A 20 años de la muerte de Natalia Fraticelli, el abogado que defendió a su padre, el ex juez de Rufino Carlos Fraticelli que estuvo detenido seis años junto a su esposa y madre de la adolescente hasta que finalmente fueron absueltos, aseguró que el caso se construyó sobre “el impacto mediático” y ante el temor político de que ‘no se convirtiera en otro caso María Soledad‘.
El abogado Carlos Edwards aseguró a Télam que el caso de la muerte de la hija del entonces juez que conmocionó al país ‘tuvo un gran impacto, no tanto en las autoridades judiciales, sino fundamentalmente en las autoridades políticas de ese momento”.
“Incluso hubo declaraciones periodísticas de quien estaba en la gestión del entonces gobernador Carlos Reutemann, que no querían que se transformara en un caso María Soledad”, recordó Edwards, en relación al crimen de María Soledad Morales que, una década antes, provocó la intervención federal en Catamarca.
La tranquilidad de Rufino comenzó alterarse la mañana del 20 de mayo de 2000, cuando el rumor de la muerte de una adolescente de 15 que sufría un retraso madurativo e hija del juez Fraticelli con su esposa María Graciela Dieser, empezó a difundirse boca a boca al punto que decenas de periodistas de todo el país se congregaron en esa ciudad santafesina y durante meses se establecieron en la zona para cubrir la investigación del caso.
El matrimonio pasaría los próximos seis años presos con una condena a prisión perpetua por el homicidio calificado por el vínculo y por alevosía de su hija, que la Corte Suprema de Justicia de la Nación revocó en 2006 para que se celebrara un nuevo juicio, en el que resultaron absueltos.
Según la investigación, Natalia apareció muerta aquella mañana en la cama de su habitación, con la cabeza envuelta con una bolsa de nylon.
La Policía no encontró rastros de que alguien hubiera forzado las puertas o ingresado a la vivienda familiar, donde solo se hallaban sus padres.
El primer médico policial en analizar el cuerpo, Ulises Cardozo, informó que la víctima no tenía signos de violencia.
Mientras se barajaban diversas hipótesis y creían los rumores bajo la difusión mediática permanente, el perito judicial que realizó la autopsia de Natalia, Luis Pettinari, reveló un elemento esclarecedor: tenía roto el hueso hioides de su cuello, por lo que la justicia determinó que había sido estrangulada
El juez de Melincué a cargo del caso, Carlos Rizzo, ordenó la detención de los padres de Natalia y a los pocos días los procesó por el homicidio para finalmente condenarlos dos años más tarde.
La Cámara Penal de Venado Tuerto rechazó los planteos de la defensa y en junio de 2004 fue la Corte Suprema provincial ratificó la condena.
“Más que investigar cómo había muerto la niña, dijeron quién la mató”, dijo Edwards 20 años después, para agregar que “como no había ningún tercero, y los únicos que estaban en la casa eran los padres, el círculo de las hipótesis se cerró sobre ellos”.
Para el defensor de Fraticelli -su esposa designó otro abogado-, “después se le fue sumando la gran exposición que tuvieron el juez instructor y una de las integrantes de la Cámara Penal de Venado Tuerto, que desde el primer momento dijeron que los padres eran los autores”.
Los únicos que creían en su inocencia eran los defensores, que solicitaban medidas de prueba que permitieron determinar que Natalia había ingerido entre 22 y 28 pastillas de un antidepresivo prescrito a su abuela, que eran incompatibles con sus cuadros de epilepsia, y por lo tanto sostenían la hipótesis del suicidio.
El perito Pettinari diría años más tarde que la rotura del hueso del cuello de Natalia la provocó él por error, “que lo hizo cuando abrió el cadáver mal y lo rompió”, recordó Edwards.
En agosto de 2006, mientras Fraticelli y Dieser llevaban seis años detenidos, la Corte Suprema de Justicia de la Nación revocó la sentencia y ordenó que se revise el expediente.
El máximo tribunal consideró que no se habían respetado las garantías procesales y cuestionó el sistema penal inquisitivo y secreto que aún mantenía Santa Fe.
“Implicó el certificado de defunción del viejo sistema penal”, dijo Edwards sobre uno de los efectos del fallo de la Corte.
Ese mismo 2006, la Cámara de Venado Tuerto conformada por cinco conjueces absolvió a la pareja: dos votos dijeron que Natalia Fraticelli se había suicidado, dos avanzaron en la hipótesis del homicidio pero sin determinar cómo ni quién lo habría cometido.
El quinto voto no fue necesario porque se había formado mayoría, aunque nunca quedó del todo clara la razón de la muerte de la niña.
Los padres fueron absueltos, Fraticelli formó pareja con su acompañante terapéutica en la cárcel y en 2016 consiguió jubilarse como juez, cargo que no pudo volver a ejercer.
Fuertemente enemistada con su ex marido, Graciela Dieser se suicidó en 2012.
Edwards consideró finalmente que no quedó claro si fue un caso impune porque ‘hay dos jueces que dicen que hubo suicidio y otros dos que hablaron de un homicidio, pero respecto de Fraticelli no había nada que lo vinculara y respecto de la madre, de esos dos votos uno solo dijo que podría haber sido ella. Impunidad, si se quiere, hubo 50 por ciento sí y 50 por ciento no”.