Luis Rodrigo
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La mayoría opositora en el Senado debe decidir si sostiene la discriminación que hoy pesa sobre Santa Fe y Rosario. Pero además, sopesar si cargará también con el costo político de no aprobar el resto de una media sanción de Diputados (que por algo fue votada por buena parte de la docena de bloques en que se divide el peronismo en la Cámara Baja) y que beneficia también a todos los demás pueblos y ciudades del interior.
Es verdad que los senadores del peronismo podrán pensar que sólo están en juego unos 100 millones para Rosario y sus socialistas, y otros 40 para Santa Fe y sus radicales... Sin embargo, en sus análisis no deben seguramente escaparse otros asuntos.
Esta semana se define también lo que el gobierno de Antonio Bonfatti no quería (y hasta vetó): el envío automático de los fondos para Obras Menores (en un país con 40% de inflación y un gobierno provincial que se ha atrasado hasta un año en ese aspecto). y también, si la base de cálculos para aplicar la Ley 12.385 es sólo lo presupuestado en lugar de lo ejecutado.
En el primer caso -los senadores, los intendentes y los presidentes comunales lo saben-, se trata apenas del dibujo del Cálculo de Gastos y Recursos del Ministerio de Economía que suele ponderar con optimismo el crecimiento (a la par que la Nación), soñar con una inflación baja y, eso sí, asegurarse cierto nivel de déficit. En el segundo, es lo que realmente se recaudó y gastó. En 2014, un 20% más.
Los senadores tienen, desde hace dos meses, la posibilidad de acabar con la discriminación a santafesinos y rosarinos. Es cierto que no son los responsables de su génesis, pero en sus manos está la forma de superarla.
El Fondo de Obras Menores (provincial) se creó en 2004 para compensar al resto de las localidades de la provincia, por los recursos que las entonces privilegiadas Santa Fe y Rosario ya recibían del Fondo del Conurbano (nacional). Pero éste quedó congelado, mientras que aquel se actualiza, año por año.
Santafesinos y rosarinos se reparten $ 30 millones cada año, desde 1995. Ni el menemismo, ni la Alianza, ni Duhalde, ni el kirchnerismo lo actualizaron.
El fondo para Santa Fe y Rosario nació atado a la suerte de los recursos que antes recibieron los bonaerenses. (Fue parte de las negociaciones en el PJ que, en 1994, destrabaron la reelección del entonces gobernador Eduardo Duhalde).
Sólo la genuflexión de los sucesivos gobiernos bonaerenses frente a la Nación puede explicar (en términos políticos y de poder) la situación. Las autoridades de La Plata, los legisladores del Estado provincial más poderoso y sus dirigentes, no han empujado esos recursos (peor aún, tampoco una distribución más justa de la Coparticipación).
Mientras, el fondo de Obras Menores que nació con $ 20 millones, hoy llega a $ 290. Para todas las ciudades y comunas, menos Santa Fe y Rosario, los aportes provinciales crecieron un 626 %. Para éstas, nada.
Para el minoritario oficialismo es imposible aprobar la ley si no convence a sus pares justicialistas: tiene 8 bancas y necesita 13 votos para forzar un sobre tablas.
En política, las negociaciones son importantes. y existe una vía para que Santa Fe y Rosario logren esos recursos. En otro proyecto de ley, es la oposición la que necesita del oficialismo. El PJ pujará por mantener (con dos tercios) la versión de la Cámara Alta sobre la llamada Ley de Endeudamiento, para sumar las obras que -por $ 2.000 millones- Diputados le ha podado a los senadores.