Germán de los Santos
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Corresponsalía Rosario
Era un “amistoso” entre dos rivales históricos, como Central y Newell’s, que no se enfrentaban desde 2010 cuando los “canallas” descendieron de categoría. Era sólo un partido de fútbol, sin puntos en disputa, que el año pasado decidió organizar la empresa World Eleven. Ese partido, con apariencia ficticia, acarreaba en la previa un clima de mucha tensión, con siete incidentes serios contra sedes y comercios de ambos clubes. Pero la firma ligada al presidente de la AFA Julio Grondona ya había pagado a los clubes el año pasado.
Nadie podía desconocer ni tampoco esquivar las sospechas sobre lo que podía ocurrir. El Ministerio de Seguridad dispuso un operativo con 500 efectivos apostados en la zona del Gigante de Arroyito, otros 15 puestos de custodia en zonas críticas en el resto de la ciudad y patrullajes con un helicóptero. Y la jueza Alejandra Rodenas se reunió el jueves pasado con dirigentes de ambos clubes, la policía y el titular de la cartera Raúl Lamberto para coordinar acciones contra los focos de violencia que podrían estallar. Pero todo salió mal. El partido se suspendió el domingo a la tarde, unas dos horas antes al inicio del “encuentro”, luego de los incidentes que estallaron en la sede de Newell’s en el parque Independencia, donde un efectivo de la policía resultó herido de bala, y luego fue operado en el Hospital de Emergencias de Clemente Álvarez (Heca), donde se recupera sin peligro de vida. Otra vez la violencia que supura por el fútbol encendió una crisis política en la administración de Antonio Bonfatti, con el antecedente fresco aún de la renuncia de Leandro Corti a principios de junio pasado, cuando contradijo al gobernador tras negarse a autorizar la realización en Santa Fe del partido entre Rosario Central y Patronato.
Violencia en el parque
Fue en el histórico parque donde estalló el primer foco de conflicto, cuando un colectivo pasó por Pellegrini con hinchas de Central que se dirigían al estadio de Arroyito. La policía intervino cuando empezaron los incidentes en la zona del Palomar, a unos 50 metros de la entrada a Newell’s, y después de que cayera herido el agente Pablo Orellano con un disparo que le ingresó por el cuello y se alojó en el tórax la policía inició una dura represión contra la barra brava y los simpatizantes rojinegros dentro del club. En la zona de la pileta, donde había socios, familias y niños, los efectivos perseguían a los hinchas y disparaban balas de goma. Se generaron escenas de pánico, con mujeres y chicos que lloraban atemorizados por lo que veían. La policía encontró una pistola 9 milímetros en la pensión del club. El jefe de la Unidad Regional II, Walter Miranda, confirmó que los primeros peritajes indicaron que el arma de fuego “tenía su numeración limada con tres proyectiles en el cargador y una bala puesta en la recámara, lista para disparar. Además dentro de las instalaciones leprosas se secuestraron dos vainas 9 milímetros y una ojiva (plomo) calibre 22”.
Insultos contra Lamberto
Unos minutos después se hizo presente el ministro de Seguridad Raúl Lamberto, quien fue blanco de insultos y reclamos por parte de los hinchas de Newell’s. Mientras tanto, en el norte de Rosario, en Arroyito, el Gigante estaba repleto de “canallas”, que esperaban que se disputara el partido, pero trascendió por los medios que el “amistoso” se había suspendido.
Lamberto informó que no se iba a disputar el encuentro. Hoy a la mañana explicó que él fue quien comunicó esa decisión, pero que “estaban dadas las condiciones para que se jugara” el clásico, pero que los dirigentes de Newell’s tenían “una visión diferente”.
El funcionario advirtió que “en el estadio de Central estaban dadas las condiciones para que se disputara el partido”. “Hubo un hecho en el estadio de Newell’s que determinó la visión diferente de los directivos rojinegros y que en esas condiciones no se iba a jugar. Plantee que se necesitaban dos equipos y lo comuniqué a las 18. No se podía esperar que siguiera entrando gente (a la cancha de Central) y por otro que los espectadores que estaban dentro del estadio se desayunaran a las 20 que no se iba a jugar”, aseguró Lamberto, y contradijo al presidente de Newell’s Guillermo Lorente, quien había señalado que la decisión la había tomado el titular de la cartera de Seguridad.
Lorente salió a rechazar la versión del funcionario. “Si Lamberto dijo que él no suspendió el partido, está mintiendo. Lo conozco, lo aprecio, es un amigo desde hace 40 años, pero está mintiendo”, resaltó.
“Yo no entro en polémicas; soy responsable de lo que digo”, respondió Lamberto, y endilgó a las autoridades del club del parque Independencia haber dejado abierto las instalaciones de Newell’s. “Si alguien consideraba que no estaban dadas las condiciones, lo tiene que decir previamente pensando en sus realidades internas y sus condiciones. No quiero descalificar, me parece que el clásico se va a jugar el día que ambos clubes asuman la responsabilidad, aún sabiendo que estos partidos no tienen el consenso de todos y no todos piensan y valoran igual”, agregó.