Escapando al frío y la calle: un refugio que brinda techo e invita a estudiar
En la época más fría del año los refugios asoman como espacios de contención para los personas menos favorecidas. El caso de El buen pastor, que brinda ayuda educativa y capacitación para aquellos que asisten.
Escapando al frío y la calle: un refugio que brinda techo e invita a estudiar
Atardecer de miércoles en Rosario. El viento sur y el cielo totalmente cubierto hacen que el frío sea más frío. El sol, el llamado poncho de los pobres, no asoma. Entonces la jornada del primer día de junio no es la más benigna para estar en la calle.
Son los meses con las temperaturas más bajas. Hasta que llegue agosto después del solsticio de invierno y el sol llegue más directo al hemisferio sur. El refugio El buen pastor de la parroquia del mismo nombre de calle Gálvez 777 está colmado. A las 18.15 entra uno de los alojados. Una mujer lo recibe y lo saluda por su nombre. Hoy es el cumpleaños de Matías Echavarría, el coordinador del espacio. Entonces hay torta y festejo.
El lugar es parte de la iglesia cercana al estadio de Central Córdoba. Tiene un patio interno en donde los huéspedes pueden comer, tomar mate, ver televisión, socializar. Este martes, además de la pequeña celebración por el cumple de Matías, se pudo ver la goleada histórica de Argentina a Italia en Wembley.
Refugio "El buen pastor" en Rosario. Foto: Gentileza
El alojamiento cuenta con nueve habitaciones con camas cucheta. Todos no son derechos para los que están allí. También hay obligaciones. Deben firmar un acta de compromiso de convivencia. Eso incluye buen comportamiento, no permanecer intoxicado (alcohol o drogas), lavar su propia ropa, las habitaciones y los baños que son compartidos.
Los que mantienen el espacio lo organizaron de manera integral. Que no sea sólo para cenar, ducharse y dormir. Es por eso que funciona como un lugar de aprendizaje en horario diurno. Fue abierto el 8 de diciembre de 2020. “No es solamente refugio -comenta Echavarría-. Durante la mañana está el centro de día. De 20 a 8 es refugio. Y de 9 a 18 es centro de día. Nuestra idea es que la persona que venga haga un proceso de vida. Empezar a pensar su proyecto de vida. Por eso tenemos el centro de día donde hay talleres de oficios, donde se trabaja el consumo problemático con profesionales, con psicológicos, psiquiatras, médicos, trabajadores sociales. Es atender a la persona en su integralidad, en todos los aspectos”.
Unos 50 hombres pueden alojarse aquí. Sólo se admite a varones mayores de 18 años. Desde su inauguración siempre estuvo lleno. Los días de cuarentena estricta por el covid-19 no resultaron fáciles en El buen pastor. “La pandemia fue brava porque nosotros compartimos mucho tiempo con los muchachos. Entonces tuvimos que hacer un protocolo interno. Tuvimos contagiados, tuvimos que dividir el espacio. Con el equipo nos fuimos organizando para poder atender esa situación. El equipo también se contagió, pero entre todos aportamos lo bueno que cada uno tiene y pudimos superarlo”, dice Matías.
La persona que no tiene hogar la mayoría de las veces no tiene ese problema solo. En muchas ocasiones no cuenta con ayuda familiar o de amigos y tampoco tiene un ingreso económico. Sobre esto, Echavarría explica: “A veces vienen porque circunstancialmente perdieron el laburo, no pudieron pagar más la pensión. La idea es que entren, paren la pelota, se estabilicen y después trabajarse ellos mismos. Ya sea para una salida laboral, para hacer un tratamiento de adicciones, para hacer capacitaciones”. En esta parroquia se cuenta con un aula para que adultos mayores terminen la secundaria en el EEMPA Papa Francisco. Algunos de los que se alojan en el refugio finalizan por estos días los estudios secundarios en este instituto. “Hay varios chicos a los que les falta la primaria y están haciendo la primaria para adultos en otro espacio. La idea es que hagan procesos de vida. No solamente asistirlos, sino que ellos sean protagonistas de esos procesos”, enfatiza Matías. “Generalmente el que llega tiene detonados todos los vínculos sociales y familiares -amplía-. Es un invisible para la sociedad. O es una persona crónica en situación de calle o ha perdido, por motivos que cada cual puede saber, relación con su familia, ha perdido su trabajo. La gran mayoría de los que ahora están viviendo en el refugio han sido gente crónica en situación de calle. Hay algunos casos que son de poco tiempo, de meses o semanas, pero también la situación socio-económica a veces juega en contra. Los alquileres, el tema de las changas”.
Refugio "El buen pastor" en Rosario. Foto: Gentileza
Hay casos exitosos de personas que después de transitar por el hogar de Gálvez al 700 pudieron volver al circuito laboral. El coordinador afirma: “Hemos tenido a profesionales en situación de calle. Ha llegado un enfermero en situación de calle el año pasado. Se había quedado sin trabajo. Estuvo seis meses en el refugio hasta que pudo volver a hacer su currículum, conseguir un trabajo, cubrir guardias por vacaciones. Hasta que empezó a mover la rueda y volvió al sistema de salud. Actualmente trabaja en un sanatorio, paga su pensión, pasa a saludar, trae facturas. Es muy agradecido”. Echavarría estima que de los 300 hombres que pasaron por el lugar unos 20 han tenido una reinserción social o laboral. “Hay muchos que han conseguido trabajo en panificadoras, en obras en construcción”, agrega. “Queda ese sentido de pertenencia. Cuando se van, algunos dicen: ‘Me siento extraño cuando estoy en la pensión solo’ porque acá son 50 y todos charlan, toman mate, juegan al ping pong. Cuando se van a vivir solos, el silencio a veces no está bueno. Es muy gratificante cuando una persona logra su autonomía habitacional, su autonomía económica. Es muy bueno para él y también es un ejemplo para los demás de que se puede salir”.
Cuentan con gente para ayudar ad honorem en las tareas de mantenimiento del hogar, aunque precisarían nocheros, personas que se queden en el horario nocturno. “Gracias a Dios siempre estamos bendecidos porque hay muchos voluntarios que vienen y cocinan a la noche. Vienen matrimonios, desde que inauguramos el refugio lo vienen sosteniendo. A veces necesitamos voluntarios que se queden a la noche”.