Martes 1.9.2020
/Última actualización 15:26
Frente a un semestre marcado por la pandemia a causa del coronavirus, desde el comercio santafesino hubo sensaciones disímiles tanto en rubros como en diferentes regiones. Los pueblos, en general, pudieron restablecer más rápido sus niveles de facturación, mientras que en las ciudades medianas o grandes llevó un tiempo más largo.
El punto de coincidencia es que el año venía malo en cuanto a ventas, pero la pandemia caló más hondo en las economías regionales. No obstante, aún quedan muchos rubros privados vinculados al comercio y la prestación de servicios -fundamentalmente- que no tienen fecha a la vista de reapertura de sus actividades.
El Litoral dialogó con dirigentes del sector que abarcan diferentes zonas de la provincia. Uno es Jorge Chiabrando, presidente del Centro Comercial, Industrial y de la Producción de Sunchales. Es vicepresidente regional de la Federación de Centros Comerciales de la Provincia (Fececo) -Región Noroeste-, que involucra a centros comerciales de los departamentos 9 de Julio, San Cristóbal y parte de Castellanos.
"Indudablemente, no solo el semestre sino el año será malo, esto exclusivamente como consecuencia de la pandemia que estamos viviendo. Ya con el diario del lunes, habiendo pasado varios meses desde el inicio de la misma y con conocimiento de varias situaciones que se han vivido en el país y el mundo, debemos decir que nuestra zona todavía sigue siendo privilegiadas, porque en general en esta región la actividad se vio resentida los primeros 50 días y luego se fue normalizando. El hecho de que en esta región se dependa muchísimo del agro, sea carne, leche o granos, hace que los comercios en general hayan vuelto a una nueva normalidad con niveles de facturación no tan malos. Pero siempre salvando honrosas excepciones, porque hay rubros que no han podido arrancar. Obviamente turismo y hotelería están muy mal, es así, y van a cerrar un año pésimo. En Sunchales hay dos agencia de turismo privadas, mientras que comestibles, productos e insumos de campo hay un montón, entonces uno habla en términos generales y con mucho respeto de aquellos sectores que aún no están pudiendo trabajar.
- Por suerte la zona ha podido volver rápido al ruedo para, de a poco, ir recuperando los niveles de facturación...
- Estas localidades que integran esta Región Noroeste de la federación, en algunos casos son absorbidas por otras ciudades más grandes. Por ejemplo, mucha gente de Sunchales consume en Rafaela y en Buenos Aires, porque nuestras empresas madre de Sunchales generaban un movimiento muy importante hacia la Capital Federal, diría que alrededor de 300 por semana. Y lo que ha hecho esta pandemia, viendo el vaso medio lleno, es favorecer el consumo interno nuevamente. Entonces todo tiene dos caras. Desgraciadamente el país y el mundo sigue enfrentando la pandemia y hay determinados sectores o políticas de Estado que no acompañan, pero en definitiva lo que ha generado esta situación es desnudar las enormes dificultades estructurales que tenemos en el país.
- Otros dirigentes apuntan a que una de las falencias por parte del gobierno central estuvo en el otorgamiento de las líneas de crédito para sostener los negocios que no podían abrir sus puertas. ¿Esto ocurrió así en su región?
- Estamos en un país en el cual la situación de cada comercio o prestador de servicio es disímil. Nosotros nos hemos encontrado con casos de personas que no podían acceder a un crédito y resulta que no calificaban en ningún banco. Hay un problema, pero que es estructural, que viene incluso antes de la pandemia, pero que se ha desnudado ahora. Sí sé que hubo una gran cantidad de empresas que, estando en condiciones, han recibido el dinero por parte del Estado para abonar los salarios. Respecto del crédito a tasa cero, hay un grupo de comercios pequeños que lo ha recibido, al menos de esta región, que lógicamente lo tienen que devolver, pero es a tasa cero y es una ayuda. Es decir, hay que ponerse en los botines de quien le toca administrar esta pandemia también en el tema económico. El argentino en general, así como los piamonteses de esta zona, somos propensos a quejarnos un poco más, y lo digo sin ningún tipo de bandería política. Lo mismo ocurre con cualquier presidente comunal o intendente en esta época, porque no es fácil estar en esos cargos durante una situación así. Entonces los dirigentes debemos tratar de transmitir calma, seriedad, no desesperación, planteando los casos puntuales y graves que tenemos en cada localidad para que vayamos juntos a ver cómo lo resolvemos y, en la mayoría de los casos, se han podido resolver los inconvenientes.
- ¿En términos de fuentes de trabajo se han registrado pérdidas?
- Muy poco por suerte, ya que apenas se han cerrado algunos comercios del rubro gastronómico en la zona. En determinados casos ya había una decisión de cerrar y la pandemia aceleró ese proceso. Pero también se están abriendo nuevos emprendimientos en Sunchales. En resumen, y hablando siempre en términos generales de esta región de la provincia, las quejas y los reclamos son los mismos de antes de la pandemia: presión tributaria elevada, algo histórico; hay poca soga para tirar en la parte impositiva, lo cual nos duele desde siempre, porque hay que laburar mucho al 10 de cada meses para cubrir solo la parte impositiva. Sin embargo, la afectación de ventas durante estos meses en una región como la nuestra se ha visto en sectores puntuales, como bares y restaurantes; algunos comercios de ropa que no tuvieron consumo de temporada; ni hablar de eventos, turismo y hotelería, que lamentablemente no se sabe hasta cuándo estarán sin poder trabajar normalmente. Desde las cámaras insistimos en que se acerquen, sea asociado o no porque tomamos la determinación de atender a todos, para ponernos a disposición de gestionar lo que se necesite.
José Luis Frana es integrante de la Comisión de Comercio del Centro Comercial e Industrial de Rafaela y la Región (CCIRR). Es vicepresidente regional de la Federación de Centros Comerciales de la Provincia (Fececo) -Región Centro Oeste-, que involucra a centros comerciales de los departamentos Castellanos, Las Colonias, Belgrano y San Martín.
- ¿Qué tipo de balance pueden hacer en la región del primer semestre sobre el impacto de la pandemia en la actividad?
- El análisis en general es dispar, en términos de que, dependiendo de algunos rubros, que no han tenido la imposibilidad de parar, en ese caso se han podido manejar muy bien. Y dentro de los rubros que entraron en la dinámica de la cuarentena y que paulatinamente han ido retomando la actividad, están recuperando terreno y comenzando a trabajar en buena forma, como el sector agropecuario o algo del rubro hogar y electrodomésticos. Otros están más complicados y algunos, incluso, no han podido terminar de abrir. En todos los casos, hay una cierta anormalidad que alcanzar hasta los que están trabajando bien, porque hay cuestiones de suministros o de no poder movilizarse con total libertad, con lo cual hay algún tipo de problemática.
La situación es compleja y, de acuerdo a las mediciones que hemos hecho, las ventas no han podido recuperarse y están un 30% por debajo del año anterior, es decir, en la comparación interanual. De todos modos, el diagnóstico es difícil de poder generalizar porque esta es una zona muy agrícola ganadera, que en definitiva es un sector que se mantuvo bien. Quizás el dato más duro y difícil de digerir es que se ha registrado un promedio del 10% de pérdidas de puestos de trabajo. Esto en la parte comercial. No obstante, no hubo hasta ahora un cierre masivo de locales comerciales.
"Lo que ha fallado es la ayuda estatal"
Frana, integrante del Centro Comercial e Industrial de Rafaela y la Región (CCIRR), se refirió al acceso a los créditos que otorgó el gobierno nacional por la emergencia económica.
"Esa fue la gran falencia y el gran problema que remarco. Es lo que ha fallado: la ayuda no vino ni existió en la medida de la necesidad del comercio, que era recomponer capital de trabajo por los tiempos cerrados, no ir por un crédito bancario. Estábamos trabajando en un ambiente de orden comercial y capital de trabajo, y lo transformamos en una necesidad de llevar al ámbito financiero, donde la previsión para entregar ese crédito se mide con otros valores, que son los de la actividad comercial. Hay empresas que están trabajando y tienen capacidad de facturación, pero que quizás financiera y patrimonialmente no califican para una ayuda de este tipo. Sinceramente creo que la necesidad que hubiera tenido el sector habría sido más de subsidios que de préstamos, o algún tipo de cuestión blanda con posibilidades de devolución con la misma actividad a plazos extendidos. Y sobre lo que hubo (de créditos del gobierno), algunos pudieron tomarlo y otros no calificaron. Este tema representó también un debate en el seno de la institución que compartimos con la industria: que me vengan a ofrecer un crédito al 24%, pero no cerré y estoy funcionando... No es una mala tasa en función de la inflación. Ahora, con el negocio cerrado, sin saber siquiera si podré abrir, qué voy a poder vender y si lo voy a poder pagar, termina siendo un salvavidas de plomo. Para mí esa fue la gran falencia de este tiempo, y particularmente le recrimino al sector político por no saber la dinámica de cómo es el tema comercial.
- ¿Qué sectores son los más complicados hoy?
- Los rubros turismo y hotelería están en el subsuelo, lamentablemente. Y parte del ámbito de la gastronomía, si bien ha podido arrancar, lo ha hecho con limitaciones de espacio y con costos casi similares al equivalente de tener abierto su local al ciento por ciento (de ocupación) pero pudiendo trabajar al 50 por ciento. Más allá de que hubo algunos corrimientos impositivos, la carga de impuestos y servicios sigue siendo alta, por lo tanto esos sectores son los que peor la están pasando.