Salud mental y emocional: qué es y cómo reconocerla, según la psicología
Son trastornos que se encuentran altamente invisibilizados y con un importante estigma social. Quienes no están bien emocionalmente tienen problemas para hacer frente o adaptarse a las situaciones y demandas ambientales.
Salud mental y emocional: qué es y cómo reconocerla, según la psicología
El 10 de octubre se celebró a nivel internacional el Día Mundial de la Salud Mental, una problemática que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se duplicó en los últimos 30 años en el mundo. Además, este 13 de octubre es el Día del Psicólogo/a.
"La salud mental, más allá de un equilibrio emocional, implica un bienestar general del sujeto, en todas las áreas de la vida -social, laboral-. Por eso es importante empezar a equiparar la salud mental con la salud física. Al ser humano se lo tiene que ver de forma integral, porque no existe una salud física separada de una salud emocional. Somos un ser integrado; por ende la salud emocional es tan importante como la salud física", destacó la psicóloga Carla Korol.
Dentro de los padecimientos psíquico-emocionales que más se ven en estos tiempos figuran, según la profesional, los siguientes: ansiedad, depresión y problemas de personalidad. Pero también se presentan trastornos como la esquizofrenia, el TOC, el trastorno bipolar y las fobias. Muchas veces estos padecimientos llevan a que haya un abuso de sustancias.
Resulta importante hablar de los problemas de salud mental, dado que se encuentran altamente invisibilizados e incluso conllevan un importante estigma social. "El tema es reconocer que uno necesita ayuda, empezar a poner en palabras lo que le pasa. Romper esa barrera que a veces nos aísla y no nos permite admitir que tenemos un problema. En la mayoría de los casos no lo hacemos porque tenemos miedo que el otro nos tilde de exagerado, de muy sensible", focalizó Korol.
El no poder compartir los problemas se termina trasluciendo, en algunos casos, en intentos de suicidio o suicidios consumados. "Las cifras son realmente alarmantes, son muy altas en personas con una ansiedad diagnosticada que llegan a psicoterapia y necesitan farmacología, o que vienen a la consulta con un trastorno de depresión muy profunda. Eso porque no han llegado a tiempo para pedir ayuda", explicó la psicóloga.
"Es importante -continuó- que se comprenda que no hay absolutamente nada de malo en pedir ayuda o en ir a psicoterapia, en hablar de los problemas mentales o emocionales que nos están sucediendo, en reconocer que no tenemos una vida perfecta, algo que por ahí nos muestran mucho las redes sociales y lo absorbemos todo el tiempo".
Puede ser qué se esté padeciendo un problema de salud emocional y no se lo reconozca como tal. Detectarlo a tiempo es importante para evitar que la situación pase a mayores. La profesional sostuvo que "se debe prestar atención a cosas sencillas que nos pasan todos los días y las dejamos pasar", como por ejemplo:
No sentirme a gusto conmigo mismo, ni en el lugar en el que estoy y tampoco haciendo las cosas que habitualmente hacía, porque no las estoy disfrutando.
No estoy pudiendo conciliar el sueño o estoy durmiendo más de lo debido.
No como bien o como más de lo que habitualmente comía.
No me estoy hallando en actividades que antes me resultaban placenteras.
Me empiezo a hacer preguntas sobre la vida como: qué soy, qué estoy haciendo acá, cuál es mi misión en la vida.
No le encuentro sentido a nada y estoy triste sin un motivo aparente.
"Todas esas cuestiones que de repente uno no entiende por qué le están pasando. En lugar de preguntarme 'por qué', me debo preguntar 'para qué' me está pasando, qué me quieren decir. Es un llamado de atención y es importante entender que la salud emocional es tan relevante como la salud física".
La profesional recomendó realizar cualquier actividad que resulte placentera. No tiene que ser obligatoria (ejercicio, pintar, leer, etc). También se puede pasar tiempo con los afectos. Hacer algo que se disfrute, encontrar eso que apasiona.
Por último, Carla Korol expresó que, según su experiencia, la función del psicólogo es un lugar de acompañamiento hasta que la persona sana. La terapia es para cada paciente única e individual. No se puede adaptar una terapia igual para todos, porque cada persona es diferente y con una historia diferente. Eso implica un desafío diario para los profesionales.