Domingo 15.8.2021
/Última actualización 18:09
Un hombre molestaba a comensales y terminó matando a cuchillazos a un policía que intervino. El astro del fútbol mundial muere joven, luego de una vida arruinada por las drogas. Un cantante termina baleado en medio de un encontronazo poco esclarecido mientras lucha contra sus adicciones. Podríamos mostrar muchos ejemplos más de casos que fueron rimbombantes por el contexto o por el sujeto involucrado, pero todos tienen un común denominador: la conducta y el sufrimiento emocional que no puede ser controlado debido algún factor u otro. El tratamiento mediático y popular pone en evidencia una falencia que es también estructural: la respuesta pública brindada a la salud mental.
Para desandar sobre temas que muchas veces son ignorados o evitados, El Litoral consultó al Dr. Enrique De Rosa Alabaster, reconocido especialista en neurología, psiquiatría, medicina legal, psicoterapia cognitivo-conductual y sexología. Repasamos las consultas más frecuentes o difíciles que puede hacerse una persona sobre cuestiones que muchas veces cuesta hablar, para saber cómo proceder en cada caso y vivir a pleno nuestras experiencias.
-¿Cuál es la diferencia entre un cuadro de estrés o depresión y un malestar pasajero por una situación disgustante?
-El estrés es una respuesta, normal en principio, de una situación de crisis. El estrés patológico es cuando ese estado es mucho mayor en cantidad respecto del estímulo del que uno tiene que defenderse y, por ende, incide en el organismo. Por ejemplo: para una situación de peligro que necesito salir corriendo, genero una tensión muscular para poder hacerlo y eso me genera contracturas. Cuando aparecen contracturas crónicas ya sería otra cosa. La depresión es algo completamente distinto: es una inhibición de comportamiento, pensamiento, capacidades cognitivas y emocionales. Hay que saber diferenciar entre situaciones patológicas o emociones normales. No es lo mismo una situación de malestar, ansiedad, temor o tristeza frente a una incapacidad de resolver funcionalmente esas situaciones.
-¿Cuáles pueden ser las principales señales para darnos cuenta de que algo nos está afectando por demás?
-Hay diversas señales que pueden darse. Normalmente hay indicadores vinculados a reacciones físicas como somatización, hipertensión, indigestión o emocionales, como un estado de tensión y pensamiento continuo. Lo mismo puede representarse con una hiperactividad o estímulos que nos llevan a comportarnos y funcionar mal.
-¿Cómo debemos proceder al notar comportamientos extraños o atípicos en un familiar, amigo o conocido?
-Como en cualquier otra área, hay que recomendar asistir a un especialista para buscar ayuda. Hay un tabú en nuestro medio, porque – por ejemplo – funcionan bastante disociados los psicólogos de los psiquiatras con la especialidad médica; es decir: en ninguna otra área uno va a una consulta por un tema de salud a ningún lugar que no sea con algún médico. Y en esto hay mucho temor a ir de un especialista, quizá tengamos que cambiarle el nombre de “psiquiatra” y ponerle el de “especialista en comportamiento y emociones”. La idea es realizar una evaluación completa, porque muchos cuadros clínicos generan y son consecuencia de cuadros psicológicos, psiquiátricos, emocionales, etc. por otro.
Gentileza Dr. Enrique De Rosa Alabaster, especialistaDr. Enrique De Rosa Alabaster - Foto : Gentileza
-¿Asistir a un psiquiatra o psicólogo, en estos casos, debe ser sí o sí voluntario para destrabar el nudo del problema?
-Si es voluntario o no, depende. Si se puede explicar a la persona, hay que mencionarle las consecuencias que tiene esto: costos físicos, económicos y emocionales enormes. Hay cantidad enorme de personas que durante muchos años han ignorado su situación y luego no pueden creer el dinero o las situaciones que han perdido. Si la persona no puede aceptar, siempre la vía es la legal. Por ejemplo, en los casos de Chano y Maradona – que debatimos como casos bizantinos - se trata de personas que no se les puede pedir que esté en condiciones de decidir sobre nada, porque son casos de adictos graves.
-¿Con qué expectativa se debe concurrir a un profesional? ¿Esperando una solución mágica o buscando herramientas para afrontar la coyuntura sin sufrir?
-Será una respuesta técnica y científica. Un especialista va evaluar todo (Porque uno no puede quedarse con la típica historia de “¿Qué le pasó con el padre?” y nada más, porque deja de lado una gran cantidad de cuestiones importantísimas) y descartar que haya otro factores que incidan en esa enfermedad como causa, consecuencia o como mantenimiento. Explico: uno puede tener una pésima alimentación, generar un cuadro hormonal como obesidad o hipotiroideos, y también un serio inconveniente psicológico. Finalmente, si hay puramente cuestiones de índole psicológicas hay que buscar estratégicas. En estos casos hay que olvidarnos de grandes dilemas, porque en realidad no tienen solución y mucho menos tienen solución los problemas del pasado, aunque estos sí sirven para saber cómo se estructuró uno en su forma de pensar y accionar. Con ello, pensar cómo elaborar esas estrategias que – quizá no sean perfectas – pero sí más funcionales con nuestro propio organismo.
-¿Qué debe hacer una persona que observa a un familiar por el que teme suicidio por la aparición de distintas señales, como cartas o comentarios alusivos? ¿El que lo dice, no lo hace?
-Es una emergencia médica y hay que pedir ayuda profesional. No hay que ignorar los clichés de avisos o caer en la vulgaridad de que son mitos y que el que lo dice, no lo hace. Para graficarlo: una persona que camina por una cornisa, se puede patinar y caer pero en realidad no quiere matarse. Lo mismo pasa con el caso de los que amenazan con suicidarse, es un sujeto con una conducta de riesgo que puede llevar a acciones más graves, pero que ya está en una situación compleja. Hay que olvidarse de intentar convencer a la persona de cambiar su situación, ya sea entendiendo su problema o no y siendo, o no, una situación de riesgo inminente. En algún punto la pregunta debería ser: “¿Qué hago si alguien se está desangrando en casa?” Es simple: llamás al 911.
-¿Se comunica y define bien al suicidio socialmente?
- No. Terriblemente muy mal. Se está trabajando mucho en el mundo para marcar las normas éticas y colectivas para el manejo de situaciones de suicidios. Por otro lado, no hay que pensar en el suicidio únicamente como la última instancia, sino también en las instancias de aquellas personas que tienen comportamientos autos agresivos crónicos como el alcoholismo, las drogas y demás.
-¿En Argentina se afronta con buen nivel jurídico e institucional la salud mental? ¿Qué cree usted menester para mejorar la estructura de reacción ante las situaciones que se plantean a diario?
-Tampoco. Hay que apelar de una vez a la inter-disciplina, porque es una sola cosa con múltiples aristas: médicas, sociales, psicológicas, jurídicas, de seguridad y toneladas de cuestiones que deben ser comprendidas como un todo. La “Nueva Ley de Salud Mental 2010”, al separarlos, caen en el absurdo en que uno se quede en cuestiones poco profundas. Por ejemplo, en los casos mediatizados termina pasando eso, porque se discrimina al sujeto por su profesión o cuestión más visible. Lo que uno propone es tomar el tema en su conjunto, diferenciar el nivel de riesgo para la persona para abordar cada punto del caso de manera focalizada. Vuelvo a otro ejemplo médico concreto: a una persona que tiene dolor de pecho e hipertensión, se la interna, se le hacen enzimas, un electrocardiograma y se le pone una guardia médica que la tenga permanentemente en observación. No se la manda a la casa con una pastilla. A veces pasa, pero ese es el ejemplo de mala medicina y en lo nuestro pasa lo mismo: hay que tener un abordaje múltiple, que proteja a la persona, se evalúe el grado de riesgo y recién después se elabora una estrategia.
Vale el espacio para recordar que, en Argentina, una alternativa pública nacional para una primera respuesta es “Hablemos de todo”, donde podrás obtener información referida a dudas sobre Géneros y Sexualidad, Bullying, Consumos Problemáticos, Trastornos de la Conducta Alimentaria, Violencias de Géneros, Prevención del Suicidio, Acoso Laboral y Grooming. Sólo debés enviar un email a contacto@hablemosdetodo.gob.ar.
En caso de una urgencia referida a salud mental; temor a una desgracia o ante la aparición de las primeras señales inquietantes, se sugiere siempre acercarse al centro médico más cercano para recibir atención primaria y/o asesoramiento sobre los profesionales a visitar o recomendar.