Una intervención policial de rutina tuvo una impensada y dolorosa derivación.
Una intervención policial de rutina tuvo una impensada y dolorosa derivación.
Todo ocurrió durante la mañana del viernes en barrio San Lorenzo, más precisamente en pasaje Cervantes al 3800 (zona de pasillos) donde los uniformados decidieron chequear a un individuo que se encontraba deambulando sin motivo, en clara violación de la cuarentena obligatoria.
Sin embargo al momento del cacheo comenzaron las sorpresas. El sujeto en cuestión (un muchacho de 27 años) llevaba consigo una escopeta “tumbera”, calibre 28 con un cartucho del mismo calibre en su interior y un revólver calibre 38, con carga completa.
Pero las novedades no terminaron allí. Porque al momento de precisar su identidad se supo que el involucrado es un tal A. Paredes, hermano de quien fuera el matador del policía Damián Martinet.
El sábado 6 de abril de 2013, a las nueve y media de la noche, el cabo Martinet de 28 años y su compañero se dirigían a atender un conflicto familiar en pasaje Cervantes al 3900. En el camino se toparon con una moto que les impedía seguir adelante con el patrullero y bajaron para retirarla.
Según se supo luego habría sido en ese momento que se suscitó un tiroteo y los policías quedaron en el medio de un fuego cruzado que por desgracia terminó con la vida del servidor público.
La bala ingresó por la axila y afectó gravemente órganos vitales. El cabo estaba trabajando en una zona de sumo riesgo y por eso llevaba puesto un chaleco antibalas, pero la bala se coló increíblemente por debajo de uno de sus brazos.