El cine argentino perdió este jueves a uno de sus grandes referentes con el fallecimiento de Manuel Antín, un director y guionista cuya huella en el séptimo arte es imborrable. Con una carrera que abarcó más de cinco décadas, Antín no solo dejó una impronta profunda con sus películas, sino que también fue un mentor inigualable para generaciones de cineastas y un pilar en la creación de la Universidad del Cine.
Un retrato de realidades y emociones
Manuel Antín supo capturar con maestría la esencia de la sociedad argentina en sus obras, explorando con sensibilidad y profundidad los matices de realidades y emociones.
Sus películas, como "La cifra impar" (1962) y "El jardín de las delicias" (1970), no solo reflejan una perspectiva única sobre la vida argentina, sino que también presentan un estilo narrativo y visual que ha influido en el desarrollo del cine nacional.
Fundador de Sueños Cinematográficos
Además de su contribución artística, Antín fue fundamental en la formación de nuevas generaciones de cineastas a través de la Universidad del Cine, institución que cofundó. Su visión de un cine comprometido y educativo ha dejado un legado perdurable en la formación de futuros talentos, quienes siguen inspirándose en sus enseñanzas y en su pasión por el arte.
Desde la Asociación Argentina de Actores extendieron un “abrazo solidario a sus seres queridos en este momento de duelo”. “Manuel Antín vivirá en cada uno de sus filmes y en cada artista que tuvo el privilegio de aprender de él. Su legado continúa iluminando el camino del cine argentino y del arte en general”, dijeron en un comunicado.