El chofer Andrés Pasero (34) estuvo desaparecido durante 48 horas la semana pasada. Se perdió todo rastro de él poco después de que cruzó a Chile con un cargamento de arroz.
El chofer mendocino estuvo dos días desaparecidos en Santiago de Chile. Se investigada como un posible caso de piratas del asfalto.
El chofer Andrés Pasero (34) estuvo desaparecido durante 48 horas la semana pasada. Se perdió todo rastro de él poco después de que cruzó a Chile con un cargamento de arroz.
Dejó de responder los llamados a su teléfono. El camión semirremolque perdió la señal y dejó de ser visto en el radar de monitoreo.
A las 48 horas, el camionero apareció caminando al costado de una ruta en Rancagua, a 90 kilómetros del sitio donde dice que lo asaltaron.
Pasero lleva 8 meses trabajando para la empresa de trasportes Rodríguez Peña, de Guaymallén, Gran Mendoza.
El domingo 6 de octubre emprendió el viaje desde la sede de la empresa en Mendoza, por la ruta 7 de alta montaña, hasta la Aduana chilena de Los Libertadores.
Llevaba un cargamento de arroz a granel que provenía de Corrientes y que iba a la empresa Carrozzi, en la comuna de San Bernardo, en la capital chilena.
El lunes por la mañana, después de terminar el trámite de Aduanas, Pasero llevó su camión a un estacionamiento en la comuna de Los Andes, primera ciudad después de la frontera,
Allí pasó la noche para esperar el turno para descargar la mercadería el martes por la mañana.
"Entrando por el sur a Santiago, en la avenida Velázquez, detuve el camión porque estaba descompuesto. Me bajé a un costado de la ruta y veo que una camioneta blanca se acerca. Venían dos hombres y uno de ellos me apuntó con un arma", relató el camionero a Carabineros, la policía chilena.
Pasero contó que los asaltantes lo obligaron a subirse al camión y conducir, mientras seguían apuntándolo. Sospecha que colocaron algo para inhibir la señal satelital.
Le ordenaron avanzar hacia el sur de Santiago. En un momento lo hicieron detener y lo llevaron a una pequeña habitación.
Su familia y sus compañeros de trabajo iniciarion un pedido de búsqueda a través de las redes sociales, cuando perdieron todo contacto con el chofer, quien reside en Guaymallén junto a su esposa y tres hijos.
"Atención, intentamos comunicarnos con el chofer de este camión, con semi marca Maldonado con lona azul. No me contesta el teléfono y me dejó de reportar el satelital en la zona de Santiago de Chile. Por si alguno lo ve por favor avisar”, posteo el dueño de la empresa de camiones.
Al mismo tiempo, el apoderado legal en Chile de la empresa mendocina hizo la denuncia en Carabineros. A medida que pasaban las horas, crecía la angustia y el desconcierto.
Se activó el grupo de Whatsapp llamado "Robo de Camiones en Chile", que integran transportistas de Argentina, Brasil y Paraguay por los constantes robos que tienen las cargas. Nadie había visto el camión.
El miércoles por la tarde, cuando habilitaron el paso Cristo Rendentor - Los Libertadores (estuvo cerrado dos días por nevadas) el dueño de la empresa viajó a Santiago.
Recorrió la ruta que debía hacer el chofer y no lo encontró, tampoco estaba el camión. El jueves por la mañana, una llamada telefónica a la policía chilena daba cuenta de que había aparecido un argentino que decía haber sido secuestrado.
Se trataba de Pasero, quien estaba en la ciudad de Rancagua, a 90 kilómetros de donde fue visto por última vez.
El chofer caminó hasta una panadería y pidió ayuda. Contó que el jueves a la mañana, entre las 7.30 y las 8 lo sacaron de la pieza, lo metieron en una camioneta, y le dijeron: "Caminá para adelante, no mires para atrás".
Después de caminar cerca de una hora, pide ayuda en una panadería. Estaba perdido, angustiado, pero no tenía heridas a la vista.
En su declaración a las autoridades transadinas, el chofer dijo que esos dos días que estuvo secuestrado le dieron de comer arroz blanco y agua. Y que no tenía baño, le dejaron un recipiente en el piso que usó para sus necesidades fisiológicas.
Sobre los secuestradores, contó que eran venezolanos y que se peleaban entre ellos porque "aparentemente se habían equivocado de cargamento y no sabían qué hacer con el arroz".
La carga de 28 mil kilos de arroz, estaba valuada en 23 mil dólares. Un botín mucho más modesto que una carga de aceite comestible o carne, que cuadruplica ese valor.
Luego de ser asistido por un carabinero y acercarse a una comisaría, el hombre finalmente pudo contactarse con su familia y la compañía para la que trabaja. Regresó el viernes a Mendoza.