En una nueva audiencia en el juicio por el homicidio de Ariel Castelló, las partes presentaron sus alegatos finales. Los fiscales Cristina Ferraro y Gonzalo Iglesias sostuvieron la calificación legal propuesta: homicidio doblemente agravado por criminis causa y por empleo de arma de fuego, y robo agravado por uso de arma de fuego en grado de tentativa, todo ello en concurso real entre sí. La defensa de Martín Ezequiel Martínez, a cargo de Héctor y Agustín Tallarico, argumentó que la calificación elegida por la fiscalía no se sostiene, ya que el imputado disparó “por accidente, no estuvo premeditado”.
Además de coincidir con lo expuesto por la acusación, los abogados querellantes Agustín Roubineau y Federico Lombardi realizaron especial hincapié en los “daños irreparables” que sufrieron sus representadas, la madre y la esposa de Castelló. “Anabella tuvo que irse a vivir a Paraná con sus hijos, porque no puede soportar hacerlo en la ciudad” en donde asesinaron a su esposo. Al finalizar, destacaron la “voluntad solidaria y altruista de Ariel, que decidió colaborar sin miramientos” ante una situación en la que la mayoría de las personas “no habrían intervenido por miedo”. El hombre intentó detener a un motochorro que pretendía darse a la fuga luego de un robo frustrado, quien le disparó en el abdomen y provocó su muerte.
El tribunal presidido por el Juez Pablo Busaniche, está integrado también por los jueces Nicolás Falkenberg y Sergio Carraro. Ellos serán quienes resolverán, y el martes 5 a las 11 de la mañana se podrá oír la sentencia.
Ariel Castelló fue asesinado de un disparo en el abdomen, el domingo de Pascuas del 1° de abril del año pasado, cuando en medio de una reunión familiar que se celebraba en su casa de barrio Roma -Juan Díaz de Solís al 2500-, salió junto a su cuñado a auxiliar a una mujer embarazada de 8 meses a la que acababan de robarle la mochila y una cartera.
El asaltante intentaba dar arranque a su moto cuando fue derribado por Castelló, su cuñado y la pareja de la joven embarazada. En el intento por reducirlo, ninguno de los tres reparó en que el muchacho estaba armado. En el forcejeo, Martínez tomó el arma de la cintura y ejecutó a la víctima a corta distancia.
Castelló, un arquitecto de 42 años y padre de familia, fue trasladado en estado desesperante al hospital Cullen, donde falleció momentos después a causa de la gravedad del disparo.