Corresponsalía Rosario
La protesta que se enmarcó en el 18A como se catalogó a la jornada en las redes sociales fue multitudinaria en Rosario. El escenario para mostrar el descontento contra algunas medidas del gobierno nacional, como los cambios en la Justicia, y los casos de sospechas de corrupción, volvió a ser el Monumento a la Bandera, donde unas 10 mil personas golpearon cacerolas y mostraron carteles con demandas y agravios contra la presidenta de la Nación, Cristina Fernández.
“Queremos que nos escuche, señora presidenta”, gritaba una mujer jubilada, que cobra un haber mínimo, por lo que tiene según confió que “mendigar para poder vivir”. Al lado, un comerciante del centro de Rosario, del rubro textil, prefería orientar sus cuestionamientos a la administración kirchnerista por el lado de los cambios en la Justicia que están siendo tratados en el Congreso de la Nación. “No se puede vivir en un país donde la Justicia va a estar digitada por el gobierno. Esto es la verdadera inseguridad, porque aunque no se note a simple vista esto va a provocar un vacío en el sistema republicano”, explicó el hombre de unos 50 años, medido y analítico en su demanda.
Los reclamos estuvieron centralizados en contra del gobierno de Cristina Kirchner, y se pudo apreciar que la coyuntura política influyó en la multitud que hizo sonar sus cacerolas: la corrupción y los proyectos del Ejecutivo para reformar la Justicia estuvieron al tope de las pancartas que exhibieron los rosarinos para mostrar su descontento ante la administración nacional. Aplausos, repiqueteo de cacerolas, sirenas y hasta artículos de cotillón adornaron la ruidosa protesta callejera. Un láser reflejó en una de las fachadas del Monumento las siglas de la convocatoria, 18A, y los presentes estallaron en aplausos.
“No a la fábrica de Oyarbides”, era el cartel que portaban dos muchachas de unos 25 años en referencia al juez nacional, sindicado como cercano al gobierno nacional. La composición de la multitud era heterogénea y recorría todas las edades: niños, jóvenes, adultos y personas mayores.
Pero más allá de las consignas que se centraban en las críticas al gobierno nacional también se entremezclaron reclamos puntuales por mayor seguridad en la ciudad. Uno de los grupos que arengaba contra la inseguridad era uno integrado por familiares y amigos de Leandro Zinni, un joven que fue asesinado salvajemente hace un tiempo.
“Pretenden llevarse todo por delante”, dijo Laura, una mamá que concurrió junto a Nicolás, su hijo adolescente. “Estamos cansados, no dialogan, no escuchan a la oposición y ahora quieren avanzar contra la Justicia”.
Poco después de las 21.30 los participantes de la protesta entonaron el Himno Nacional a manera de cierre de la jornada. El final fue a puro aplauso.