Urquiza es una de las calles (en realidad, una Avenida) principales que une la ciudad de norte a sur.
Hay pozos y baches de todos los tamaños. La bicisenda, que comenzó a utilizarse en 2020, ya presenta un estado que dista mucho de ser el ideal.
Urquiza es una de las calles (en realidad, una Avenida) principales que une la ciudad de norte a sur.
Hay un tramo específico de 25 cuadras que es muy transitado: el que abarca desde Bulevar Pellegrini hasta Avenida Juan José Paso, es decir todo el macro y micro centro. Hasta General López, funciona la “onda verde” de los semáforos.
La fluidez habitual del tránsito de avenida Urquiza, desde hace un tiempo está cada vez más complicado.
Es innumerable la cantidad de pozos y baches que hay sobre la carpeta asfáltica. Todos de diferentes dimensiones o profundidades que entorpecen el andar de los vehículos. Muchas veces, estos realizan una maniobra no adecuada para esquivarlos, por ende, el temor a un accidente está siempre latente.
Al mal estado de la calle hay que sumarle la reciente instalación de la bicisenda, que causó polémicas y protestas de muchos de los frentistas que en ningún momento estuvieron de acuerdo con que esa sea una opción “viable” para una arteria como Urquiza.
Respecto a la bicisenda, también hay varias cuestiones que deberían reverse: muchos de los pretiles de plástico flexible están vencidos; delineadores o divisorios amarillos, destrozados; y el riesgo permanente del giro a la izquierda por parte de los automovilistas.
Además, cuando llueve, es una zona que en varias partes se llena de agua, generando esto peligro para los ciclistas.