por la Casa Blanca comenzó. Con el distanciamiento social como obstáculo, arranca la actividad proselitista. El mundo espera expectante la decisión del próximo martes 3 de noviembre.
*Periodista. Especialista en Política Internacional