Germán De los Santos
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El plan era matar al juez de Instrucción Nº 4 de Rosario, Juan Carlos Vienna, y al fiscal de Cámara, Guillermo Camporini. Lo tramaban dos presos: un policía llamado Germán Almirón, integrante de la División Judicial, detenido en la Jefatura de la Unidad Regional II, y un convicto llamado César Arón Treves, alias Ojudo, quien está procesado por el homicidio de un joven que fue acribillado de cuatro balazos, en una playa de estacionamiento en Maipú al 800, en pleno centro de Rosario.
Ambos contaban con teléfonos celulares en sus respectivos lugares de detención, algo que sabían en la Justicia Federal. Pero lo permitieron porque pretendían escuchar las conversaciones de Almirón, que está sospechado de mantener vínculos muy aceitados con la banda de Reina Isabel Quevedo, una mujer de 56 años que fue detenida con 80 kilos de cocaína, junto con otras siete personas, en Metán y Rosario, en un operativo antidrogas de la Policía Federal. “Reina Isa” o “Vieja Chela”, como aparece en las escuchas, traía a Rosario cocaína de máxima pureza del norte argentino, una droga que provenía de Perú y de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. En Rosario y Funes esa droga se “estiraba” en laboratorios clandestinos, que manejaba Julio César Feldkircher.
Pero Almirón no estaba preso por narcotráfico, sino por facilitar el 15 de enero pasado la fuga de Juan Domingo Ramírez, un supuesto sicario de la banda de los Monos, que escapó de la Jefatura policial nueve horas después de ser detenido cuando iba a visitar a su padre en el barrio de la Carne, en la zona sur de Rosario. De acuerdo a la versión policial, Ramírez huyó tras zafar de las esposas, golpear a sus custodios y salir del predio por uno de los paredones laterales. Almirón va a ser procesado la semana próxima por el Juzgado de Instrucción Nº 11, a cargo de Alejandra Rodenas, por favorecer la huida del sicario de los Monos, que era informante de la División Judicial, la brigada donde se desempeñaba Almirón.
Esa área de la Policía está cuestionada por su actuación en procedimientos dudosos, como la inspección que hicieron en enero pasado a la casa de Luis Medina un empresario ligado al narcotráfico asesinado el 29 de diciembre junto con su novia en un country sin orden de allanamiento. Pero esa brigada también fue la que aportó un caudal importante de información al juez Vienna en el marco del expediente 913/12, que tiene a la Banda de los Monos como principales protagonistas de una trama narcocriminal que comenzó a ser investigada a partir del asesinato de Martín Fantasma Paz el 8 de septiembre de 2012.
Según fuentes de la Justicia, en grabaciones telefónicas recientes que se habrían concretado entre lunes y martes está registrado que Almirón habló desde el penal de la Jefatura policial con César Arón Treves, preso en la cárcel de Coronda por el homicidio de Gustavo Serra, que fue acribillado de cuatro balazos el 24 de noviembre de 2012 en una cochera en Maipú al 800. Treves también está imputado en otra causa por drogas. Casi un mes después de matar a Serra lo atraparon en San Martín y Circunvalación, en Villa Gobernador Gálvez. Circulaba un auto con dos kilos de pasta base y unos 20 litros de acetona, materia prima y precursor químico para la fabricación de cocaína.
Treves, quien declaró en la causa de los Monos, que investiga Vienna, le pidió a Almirón que le consiguiera la dirección del domicilio del juez. “Yo me encargo del salchicha”, prometió. Y el policía de la División Judicial le contestó: “Hay que matar a un juez o a un fiscal para que esto no pase más. Nunca mataron a un juez. Nunca les pasó nada. Y hoy son los dueños del poder”. En ese tramo de la conversación se hace alusión a un fiscal al que apodan “bocón”, que sería Guillermo Camporini, al que también dicen que van a eliminar. Pero Camporini no actuó en ninguna de las causas en la que están involucrados estos dos convictos. Se hace mención a este funcionario judicial por su participación en los medios de comunicación. Ha aparecido en varios informes de televisión de canales de Buenos Aires analizando el impacto del narcotráfico en Rosario.
Treves le explicó a Almirón, según la grabación, que a él lo “traicionaron”. “Me dijeron que si pasaba información sobre los Monos me iban a largar. Y me mintieron”, agregó el hombre que está detenido por un homicidio que está en otro juzgado, a cargo de Roxana Bernardelli. Y señalaron que “hay que arreglar con Salvador”, que sería un funcionario político del gobierno.
Otras fuentes judiciales afirmaron que en las escuchas, los dos presos hablan de asesinar al juez Vienna y a su hermano Marcelo, que está a cargo de la Fiscalía NN de los tribunales de Rosario, durante un encuentro de motos (el hobby que tienen ambos) al que iban a concurrir en Santiago del Estero.
Tras detectar el contenido de las escuchas, el juez federal Vera Barros giró el contenido de las conversaciones al fiscal general Julio De Olazábal. En el escrito el magistrado del fuero federal le advirtió al funcionario del Ministerio Público de la Acusación que “en el contenido de las conversaciones telefónicas es posible inferir un plan para atentar contra jueces y fiscales, siendo el ideólogo de este plan el abonado intervenido”. Ese celular interceptado es el que pertenece al policía Germán Almirón.
Hipótesis
Más allá de la pesquisa sobre el plan para matar a Vienna y a Camporini, en la Procuración de la Corte Suprema adelantaron a El Litoral que se van a investigar algunos puntos de las conversaciones telefónicas entre los dos presos en las que se hace alusión a un supuesto tráfico de influencias en la Justicia provincial. Y en la que aparece también un nombre al que se vincula al poder político.
En esa línea también se apunta a que estas desgrabaciones dejan algunas dudas y no descartan que se trate de una interna dentro de la fuerza entre narcopolicías. “Desde el asesinato de Luis Medina, el 29 de diciembre hasta ahora, han ocurrido algunas cosas muy extrañas dentro de la Justicia y de un sector de la Policía”, consideró un alto funcionario del Poder Judicial.
Complejo escenario
Esta trama sale a la luz en un clima enrarecido por la violencia en Santa Fe, donde tras el ataque a balazos contra la casa del gobernador Antonio Bonfatti, el 11 de octubre pasado, le siguió una serie de amenazas contra las máximas autoridades de Seguridad de Santa Fe, Raúl Lamberto y Matías Drivet, quienes la semana pasada denunciaron intimidaciones que llegaron a sus teléfonos, con datos muy puntuales de la vida personal y de los autos oficiales que utilizan a diario.
Luego de que trascendieran estas nuevas intimidaciones desde el gobierno provincial decidieron reforzar la seguridad de jueces y fiscales que investigan causas vinculadas al universo de la violencia narco. Vienna ya fue amenazado en dos oportunidades, cuando se inició la investigación contra el grupo liderado por la familia Cantero.