Por Dr. Hugo Valderrama
Por Dr. Hugo Valderrama
Médico neurólogo. Máster en Neurociencias (Mat. 5010)
Una opresión alrededor de la cabeza y a veces sobre el cuello, como si unas manos apretaran toda la zona por horas, días o meses. Es un dolor de leve a moderado, pero muy molesto. Permite trabajar si usted logra concentrarse, aunque al final de la jornada se intensifica y agota. Si padece de estos síntomas, es probable que sufra de “cefalea tensional”.
Frente a situaciones que generen ansiedad o angustia, nuestras redes neuronales más primitivas liberan sustancias que nos preparan para atacar físicamente la amenaza, aún cuando ésta no sea una posibilidad real o la peor medida a tomar. Los músculos que se encuentran unidos al cráneo, la columna y la mandíbula se tensan primero entre otros.
La contractura permanente, sumado a un aumento en la sensibilidad de la zona, provocan esa sensación de compresión externa. La “tensión psíquica” causante y la “tensión muscular” resultante, son partes del proceso investigado hasta el momento.
Antes de pasar a nociones básicas de tratamiento, debe usted saber que existen muchos tipos de cefalea (el término médico usado para los dolores de cabeza), con distintos orígenes y síntomas, por lo tanto, con tratamientos específicos distintos. La cefalea tensional es la más frecuente: ocho de cada diez personas la sufren en algún momento de su vida. Le siguen la cefalea tipo migraña y la cefalea en racimos, a las cuales dedicaré otro columna.
Pero para que conozca rasgos que las diferencian, la migraña tiende a doler en una mitad de la cabeza de manera severa; se acompaña muchas veces de náuseas o vómitos y mayor malestar frente a la luz y sonidos intensos.
Tenga en cuenta que puede padecer de más de un tipo de cefalea y que, frente a un dolor que se presenta por primera vez muy intenso, debe consultar inmediatamente a un servicio médico para descartar causas graves.
Para evaluar el tratamiento indicado, primero el médico neurólogo diagnosticará qué tipo de cefalea padece. Los tratamientos para las cefaleas pueden ser “no farmacológicos” y farmacológicos. A su vez, los farmacológicos pueden ser abortivos, para intentar disminuir el dolor en el momento, o preventivos, para intentar disminuir cantidad de eventos e intensidad. Siempre que sea factible, se debe iniciar primero el tratamiento que no involucra medicación y, en aquellos casos donde es insuficiente, se suma la medicación, pero sin abandonar las primeras medidas.
Todos los fármacos tiene efectos adversos, y no por ser el indicado para la afección será siempre efectivo. Están sujetos a los avances farmacológicos del momento histórico y a las individualidades de la persona a tratar. El médico realizará el seguimiento evolutivo para observar si el medicamento esta disminuyendo la intensidad o frecuencia de la cefalea, como así también evaluar si existe la posibilidad de tratamiento con otro fármaco cuando esto no sucede.
Las medidas generales no farmacológicas para la cefalea tensional involucran adquirir y mantener hábitos, que modifican niveles de neurotransmisores presentes en la ansiedad. A continuación, se mencionan algunos.
Ejercicio físico aeróbico: todos los días, pero con los minutos necesarios para consumir más oxígeno que el habitual alcanza. Pueden ser 15 minutos de movimiento, pero varía mucho según el entrenamiento que va adquiriendo la persona. Bailar enérgicamente, nadar, aquaerobic, trotar, bicicleta fija, son algunos de los ejemplos.
Realizar actividades que desvíen la atención de los factores estresantes: participar de reuniones sociales saludables, o realizar técnicas de meditación, caminatas, arte, música, lectura, cine, etcétera.
“Higiene” del sueño: un adulto debe dormir entre 7 u 8 horas en horarios regulares. Evitar cafeína, alcohol y tabaco cuatro horas antes de acostarse. La habitación debe estar sin luz y es recomendable no usarla para trabajar.
Terapia psicológica: puede ayudar a tomar conciencia de pensamientos imprecisos, analizar situaciones exigentes con mayor claridad y responder a ellas de forma más efectiva.
El tratamiento farmacológico con analgésicos como ibuprofeno fracasa en la mayoría de los pacientes con cefalea tensional, principalmente cuando se hace habitual y se cronifica. Para el tratamiento preventivo, el fármaco más utilizado es la amitriptilina —entre otros—, un antidepresivo que a bajas dosis puede llegar a aportar mejoría. Por ello, las medidas no farmacológicas basados en los hábitos saludables de vida antes nombrados siguen siendo la base para el tratamiento.