Esperanza, el picaflor hembra que una familia de Coronda está cuidando
A mitad de enero este pajarito sufrió un accidente al parecer producto de una tormenta. Un joven la encontró y su tía se la llevó a Miguel Angulo, conocido por su especial amor por los pájaros. Y no se equivocaron.
Esperanza, el picaflor hembra que una familia de Coronda está cuidando
El amor por los animales no tiene límites. Miguel Angulo es un corondino que siempre ha reflejado con sus fotografías la vida silvestre y la que en la ciudad es cruzada por cantidad de pájaros sobre los que sólo conocemos su canto. Ha hecho exposiciones y sus imágenes han sido muy elogiadas de manera pública inclusive.
Ese predestino de ser una especie de Patriarca de los Pájaros –un personaje muy entrañable y sabio de García Ferré- le ha hecho una fama que hace que ante un hallazgo particular, sea fuente de consulta. Y así fue.
Un colibrí –en Argentina es más conocido como picaflor- es un verdadero milagro con alas. Capaz de aletear hasta 70 veces por segundo, con 1200 latidos por minuto, que debe comer cada 15 o 20 minutos para no perder energía y directamente no morir debido a su incesante metabolismo, debe mantener equilibrado su peso que no es mayor a los 5 gramos para que pueda estar en el aire suspendido en el mismo lugar, cosa que ninguna especie en la Tierra puede hacer, debe tener su cuerpo a 40 grados.
Dicho de otro modo, su autonomía es baja y su esfuerzo es hasta cruel para sobrevivir, lo que lo hace aún más admirable.
Además es un ave que inspiró hermosas leyendas, como la más conocida que es maya y que asegura que fue el último ser creado por los dioses, a todos les habían dado un objetivo en la vida pero a nadie le encargaron llevar los deseos y pensamientos de un lugar a otro sin que puedan ser atrapados. “Si te encuentras con esta ave es porque alguien seguro te manda buenos deseos y amor. Si te desean un bien, él te trae el deseo; aunque también puede advertirte de un mal deseo”. Así fue como nació el pajarito sin dudas más difícil de atrapar y hasta de poder ver en reposo.
Combinada con aquella, una leyenda guaraní refiere a que al morir, las almas se desprenden y se resguardan en una flor y son los colibríes los que las recogen para trasladarlas al Paraíso. De allí que decimos que al ver un picaflor es un espíritu de un familiar que te visita.
Como vemos, desde todos los ángulos el picaflor es un ave distinta. Por eso lo que Miguel hizo es poco usual. Él y su familia recibieron un picaflor de barbijo (heliomaster furcifer), hembra, y la bautizaron con el nombre de Esperanza, una especie de redundancia en busca de que sobreviva, porque realmente será muy difícil que esto ocurra.
“Un sobrino de una vecina de Coronda, Rita Zeballos, la encontró en la Ruta tirada, una mañana luego de una tormenta, no podía volar. La tuvieron como diez o quince días y vieron que no avanzaba, Rita se acordó que yo había largado un pichón el 15 de enero y entonces me la trajeron. Estaba muy débil, se sostenía con las alas. La alimenté con agua, azúcar e insectos, comió mucho el primer día que estuvo con nosotros y así se recuperó”, inició su entusiasta relato el proteccionista.
El pequeño picaflor hembra Esperanza. Crédito: Miguel Angulo
También con un toque de realidad, Angulo explicó que “va bien, hablé con representantes del Jardín de los Colibríes de Misiones, y en verdad ellos me aconsejaban la eutanasia porque duran dos o tres meses, no pueden volar, se le atrofian los músculos, se deprimen al estar encerrados, luego sufren infecciones y se mueren” y agregó que “yo la tengo desde el 28 de enero, no sabemos qué le pasó, la encontraron en la ruta, a mitad de enero, ya van casi dos meses y medio y está muy bien” e incluso “el muchacho de la ONG me dio una alimentación, agua sin hervir y sin cloro con azúcar, néctar colibrí que es un polvito con vitaminas, yema de huevo de codorniz. Pero eso no sirve mucho tiempo porque el polvo tiene colorante, esas cosas me las trae Rita porque se ofreció a ayudar en todo”.
Luego, sobre el tratamiento para el pájaro, el fotógrafo de la naturaleza dijo que “una amiga de Buenos Aires me trajo otro producto, que se le da, es un suplemento de vitaminas y proteínas para aves, pero se le da cinco días. Como ambas comidas no se pueden dar por mucho tiempo, le doy una a la mañana y otra a la tarde, o agua con azúcar. Ella está bien, está bien de ánimo, cortamos una botella de plástico por la mitad, pongo restos de frutas, hace mosquitas, ella se pone debajo de donde está sentada, las caza y le sirve de alimento y como distracción y mueve su cuerpo para todos lados dentro de su limitación”.
Tanto es el esmero que tienen por Esperanza, que algunos lo podrán ver como exagerado: “Comía con nosotros, desayunaba, la ponemos cerca cuando estamos en casa, la hago practicar vuelo, la subo y la bajo con un aparatito casero de alambre que hicimos. Vamos al campo, la llevamos, a la Costanera, y también la llevamos con nosotros. Además hay que evitar que la ataquen otros picaflores, son muy territoriales”.
Esperanza no podrá volver a volar porque se quebró un ala y soldó mal. Recordemos el puntilloso equilibrio de estas aves. Miguel y su gente hacen todo para que la pequeña siga con vida: “Mientras veamos que está bien y no sufra, intentaremos que esté a salvo y cuidada, estas aves son un milagro y valen todo el esfuerzo que podamos hacer”. Miguel, un verdadero Patriarca de los Pájaros.