Las heladas que se precipitaron sobre nuestra región, casi durante una semana, en la ola polar que sacudió a todo el país, generaron distintas consecuencias en Coronda y zona en los cultivos de frutilla.
Se espera un análisis final para determinar el promedio de daño en las tierras cultivadas con esta típica fruta corondina. Estamos en la época de la “primicia”. Algunos productores tuvieron poco daño a priori pero uno en particular sufrió pérdidas por un 70%.
Las heladas que se precipitaron sobre nuestra región, casi durante una semana, en la ola polar que sacudió a todo el país, generaron distintas consecuencias en Coronda y zona en los cultivos de frutilla.
Más aun teniendo en cuenta que entre junio y julio aparece la denominada “primicia”, que es la primera fruta que se comercializa en la temporada en los distintos mercados de venta en fresco y que históricamente son los que más ganancias han brindado al sector.
En los controles en territorio que fueron ordenados desde la Subsecretaría de Producción de la Municipalidad de Coronda, a cargo de la Lic. María Belén Sierra, se han encontrado daños de diversa consideración y distintas superficies de acuerdo a varios factores. Perjuicios que fueron desde casi nada de efecto negativo, pasando en líneas generales por un 10%, hasta un 70% que soportó justamente una de las familias pioneras de la producción: los García, cuyas quintas están al suroeste del casco urbano corondino.
“Aunque la tecnología avanzó y permite ciertos niveles de protección, las heladas de esta magnitud siguen siendo devastadoras. Tenemos mucha tecnología que nos ha ayudado a protegerla, pero contra la naturaleza no se puede ir” reconoció en medios de prensa Floreal García, lo que indudablemente establece un perjuicio tremendo, teniendo en cuenta que el resto de la campaña serviría para recuperar lo perdido, siempre que esto sea posible y que no haya otro fenómeno meteorológico más, teniendo en cuenta que en octubre de 2023, como si fuera poco, toda la zona soportó una histórica caída de granizo que dañó 176 hectáreas total o parcialmente.
El término de “impredecible” también fue utilizado por Sierra: “Este tipo de heladas, de esta magnitud, es una situación impredecible y más que eso, imparable. Por más que tapen con los microtúneles, se daña la floración, con macrotúneles no tanto”.
En concreto, el daño en promedio en Coronda todavía no es calculable, pero en los próximos quince días se verán las secuelas de las cinco noches-madrugadas con temperaturas bajo cero. Por el momento no se puede establecer una zona de desastre o emergencia agropecuaria.
Entre otros detalles, de acuerdo con lo chequeado en los cultivos en un primer recorrido por la Ing. Agr. Sofía Chasco, “en términos concretos, se verá con las flores dañadas, la planta en sí es muy resistente al frío, se usan coberturas como el micro y el macrotúnel, no se dañaría la planta pero sí las flores” para lo cual habrá que hacer recuentos de flores por plantas a campo para proyectar el perjuicio final real.
“Dentro de todo, los cultivos están bien y enteros, pero hay floración quemada” y en cuanto a las frutas “las que tengan variedades más precoces, tendrán más daños al tener más flores, y la variedad San Andreas, más precoz, que está en cosecha, entonces la fruta que venía madurando, se daña su tejido, se quema y se pierde” prosigue el informe preliminar.
“El primer daño no se ve” indica el chequeo así que “habrá como 15 días para que terminen de aparecer los perjuicios, más con temperaturas de 2 grados bajo cero o peor aún”.
Las consecuencias finales se verán campo por campo, dependiendo del nylon usado, si era más nuevo o más viejo o usado, la variedad de fruta, si era más precoz o no, si las plantas fueron puestas tempranas o tardías, si las variedades florecen más hacia afuera, hacia arriba o más hacia abajo, si utilizaron microtúneles solamente, o macrotúneles, son realmente muchas las variables para un resultado final.
De todos modos, el daño existió, en estos días la frutilla en los mercados escaseó y si bien depende de la oferta-demanda, los precios podían subir, siendo un producto comestible pero no de primera necesidad, pero con un consumo siempre en ascenso.