Se celebra este viernes 17 de marzo el Día Internacional del Sueño, una fecha que nos llama a reflexionar acerca de nuestro descanso. Dormir bien y las horas que sean necesarias es fundamental para la salud. Es por eso que este año el lema propuesto fue justamente, "El sueño es esencial para la salud".
Desde hace un tiempo estamos sufriendo altas temperaturas como consecuencia de la ola de calor que está atravesando gran parte del país y eso afecta la calidad del descanso nocturno porque se pierde la regulación de la temperatura corporal y se alteran los mecanismos de mantenimiento del sueño, lo que provoca insomnio y trastornos para dormir.
Los especialistas destacaron la importancia de ventilar los ambientes, mantenerse hidratados y no consumir alcohol ni realizar comidas copiosas antes de dormir.
Mirá tambiénTiemblo cuando duermo, ¿qué me está pasando? Dormir es una parte fundamental del día a día ya que le ofrece al cuerpo y al cerebro tiempo para recuperarse. Según la Sociedad Española de Sueño (SES) dormir bien tiene una estrecha relación con la salud y la calidad de vida por lo que "cuando el sueño falla, la salud y la calidad de vida disminuyen".
La directora de la Asociación Argentina de Medicina del Sueño, Stella Valiensi, explicó: "Mientras dormimos hay un descenso de temperatura en la madrugada, y si el ambiente es demasiado caluroso vamos a tardar más tiempo en perder esa temperatura. Por eso estos días de calor mucha gente que no suele tener insomnio lo ha tenido, porque nuestro organismo no está acostumbrado a ese cambio de temperatura".
En este sentido, el ambiente donde se duerme "tiene que estar más bien fresco y ventilado, con una temperatura entre 20 a 25 grados", y para las mujeres menopáusicas, la especialista aconsejó el uso de ventiladores por encima del aire acondicionado para mantener una ventilación constante.
Qué consecuencias tiene dormir mal
El no dormir bien puede tener un impacto negativo sobre nuestra salud, a corto y a largo plazo. A corto plazo, el dormir mal el día anterior o en los últimos días, puede resultar en la disminución de nuestro tiempo de reacción y nuestra atención, afectar nuestro juicio, generar desmotivación y cambios en nuestro humor, y afectar nuestra relación con la gente que nos rodea. Se ha demostrado que el deterioro de las funciones cognitivas relacionado a la falta de descanso genera las mismas consecuencias en nuestra concentración que el producido por una alcoholemia de 0.05 g/d. Es por ello que es tan peligroso manejar con alcohol en la sangre como habiendo dormido mal en las últimas horas.
A largo plazo, la falta de sueño se relaciona con el desarrollo de obesidad, diabetes, distintos tipos de cáncer, enfermedades coronarias y trastornos cardiovasculares. Además, dormir mal puede debilitar el funcionamiento de nuestro sistema inmune y de esta forma podemos ser más susceptibles al desarrollo de infecciones. Asimismo, muchos trastornos del sueño se asocian con un mayor riesgo de sufrir deterioro cognitivo, convulsiones, accidentes cerebrovasculares y desarrollar demencia.
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El sueño saludable no se relaciona solamente con dormir las 7 u 8 horas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud para un adulto. También debemos prestar atención a cómo dormimos, es decir, a la calidad de nuestro descanso. Idealmente, los períodos de sueño deben ser continuos, sin fragmentaciones; es decir, no deberíamos despertarnos a lo largo de la noche.
Además, el sueño debe ser lo suficientemente profundo para que sea realmente reparador.
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